LA COLUMNA DEL DÍA | El desarrollo del ser humano depende de su responsabilidad
Creado el Jueves, 15 de Junio del 2023 01:01:01 am
Se pierde el origen de la ética que está en la conciencia personal formada en base de valores.
El nuevo orden tecnológico exige que los seres humanos dejan de sentirse seres humanos y se resignen a ser pobres egoístas aislados. Hannah Arendt escribía: “Lo que es enojoso en las teorías nuevas no es que sean falsas, sino que puedan llegar a ser verdaderas. Si es verdad que el hombre no es un egoísta por naturaleza, no es menos verdad que el adiestramiento jurídico y del mercado crean el contexto cultural ideal, que permite que el egoísmo sea la forma habitual del comportamiento humano.” Por reducir el ser humano a producción y consumo, se pierde el valor de la persona en sí misma, su dignidad y también su solidaridad con los demás. Se prueba esta realidad de la violencia en los matrimonios, en los centros educativos, en los feminicidios y entre las personas. El verdadero humanismo no se limita a dominar el mundo material.
El filósofo, francés, Luc Ferry cuestiona el materialismo con la siguiente pregunta: “¿Para qué sirven nuestras protestas si están inscritas de toda eternidad en la realidad de la misma manera como las cosas a las cuales se oponen? Los materialistas niegan toda forma de transcendencia, sin darse cuenta que su afirmación por la infraestructura que explicaría todo es onto-teológica. El materialismo no puede presentar una moral. Con más razón la libertad transciende las ideologías y sobre todo la ideología marxista que algunos, por ignorancia, consideran ciencia. El materialismo es aceptable cuando todo funciona bien, pero cuando surgen enfermedades, guerras, accidentes etc. el materialista recurre a la libertad para ver como puede intervenir.
El materialista manifiesta que estamos determinados por la historia, pero al mismo tiempo nos invita a la emancipación y a la Revolución.
El hombre tiene la capacidad, la libertad, de superar la naturaleza y la historia. La libertad permite transcender al materialismo. También transciende la ciencia que se limita al entorno material. La persona es inteligente y libre. Tengo un espacio interior propio. Puedo reflexionar sobre mi mismo. Soy un ser espiritual y trasciendo lo material. La libertad es del orden espiritual. La persona se auto-determina. La persona es fuente de sus propios actos. Por la libertad una persona debe decidir sobre su propia realización de su vida económica y su relación con los demás. En la persona consciente la libertad se vuelve creativa. La sociedad civil, entendida como el conjunto de relaciones existe gracias a la creatividad de los ciudadanos: la familia, las asociaciones de tipo profesional, deportivo, cultural, social, económico, recreativo, científico y político. Es imposible promover la dignidad de la persona sin estas iniciativas de los individuos. El Estado no puede destruirlos o absolverlos en una burocracia en nombre de una pretendida igualdad. En situaciones excepcionales el Estado puede ejercer funciones de suplencia.
La sociedad no solamente debe distribuir bienes materiales sino también valores. Los deseos y las necesidades no son exclusivamente materiales. También existen los deseos espirituales. Muchos valores no están en las leyes como por ejemplo la paz, la amabilidad, el respeto, la misericordia, la lealtad, el agradecimiento, decir la verdad etc.
“Actualmente se tiende a creer que todo incremento de poder constituye sin más un progreso de bienestar, como si el bien y la verdad brotaran espontáneamente del mismo poder tecnológico y económico. El hecho es que el hombre moderno no está preparado para utilizar el poder con acierto, porque el inmenso crecimiento tecnológico no estuvo acompañado de un desarrollo del ser humano en responsabilidad, valores y conciencia” (Francisco, Laudate Si, 81-82). Se ha eliminado la pregunta por el bien espiritual y la conciencia personal.
*Padre Johan Leuridan, OP, doctor en Teología en la Universidad Urbaniana (Vaticano), personalidad meritoria de la Cultura del Ministerio de la Cultura, miembro honorario de la Academia de la Lengua, doctor honoris causa de la Universidad de San Marcos y autor del libro "El Sentido de las Dimensiones éticas de la Vida".