LA COLUMNA DEL DÍA | Terrorismo nunca más
Creado el Lunes, 13 de Septiembre del 2021 12:57:36 pm | Modificado el 06/10/2021 01:38:42 pm

Aún recuerdo con claridad el sábado 12 de setiembre de 1992, en la tarde se había jugado un clásico del fútbol peruano con victoria crema en Matute y luego de escuchar el fútbol por la radio, reconfortado por el triunfo de la U, asistía a una amena fiesta de adolescentes en mi barrio en la urbanización de Buenos Aires, cuando todavía no se creaba el distrito de Nuevo Chimbote. Era usual, que, a esas reuniones, ya en horas de la noche, llegaran los padres de los invitados a continuar la celebración y sin ser familias de sangre, todos festejábamos y nos convertíamos en tíos, primos y sobrinos.
Fue entonces, cuando los padres de los invitados que se encontraban reunidos en un ambiente de la casa viendo la TV a la espera de imágenes de los goles del clásico, vieron una noticia flash que alborotó la reunión, la Dincote había capturado a Abimael Guzmán, el líder genocida de la organización terrorista Sendero Luminoso estaba detenido, parecía algo increíble en ese momento.
Recuerdo que nuestros padres gritaban alborozados la noticia transmitiendo una felicidad sin igual, las madres agradecían a Dios haber escuchado sus plegarias y los chicos, entre ellos yo, festejamos la noticia, inmediatamente los abrazos y sonrisas eran compartidos por todos. En poco rato, las casas del barrio se iluminaron y se escucharon aplausos, arengas y la fiesta se extendió por todos lados, Abimael finalmente había sido capturado.
En las semanas siguientes se discutió en el país sobre la posibilidad de condenarlo a muerte, nuestra legislación no contemplaba esa sanción y se respetó la vida del delincuente terrorista, finalmente un tribunal militar lo condenó a cadena perpetua, siendo anulada dicha sentencia y luego tribunales civiles lo sentenciaron a él y su cúpula a tres cadenas perpetuas.
El genocida Guzmán es responsable de casi 70 mil muertes según la Comisión de la Verdad (CVR), se declaraba marxista-leninista-maoísta y se consideraba a sí mismo como la cuarta espada del comunismo mundial, luego de Marx, Lenin y Mao. Ambicionaba capturar el poder para instalar la República Popular de la Nueva Democracia (sí, quería desaparecer hasta nombre del Perú y la bandera blanquirroja). Abimael, sería el líder del nuevo Estado comunista, y como admirador del maoísmo consideraba que “el poder nace del fusil”, y en su delirio sanguinario no dudó en ordenar la muerte de humildes campesinos, de mujeres embarazadas y hasta de niños, pero a machetazos para ahorrarse las balas, las que fatalmente dirigía contra autoridades políticas, principalmente del Apra y Acción Popular, así como a miles de inocentes que solo estuvieron en la hora y en el lugar equivocado. Su desprecio por la vida de los demás no tuvo límites.
Personalmente no considero que hayamos enfrentado un mal llamado conflicto armado interno (CAI), ese es un cuento que la izquierda caviar ha creado en este milenio, lo que pasó fue que durante dos décadas sufrimos el ataque demencial del terrorismo de Sendero Luminoso. Por ello, es pertinente dejar muy claro que, el sanguinario Guzmán no fue un romántico soñador, sino un ser tan despiadado como ambicioso y que su “revolución” giraba en torno a su megalomanía. Nos ha dejado como herencia al Movadef como expresión del llamado “recodo” en el camino que anunció cuando fue capturado, por eso hay que estar atentos y vigilantes, porque es su silenciosa creación.
Ha muerto custodiado por los que él llamo sus “enemigos”, pero con los que no dudó en tranzar para que le permitan convivir con su pareja la terrorista Elena Iparraguirre, firmando un “Acuerdo de Paz” con el infausto Vladimiro Montesinos en 1993, hasta que la vuelta a la democracia plena le quitó dicho privilegio. No murió entre balas como muchas de sus víctimas o sus fanatizados adeptos, sino custodiado por el sistema, sí por el mismo sistema que quiso destruir.
Abimael Guzmán ha muerto, que el pueblo peruano descanse en paz.
*Pablo Rioja Cueva es abogado especialista en derecho constitucional y administrativo, árbitro en contrataciones con el Estado y laboral. Tiene amplia experiencia en gestión pública y docencia universitaria. Fue regidor en la Municipalidad Provincial del Santa.
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