LA COLUMNA DEL DÍA | Interactuar en el mundo digital al estilo del Buen Samaritano
Creado el Sábado, 3 de Junio del 2023 01:01:01 am
El documento fue publicado después de consultar a especialistas para saber cómo interactuar en las Redes Sociales. Ya no se puede negar que habitamos en medio de una nueva cultura al borde de la Inteligencia Artificial, donde las “autopistas digitales” nos piden estar cada vez más cerca de los seres humanos. Aunque, el documento no pretende ser una guía, pero si puede dar pautas para fomentar una cultura de amor al prójimo, al mismo estilo del Buena Samaritano (cfr. Lc 10, 28-37).
El documento pone el dedo en la herida, advierte el peligro de la infección y sugiere la curación más profunda. Su mensaje se concentra en la calidad cristiana de quienes crean contenidos digitales y hace una radiografía de los grandes peligros como el aislamiento, el lenguaje de odio, las polarizaciones; en suma, los testimonios cristianos deben pertenecer a una vida espiritual, comunitaria y reflexiva.
La reflexión pastoral se desarrolla en cuatro partes, a lo largo de sus 81 números va jalando de la ciencia y la fe, de la experiencia y del grito de personas solas en medio de familia y sociedades desestructuradas. Es una invitación a los comunicadores cristianos a analizar el sentido de sus medios de comunicación, de sus redes sociales, quizá nos encontremos con muchas sorpresas.
¿Cuáles son los principales puntos de reflexión?
- Las autopistas digitales también tienen trampas. Aprender a mirar desde la perspectiva del hombre que cayó en manos de los ladrones (cfr. Lc 10, 36)
El adelanto tecnológico acelerado en los últimos años nos ha transportado a una nueva cultura digital. Este planeta digital es habitado por muchos, pero conocido por pocos y dominado convenientemente por los pocos millonarios del mundo.
Tal como se plantean las redes sociales, sus normas y políticas han sobrepasado fronteras no solo geográficas sino también de valores humanos como: la vida comunitaria, la responsabilidad social, la intimidad y lo público.
La primera trampa en la que nos movemos es que Los individuos somos consumidores y mercancías a la vez; te personalizan la publicidad y también venden tus datos a las empresas que te venden. Es decir, no es gratuito, el tiempo y los bytes de datos son los que pagan.
La otra trampa es que nos vamos convirtiendo en “burbujas” gracias al algoritmo que va personalizando nuestras preferencias. Así los motores de búsqueda no son objetivos porque en la abundante información van reforzando nuestras creencias y corroborando nuestras ideas. ¿Cómo sacarle ventaja a ese agrupamiento de quienes piensan igual, a los “mismos”?
Estamos tan personalizados que vamos perdiendo la capacidad para relacionarnos, para compartir, para respetar a quien es diferente. Entonces, el peligro de la división, el extremismo, el individualismo; todo ello contrario a una “cultura del encuentro” que promueva la paz y la amista entre las personas diferentes.
En el sentido del Buen Samaritano, salimos de nuestro confort para enfrentar la “cultura digital del descarte”, superando la indiferencia, reconstruyendo la lógica de que somos comunidad.
¿cómo podemos cocrear experiencias en línea más saludables en las que las personas puedan participar en conversaciones y superar los desacuerdos con un espíritu de escucha recíproca? ¿Cómo podemos capacitar a las comunidades para que encuentren modos de superar las divisiones y de fomentar el diálogo y el respeto en las redes sociales? ¿Cómo podemos reconstruir el ambiente de Internet para que sea el lugar que puede y debe ser: un lugar de compartición, colaboración y pertenencia, basado en la confianza mutua?
- De la conciencia al verdadero encuentro. Aprender de quien tuvo compasión (cfr. Lc 10, 33).
Para un verdadero encuentro se necesita escuchar. El encuentro entre dos desconocidos, como el buen Samaritano y el herido, rompe la división social, el comportamiento hostil; la compasión favorece el encuentro, la escucha de la historia de la otra persona, a mirar más allá de nuestros comportamientos estancos y de nuestras burbujas.
La recomendación es clásica y eterna: buscar la verdad; dar espacio para escuchar a la familia, a cada ser humano. Muchos preocupados por llamar la atención no cuidan la verdad en su información. Y otros como autómatas están concentrados en mensajes veloces, sin mayor análisis, perdiéndose la oportunidad de conversar y reír en familia. Es importante apostar por el “silencio digital” temporal para “escuchar con los oídos del corazón”, no monitoreando la microdata, sino con la experiencia de la prximidad del ser humano.
3. Del encuentro a la comunidad. “Cuídalo” (cfr. Lc 10,35) – extender el proceso de sanación a los demás
Una comunidad se constituye del sentido de pertenencia, reciprocidad, solidaridad, en las diferentes esferas de la vida social. Esta comunidad necesita del “Cara a cara”, no es sustituible. Una comunidad viva come en la mesa, con los protocolos de respeto. Las redes sociales sirven para mostrar a una comunidad eclesial, para coordinar los encuentros, llegar a los enfermos, etc.
El problema no radica en la escasez de perfiles y de páginas web de cristianos, sino de la calidad cristiana de sus contenidos y comportamientos. Es decir, promover el sentido de comunidad incluye estar atento a los valores compartidos, las experiencias, las esperanzas, las penas, las alegrías, el humor e incluso las bromas: todo ello puede convertirse en punto de encuentro para las personas en los espacios digitales.
4. Un estilo característico. Ama… y vivirás (cfr. Lc 10, 27-28)
Lo que caracteriza a los contenidos de un cristiano es el amor. La creatividad del amor se testimonia en el qué y cómo compartimos los contenidos digitales. Es decir, sólo ‘comunicamos bien’ si ‘amamos bien’.
Pero el amor no es egoísta, entonces, el desarrollo comunitario implica un ser parte de una comunidad, donde las historias se hacen vida. Un mensaje es persuasivo en tanto es comunitario, no es autorreferencial, es la sinfonía de los hijos de Dios testimoniando su fe, su vida, sus objetivos, su camino, …
Esta comunidad necesita de testimonios vivos. En un mundo fragmentado las personas buscan guías morales y espirituales. Muchos siguen a los “influencers” (influentes). El escenario digital es una plaza, un lugar de encuentro, donde se puede acariciar o herir, tener una provechosa discusión o un linchamiento moral.
Los cristianos somos “micro influyentes” por ello debemos curar el mensaje que es principalmente la salvación de las personas. Esta responsabilidad aumenta en tanto aumentan los seguidores. Ante cada mensaje necesitamos responder de manera reflexiva, no reactiva. Si somos reactivos sembramos conflictos e indignación.
Los grandes “influencers” de la iglesia han sido testigos, dispuestos a sacrificar su propia vida, los mártires. Otro gran testimonio es María, se hace dócil al Espíritu y, se convirtió en la mujer más influyente de la historia. Es la respuesta de quien, por la gracia de la humildad, no se pone a sí mismo en primer plano, y de este modo facilita el encuentro con Cristo, que dijo: "Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón" (Mt 11, 29).
Siguiendo la lógica del Evangelio, todo lo que hemos de hacer es suscitar una pregunta para despertar la búsqueda de la respuesta. El resto es la obra escondida de Dios.
Javier Abanto Silva, es Licenciado en Teología Pastoral con especialidad en Comunicaciones (Colombia). Es magister en Investigación y Diseño Curricular (Perú). Estudió la Maestría en Periodismo y Comunicación Multimedia (Perú). Actualmente estudia Comunicación Institucional Especializada, fotografía y Marketing Digital (Italia).