LA COLUMNA DEL DÍA | La política como amistad
Creado el Jueves, 30 de Enero del 2025 01:01:01 am | Modificado el 30/01/2025 01:05:36 pm
Este nuevo orden tecnológico exige que los hombres dejan de sentirse hombres y se resignen a ser pobres egoístas asilados. Hannah Arendt escribía: “Lo que es enojosa en las teorías nuevas no es que sean falsas, sino que puedan llegar a ser verdaderas. Si es verdad que uno no es un egoísta por naturaleza, no es menos verdad que el adiestramiento jurídico y del mercado crean el contexto cultural ideal, que permite que el egoísmo sea la forma habitual del comportamiento humano”.
La sociedad se siente menos regida por instituciones políticas fundadas en el derecho y la moral que por las exigencias de competitividad, planificación y publicidad. Esta mentalidad no busca la mejor manera de vivir. Es el mercado que monopoliza el derecho de enseñar a los hombres lo que pueden saber y lo que pueden hacer o no hacer. Puesto que no existe conciencia o intención del bien, los policías trabajan horas extras, los jueces viven con estrés por el cúmulo de expedientes y todos los colegios necesitan psicólogos para atender el buylling. El temor de una condena queda como único sentimiento de integración social. ¿Lo temible de coacción y sanción es suficiente para fundar un Estado?
“La mejor manera de instaurar una política verdaderamente humana es fomentar un sentido interior de la justicia, del amor y del servicio al bien común, y robustecer las convicciones fundamentales sobre la verdadera naturaleza de la comunidad política, así como sobre el fin, ejercicio y límites de la autoridad publica. La comunidad pública nace para buscar el bien común.” (Benedicto XVI).
Un filósofo de la antigüedad, Aristóteles, y filósofos actuales como Honneth y Goma, señalan la política como amistad.
Aristóteles dice que no hay necesidad de justicia cuando hay amistad, pero el plantea tres requisitos para la amistad: deseo recíproco del bien del otro, voluntad de hacer el bien y manifestación de los sentimientos. Los criterios de placer y utilidad no aseguran una amistad porque dependen de la duración de los intereses. El egoísta busca su interés material. La amistad de los malos acaba por ser una amistad perversa, porque comunica tan solo las malas acciones por hacer hombres corruptos, asemejándose los unos a los otros. La amistad es para los que practican las virtudes. El dice: “parece que la amistad se da entre los más justos”. La amistad tiene un lugar preponderante en la sociedad porque promueve la concordia.
Goma opina que el ejercicio de la amistad, que enseña hábitos de una socialización no coercitiva, se nos parece ahora como la mejor escuela de una ciudadanía democrática. El mismo autor cita a Dante que colocó a Bruto en el círculo más bajo del infierno, no por haber asesinado a César, sino por su traición al amigo.
Honneth considera que la amistad actual que supera las fronteras de las clases sociales mucho más que antes, que hace caso omiso de las diferencias étnicas y que progresivamente, va perdiendo también la atadura a un lugar en común, entonces tal vez se pueda reconocer en ellas el fermento más elemental de toda la eticidad democrática.
*Padre Johan Leuridan, OP, doctor en Teología en la Universidad Urbaniana (Vaticano), personalidad meritoria de la Cultura del Ministerio de la Cultura, miembro honorario de la Academia de la Lengua, doctor honoris causa de la Universidad de San Marcos y autor del libro "El Sentido de las Dimensiones éticas de la Vida".