LA COLUMNA DEL DÍA | El cambio de la sociedad empieza con el cambio de uno mismo
Creado el Jueves, 29 de Junio del 2023 01:01:01 am
La política es más que una simple técnica para determinar los ordenamientos públicos: su origen y u meta están en la justicia, y esta es de naturaleza ética. Se centra en los valores que dan cohesión a las sociedades, más que en la prosperidad. Sin embargo, la bolsa y el mercado han reemplazado la justicia. La sociedad se siente menos dirigido por políticas fundadas en el derecho y la moral que por la competitividad y publicidad o por las decisiones de la dictadura que piensa en lugar del pueblo y manda los líderes de la oposición a la cárcel. ¿Hasta cuando vamos estar enzarzados entre izquierda y derecha? Se necesita gestión y transparencia.
Jean-Claude Michea denuncia: “Es el mercado que monopoliza el derecho de enseñar a los seres humanos lo que pueden saber y lo que pueden hacer o no hacer.” El nuevo orden tecnológico y la visión materialista de las ideologías exige que los seres humanos dejen de sentirse personas con autonomía de reflexión y se resignen a ser individualistas. Los seres humanos creen en la prioridad absoluto del mercado y se someten. Lo falso llega a ser la verdad. Martha Nussbaum afirma: “Si el verdadero choque de las civilizaciones reside, como pienso, en el alma de cada individuo, donde la codicia y el narcisismo combaten contra el respeto y el amor, todas las sociedades modernas están perdiendo la batalla a ritmo acelerado, pues están alimentando las fuerzas que impulsan la violencia y la deshumanización, en lugar de impulsar la cultura de igualdad y el respeto.”
De esta manera se entiende que los nuevos conflictos serán más de carácter moral que económico. Solo los valores permiten al hombre transcenderse hacia otras personas para constituir una sociedad de amor universal. El cambio se realiza por nuestro encuentro con Cristo. Cristo anuncia que el primer mandamiento es el amor. Todas las virtudes dependen del amor. Sin el amor la justicia tiende a ser egoísta. Hans Küng afirma que no se trata de crear una nueva ideología, como las “estructuras” o las “circunstancias” para exonerar el individuo de toda culpa. El mismo ser humano escoge entre el bien y el amor por decisión propia. Se llama la conciencia moral. ¿Donde se aprende el amor y las virtudes? Axel Honeth y Luc Ferry afirman que el amor se aprende en la familia y nos lleva a entender la política de una manera diferente. La nueva figura de lo sagrado es la preocupación en las familias por las generaciones futuras, los hijos. El amor no está separado de la política como lo desean el liberalismo y el marxismo. El amor se inicia en el matrimonio, primeramente, y se prolonga por una refracción en el plano colectivo, público y político. Estamos entrando en un nuevo humanismo. Leemos en el documento “la Iglesia en el mundo actual” del Concilio Vaticano II: “La familia constituye el fundamento de la sociedad… El poder civil, ha de considerar obligación suya sagrada, reconocer la verdadera naturaleza del matrimonio y de la familia, protegerla y ayudarla, asegurar la moralidad pública y favorecer la prosperidad doméstica”.
La política no es solo dirigir intereses sino una pasión. Apoyados en el amor podemos intentar superar las pasiones del odio, egoísmo y envidia. El bien común es la dimensión principal que las personas requieren para su realización. La buena distribución de la riqueza solo será posible con las autoridades que actuan sobre sus propias virtudes morales. Para todo esto sucede es necesario la caridad. El amor no es solo principio de relaciones personales sino también de las macro-relaciones políticas, sociales y económicas. Es la fuerza capaz para renovar las estructuras y ordenamientos jurídicos. Las autoridades y los funcionarios deben actuar sobre la base de sus propias virtudes para que las personas pueden encontrar justicia en las instituciones. Javier Gomá afirma que el Estado solo saldrá del caos y de la anomia si lo sostienen individualidades evolucionadas, pero habitantes en instituciones de la eticidad. La eticidad de las instituciones depende de la ética de los que dirigen las instituciones.
*Padre Johan Leuridan, OP, doctor en Teología en la Universidad Urbaniana (Vaticano), personalidad meritoria de la Cultura del Ministerio de la Cultura, miembro honorario de la Academia de la Lengua, doctor honoris causa de la Universidad de San Marcos y autor del libro "El Sentido de las Dimensiones éticas de la Vida".