OPINIÓN. Una cachetada a la pobreza
Creado el Martes, 11 de Octubre del 2011 08:46:48 pm
Un reciente informe de la FAO nos alarma al mencionarnos que cerca de 1,3 mil millones de toneladas de alimentos se desperdician, es decir la tercera parte de los alimentos producidos en un año en el mundo. Este volumen de alimentos equivale a más de la mitad de la producción mundial de cereales (2,3 mil millones de toneladas entre 2009-2010). Es, sin duda, un duro golpe para los 925 millones de personas que sufren de hambre en el mundo.
Según los expertos del FAO, los países industrializados desperdician 670 mil millones de toneladas de comida. Y, contra todo pronóstico, países en desarrollo como el nuestro también dilapidan una cifra astronómica: 630 mil millones de toneladas de alimentos por año.
Si observamos nuestros tachos de basura nos daremos cuenta de la increíble cantidad de alimentos que botamos. Es claro que nuestra generación ha perdido el respeto por la comida y no la valoramos en su justa dimensión, como sí lo hacían nuestros antepasados.
Los sirvientes indígenas y negros reutilizaban la comida desechada por las élites españolas, la condimentaban y así dieron origen a muchos platos criollos que han puesto en el menú internacional a nuestra cocina peruana. De allí salieron los anticuchos, la sangrecita, el cau-cau, la pancita, el rachi, las mollejitas, la chanfainita, la patita con maní, tacu-tacu, entre otras delicias peruanas.
Sin embargo la cultura del ahorro que tenían nuestros antepasados ha sido reemplazada por el consumismo actual. Muchos tiramos las frutas porque están ‘golpeadas’ y los panes porque están duros. Los sobrantes de la comida van directo al tacho de basura en vez de ser guardados en el refrigerador para reutilizarlos al día siguiente.
El desperdicio de los alimentos, además de un perjuicio medioambiental, constituye un serio golpe a nuestra economía. Por eso es importante tomar conciencia de lo que adquirimos, no podemos dejarnos arrastrar por la cultura de comprar por comprar. La campaña que viene desarrollando RSD (“reduce, recicla y reutiliza”) resume una excelente alternativa no solo para ahorrar dinero, sino para cuidar el planeta.
Revisar lo que tenemos en casa, para luego hacer una lista de lo que necesitamos es una buena opción para no comprar de más y luego desperdiciar. Por otra parte, sigamos el ejemplo de nuestros antepasados: reciclemos y reutilicemos la comida, quizá además de ahorrar, podamos aportar otro plato al catálogo criollo de nuestra rica gastronomía peruana.
Rocío Huamancondor Paz
Abogada