LA COLUMNA DEL DÍA | Tal vez alumbre la sombra
Creado el Lunes, 8 de Junio del 2020 01:41:37 am
Aquí donde no alumbra la luz, tal vez alumbre la sombra. Aquí en mi ciudad, donde hombres y mujeres se lavan las manos con frecuencia (ese gesto de profundas conexiones psicológicas y antropológicas), hay quienes lo hacen para evadir culpas y responsabilidades, para quitar el cuerpo de errores y omisiones, de desidias, negligencias y sentimientos oscuros. Aquí donde no alumbra la luz, lavarse las manos nos salva (pero también nos condena); nos ayuda a sobrevivir y a protegernos, si es un hábito colectivo; nos destruye si es un acto individual y no reflexionado, un signo de dejar ir el pasado y rozarnos los codos, la nueva forma de decir adiós.
Aquí donde no alumbra la luz, la respuesta cultural a la pandemia no existe; el desconocimiento del tamaño, composición y características del sector en la ciudad, así lo han determinado; la falta de voluntad política ha sumado muchísimo; la debilidad de un sector desorganizado y sin presupuesto, históricamente desunido y desatendido, abandonado a su cuenta y riesgo, han terminado de anularlo y hacerlo más vulnerable que nunca. Aquí donde no alumbra la luz, la gente está cansada de promesas y falacias, de declaraciones insulsas: “Que ya viene la revolución cultural, que el arte es componente esencial de una educación integral para el desarrollo del ser humano, que mi compromiso es con el desarrollo de las políticas culturales…” La población consciente y la gente de cultura de Chimbote necesitan acción, rescatar y preservar las artes que son parte del tejido vital de nuestras comunidades; no necesitan palmaditas en el hombro o palabras de falsa esperanza ante el futuro incierto, mucho menos en los tiempos que hoy vivimos.
Las cifras que miden el impacto de la emergencia en el sector cultura, generan la sensación de que no hay luz al final del camino. ¿Cuántos saben que la abrumadora mayoría de trabajadores culturales son independientes, que las actividades que realizan son su principal fuente de ingreso y que éstas -al haber sido canceladas- impiden que los artistas puedan pagar sus gastos fijos y operativos?, ¿cuántos funcionarios del sector saben que artistas y gestores culturales son personas naturales sin negocio, que no están afiliados a sistema de salud o de jubilación alguno, que se han visto obligados a reprogramarlo todo, a simplemente cancelarlo o a cambiar de rubro para siempre? Aquí, donde no hay luz que alumbre, sólo es posible ver la precariedad del sector más importante y olvidado que existe, la desigualdad que consume a quienes están dedicados a lo más valioso e intangible que pueda haber. ¿Por qué el gobierno central, los municipios y la instancia regional no impulsan un plan de emergencia y reactivación de la cultura?, ¿por qué no hacerlo si los únicos afectados no sólo son los trabajadores culturales, sino toda la población del puerto que pierde la hermosa posibilidad de tejer sus vidas con la imaginación y la experiencia inolvidable que nos dan los libros y las manifestaciones de cultura?
Una página escrita siempre hará más que mil decretos supremos y acuerdos de concejo. “Sólo a través del arte podemos emerger de nosotros mismos y saber lo que otros ven. (Proust). El problema es -en el fondo- cultural y nos negamos a verlo. Sin educación y sin arte jamás entenderemos que no hay bien más importante que la salud y la vida, y que una existencia sin cultura nos impedirá reconocernos en el pasado, en el presente, soñar y luchar por una vida digna en el futuro. Tal vez alumbre la sombra en Chimbote, en algún momento de la historia; seguramente ya no lo verán mis ojos, tampoco los de mis niños. La cultura es el camino, nos hemos cansado de gritarlo, tres meses de encierro y una vida en lo mismo.
* Augusto Rubio Acosta es poeta, narrador, periodista y gestor cultural
Ilustración: http://rimhoff.blogspot.com/