OPINIÓN: El cadáver sigue muriendo
Creado el Jueves, 29 de Septiembre del 2011 05:38:57 pm
La fecha nos ayudar a repensar acerca del valor que le asignamos a nuestros recursos naturales, tan vulnerables a las amenazas de su peor enemigo: el hombre. Como ejemplo está nuestra bahía de Chimbote: contaminada desde hace 50 años, hoy sigue siendo un vertedero de residuos líquidos de todo tipo. Es una clara muestra de lo mal que nos estamos portando con la naturaleza y, en especial, con el mar… con nuestro mar.
La bahía de Chimbote recibe, sin ningún tratamiento, todos los residuos domésticos e industriales que producimos. Recibe, también, la descarga del río Santa con todo su cargamento de metales pesados. ¿O alguien duda de eso?
El fondo marino de nuestra bahía tiene acumulados dos metros y medio de lodo que hacen imposible la vida en ella. Son lejanos los tiempos en que nuestros padres y abuelos se bañaban en sus aguas y sacaban peces grandes y de sabrosa carne blanca. Hoy eso solo es un viejo recuerdo.
Sin embargo, no debemos tirar la toalla, no debemos resignarnos a que “el cadáver siga muriendo”, parafraseando a Vallejo. Por el contrario, debemos hacer esfuerzos personales y colectivos para ayudar a revertir esta situación. En esos esfuerzos obviamente tienen que estar las autoridades y el sector privado (que mucha responsabilidad tiene en esta contaminación que hoy lamentamos).
¿Es posible recuperar la bahía? Claro que sí, pero es muy caro. Se requiere de una millonaria inversión, sin embargo es posible dar algunos pasos que se pueden implementar en el corto, mediano y largo plazo. Por ejemplo, urge una planta de tratamiento de los residuos domésticos. Urge la aplicación de los límites máximos permisibles para los efluentes líquidos del sector pesquero y siderúrgico. Urge la construcción del emisor submarino para los residuos industriales prometido desde hace varios años por los empresarios pesqueros, y que a estas alturas ya suena a cuento.
Y cada uno de nosotros, en el día a día, también podemos contribuir. Por ejemplo, no arrojando aceites por el desagüe, porque finalmente van a dar al mar. No arrojando basura o desmonte al pie de la bahía. No utilizándola como servicio higiénico. En fin, la defensa del mar es de todos, y no basta con llenarnos la boca diciendo “soy chimbotano”, “amo Chimbote”, “mi rico Chimbote”, cuando somos los primeros en contaminarlo. Hoy, en el día de los mares, empecemos con un cambio de actitud.
Walter Castro Juárez
Radio Santo Domingo