LA COLUMNA DEL DÍA | Mucho ruido y pocas nueces
Creado el Lunes, 6 de Septiembre del 2021 09:07:44 am | Modificado el 06/10/2021 01:38:39 pm

El gobierno del profesor Castillo se ha enredado en una serie de decisiones y nombramientos polémicos que sólo han servido para dejar en evidencia su improvisación e incapacidad.
La injustificable permanencia de Iver Maraví al frente del ministerio de trabajo es una burla a los héroes de la PNP y las FFAA que lucharon contra el terrorismo y constituye una muestra de desprecio a la memoria de las cerca de treinta mil víctimas de la insania del marxismo-leninismo en el Perú, a causa de la variante maoísta de Sendero Luminoso o la variante castrista-guevarista del MRTA. Asumir que, un simpatizante de organizaciones terroristas se puede reivindicar a tal punto de formar parte del Poder Ejecutivo de un Estado que antes consideraba como enemigo, sería tan absurdo, como volver a confiarles cargos públicos a los miembros del siniestro grupo “Colina” responsables de las muertes de los desaparecidos de Santa y La Cantuta.
La conducta del premier Guido Bellido también perjudica al gobierno, pues su actitud burlona y despectiva respecto a aquellos que piensan diferente colisiona con los principios de tolerancia y respeto que exige la democracia. La acusación de la congresista Chirinos es delicada y debe ser investigada seriamente en el Congreso de la República, no obstante, es evidente que Bellido es un misógino y homofóbico que con cinismo ahora niega lo que hasta hace poco decía en medios de comunicación y redes sociales. Ante los cuestionamientos, muy hábilmente se escuda en la “victimización” por una supuesta marginación de los “poderes fácticos” a su origen provinciano y andino, para intentar justificar sus dislates y excesos verbales.
Sin embargo, lo más preocupante es la actuación del presidente Castillo, quien es precisamente el que ha nombrado a Bellido, Maraví y varios otros impresentables como ministros, y que hasta el momento sólo demuestran que no tienen la menor idea de qué hacer al frente de cada ministerio. Entonces, Castillo es el principal responsable de lo que sucede, sea porque se trata de una decisión propia o por ceder ante una inexplicable influencia del inefable Vladimir Cerrón.
La absurda premisa de que debemos darle tiempo a los nuevos ministros y funcionarios para que aprendan, no tiene ningún asidero, porque al Estado se ingresa a servir, por ello se exige un conocimiento mínimo de la gestión pública que garantice un manejo solvente de los recursos públicos. En consecuencia, tenemos el derecho de exigirle a los servidores públicos no sólo honestidad, sino también eficiencia desde el primer día que acceden a un cargo público.
Las esporádicas apariciones del presidente Castillo nos dejan la sensación que el mandatario aun no asume la dimensión de su rol, pues sus discursos suenan a candidato en campaña y su crítica al poder olvida que ahora él es el poder, y de hecho uno de los hombres más poderosos del país.
Pedro Castillo propuso un cambio radical al statu quo político, sin embargo, hasta el momento ha repetido uno de los peores yerros de sus antecesores, que es nombrar a funcionarios incapaces o improvisados, que son amparados por partidarismo o amiguismo, y ha sesgado a su gobierno de un solo color político. Mientras tanto, la economía ya empieza a ser un problema que afecta el bolsillo de todos, sin que el gobierno transmita claridad en sus decisiones, ni propicie estabilidad, muy por el contrario, existe un ruidoso desorden que proviene del presidente y su entorno político, perjudicando a todos, en especial a los que menos tienen y más necesitan de un Estado eficiente.
*Pablo Rioja Cueva es abogado especialista en derecho constitucional y administrativo, árbitro en contrataciones con el Estado y laboral. Tiene amplia experiencia en gestión pública y docencia universitaria. Fue regidor en la Municipalidad Provincial del Santa.
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