LA COLUMNA DEL DÍA | La filosofía del deber
Creado el Jueves, 4 de Mayo del 2023 01:01:01 am
No se puede definir quien es el ser humano a partir de Dios.
En primer lugar, antes de plantear el fundamento de la ética Kant había ya planteado previamente la pregunta para el fundamento del conocimiento teórico. El negó la posibilidad de conocer este fundamento porque una relación con Dios es imposible. Por lo tanto, Kant debería negar también la fundamentación de la ética como lo hizo para el conocimiento intelectual, pero él contesta sin ningún argumento que las obligaciones nos vienen impuestas. Kant dio inicio a la nueva moral republicana de la moralidad. La libertad, la conciencia del deber y la universalidad de las normas éticas son las claves de esta moral moderna que Kant propone. Kant introduce el concepto de “autonomía”. Dios no se relaciona con nuestra vida. Sin embargo, dentro de nosotros hay una experiencia de un hecho que es la conciencia, que nos da órdenes. Kant lo llama la conciencia del deber. Kant llama esta imposición el “imperativo categórico”. La vigencia de la razón práctica, o la libertad, no se puede demostrar o probar sino solamente debe ser aceptada; de lo contrario, las normas éticas se vuelven un sinsentido. No habrá ética. En otras palabras, Kant acepta una metafísica del conocimiento práctico lo que negó para el conocimiento teórico. Se trata de una fe en un principio cuyo valor universal y obligatoriedad, según Kant, no se puede discutir. Sin embargo, afirmar que las normas son universales no es explicación de su fundamento.
En segundo lugar, el problema se agrava cuando Kant separa radicalmente el conocimiento intelectual del conocimiento sensitivo por ser incompatibles. Kant quiere distinguir la razón práctica de la razón teórica. Por considerar que solo el conocimiento sensitivo tiene contacto con la realidad nuestro conocimiento se limite a una observación de los hechos y no nos da un saber acerca de ellos. La razón intelectual no tiene contacto con la realidad y por lo tanto ofrece solo formas o ideas que no tienen contenido. De allí se llama su pensamiento formalista. El imperativo universal no es consecuencia de una experiencia, sino que está definido por un principio universal que suena como sigue: “Obra de tal manera que trates siempre a la humanidad, en ti y en los otros, como un fin, nunca como un medio”. La norma ética es solo la forma. No se conoce el bien, el contenido. ¿Como podemos calificar como buenos o malos los fines sin argumentos o razones? No podemos implantar la justicia en la sociedad si no sabemos cual es la mejor manera de vivir. Las autoridades, a todo nivel, aprovechan para inventar normas. Aparte de formalista su ética es también autoritaria.
En tercer lugar, puesto que no hay conocimiento, la voluntad se presenta solo como criterio para la ética. Solo la voluntad puede dirigir los objetos y acciones hacia los fines correctos. No existe ningún objeto que sea bueno en sí o que sea capaz de promover lo ético porque todos expresan un interés. “Obra siempre de tal manera que la máxima de tu voluntad pueda valer como principio de legislación universal”. Por eso, Kant considera que el comportamiento ético tiene más valor cuando se realiza en contra de las emociones (lo contrario de Aristóteles) porque las emociones son intereses y para Kant la ética debe ser desinteresada.
Los grandes méritos de Kant son el aporte de la decisión personal de la ética y el carácter obligatorio de la ética. El complementó a Aristóteles afirmando que los valores son también deberes. Los deberes nos protegen contra el relativismo. Su teoría del deber sustenta los derechos humanos. El error de Kant está en no definir el bien y desconocer la importancia de la virtud de la prudencia o el conocimiento práctico, señalado por Aristóteles.
*Padre Johan Leuridan, OP, doctor en Teología en la Universidad Urbaniana (Vaticano), personalidad meritoria de la Cultura del Ministerio de la Cultura, miembro honorario de la Academia de la Lengua, doctor honoris causa de la Universidad de San Marcos y autor del libro "El Sentido de las Dimensiones éticas de la Vida".