LA COLUMNA DEL DÍA | Isla para dos
Creado el Lunes, 18 de Octubre del 2021 11:06:23 am | Modificado el 18/10/2021 11:15:32 am

La alianza política entre Pedro Castillo y Vladimir Cerrón enfrenta una crisis que es vista con beneplácito por algunos y preocupación por otros, independientemente de las simpatías o animadversiones que cada uno de estos políticos genera. Sin embargo, lo cierto es que desde el 28 de julio ambos dominan la escena política nacional y sus decisiones o indecisiones tienen incidencia directa en el destino del gobierno y del país.
El presidente Castillo es un político anodino y silente, que habla muy poco y cuando lo hace parece olvidar que la campaña terminó y dice frases potentes pero vacías del tipo “basta de pobres en un país rico”. El sentenciado Cerrón es un político megalómano que ha desparecido de la luz pública debido a las serias investigaciones que viene afrontando en la Fiscalía y que hasta podrían llevarlo a la cárcel, pero eso no impide que sea un tuitero empedernido y desde las redes sociales intenta marcar la pauta del gobierno. Sus perfiles tan diferentes parecieron complementarse muy bien durante la campaña electoral y a inicios del gobierno Cerrón aparecía como el verdadero poder detrás de la silla presidencial, pues la designación de sus operadores políticos en puestos claves y sus constantes mensaje en Twitter, así parecían confirmarlo.
Ahora, el estribillo de “Castillo y Cerrón un solo corazón” habría llegado a su fin con la designación del gabinete Vásquez, pero como toda ruptura, no es inmediata y menos aún automática, el detalle está que en medio de la discordia se encuentra el pueblo peruano esperando que la vacunación continúe a buen ritmo, la economía se reactive, el dólar siga bajando y en general podamos vivir sin enfrentamientos, ni polarización.
En este panorama, el presidente Castillo parece ensimismado y hace poco por proponer o implementar algún cambio sustancial en favor de las grandes mayorías del país, pues su gobierno viene siendo más de lo mismo, solo que muy sesgado a la izquierda, exhibiendo improvisación, realizando designaciones muy cuestionadas de ministros y funcionarios, con personajes vinculados a la corrupción en su entorno, sin transparencia en las contrataciones con el Estado y en las últimas semanas ha buscado un franco acercamiento con la burocracia “caviar” que ha gobernado desde Toledo hasta Sagasti y cada vez más a sus anchas, en síntesis, lo mismo pero con sombrero.
Es tal el nivel de improvisación en el gobierno, que las pocas iniciativas que promueven como la mal llamada “Segunda Reforma Agraria” son herencia de gestiones anteriores en el sector agricultura o como en el caso del Ministerio de Trabajo son alientos populistas que se escuchan muy bien, pero en la práctica sólo impulsarán un mayor empleo informal, pues ya han fracasado en décadas pasadas.
Castillo especialmente, pero Cerrón también, deben entender que el Perú no es una isla para dos, donde ellos son semidioses que pueden enfrascarse en cualquier disputa porque solo ellos se verán afectados, esa visión solo demostraría su inmadurez política e indiferencia hacia los reales problemas que afrontamos los ciudadanos de a pie todos los días.
Castillo debe encargarse de gobernar y debe hacerlo con los mejores cuadros técnicos y/o políticos, con una sobria apertura a todos los sectores del país, mientras que Cerrón debe entender que a él nadie lo eligió y debe limitarse a su partido, eso sería lo más saludable para el Perú.
*Pablo Rioja Cueva es abogado especialista en derecho constitucional y administrativo, árbitro en contrataciones con el Estado y laboral. Tiene amplia experiencia en gestión pública y docencia universitaria. Fue regidor en la Municipalidad Provincial del Santa.
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