LA COLUMNA DEL DÍA | El cáncer de la corrupción destruye el desarrollo
Creado el Miércoles, 26 de Octubre del 2022 12:03:09 am
En este mes de octubre, junto a las mareas humanas que siguen con devoción y esperanza al Señor de los Milagros, también muchas organizaciones públicas, privadas y voluntarios impulsan todos los años una campaña para tomar conciencia sobre la importancia de luchar contra el cáncer, que es una de las enfermedades de mayor incidencia que todos los días en el Perú cobra 100 vidas de mujeres, hombres, jóvenes y niños y cada año son 70 mil nuevos casos. La realidad nos indica que la prevención y su detección a tiempo permite combatirlo exitosamente.
El otro cáncer, que se mete en el tejido social y que se pasea como Pedro en su casa en las localidades, en las regiones y el país entero, es el cáncer de la corrupción, que sin duda alguna es la pandemia del siglo XXI. La corrupción destruye conciencias, destruye la institucionalidad y socava las esperanzas de justicia y las aspiraciones de desarrollo sostenible de la población.
El cáncer de la corrupción es mucho más grave de lo que pensamos. Su acción destructora está por todos lados. En las avenidas y carreteras están los malos policías sacando su tajada por cualquier error o falta real o inventada de los choferes y muchas veces los choferes coimean al policía para que les dé una manito y no le ponga la papeleta; en los municipios o entidades del Estado, los funcionarios mafiosos pidiendo su alita o chantajeando para que se aligere un trámite.
Pero, a una escala mayor, está un grupo de políticos mafiosos que desde la campaña electoral se preparan para asaltar los municipios, el gobierno regional y el gobierno nacional. Como muchos ciudadanos y periodistas valientes lo denuncian, el punto de partida son los procesos electorales, donde empresarios mafiosos, o lobistas que representan a grupos empresariales invierten en las campañas y los gastos millonarios de los candidatos, para luego adueñarse de los puestos de confianza, de las decisiones y de las licitaciones amañadas para recuperar y multiplicar los montos gastados en la campaña.
Un alcalde, gobernador regional o presidente de la república comprometidos con la corrupción, o que al llegar a los cargos se transforman por la sensualidad del poder, serán rehenes de las mafias y del cáncer de la corrupción.
Como las evidencias lo han demostrado, a las autoridades atravesadas por la corrupción ya no les interesa las agendas del desarrollo de los pueblos, ya no les interesa dialogar y concertar con las organizaciones representativas, ya no le interesa impulsar políticas transformadoras. Solo les interesa tener poder político y poder económico al precio que sea.
Ejemplos de corrupción tenemos a montones y por todos lados: alcaldes, gobernadores regionales y presidentes de la república en la cárcel es parte de la tragedia moral.
Hoy el país entero, con la denuncia constitucional planteada por la fiscal de la nación contra el presidente Castillo por graves hechos de corrupción, nos pone en una seria encrucijada o tal vez con el reto más importante de las últimas décadas: nos acobardamos y aceptamos convivir con la impunidad o complicidad del silencio, o le damos colectivamente un duro golpe a la corrupción y entramos a un proceso de reformas profundas para enderezar el presente y el futuro del país.
* Gabriel Mejía Duclós es ingeniero agrícola con especialización en ingeniería de recursos agua y tierra, 25 años de experiencia en gerencia y dirección de instituciones públicas y privadas vinculadas al desarrollo social, económico y gestión ambiental, ex candidato a la Gobernación Regional de Áncash.