ESPECIAL: Chimbote, ¿hay más hostales porque hay más prostitución?
Creado el Domingo, 21 de Agosto del 2011 09:58:49 pm
La hermana Nancy Pereyra, de la congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, una de cuyas obras es el Centro de Apoyo a la Mujer “Agustina Rivas”, más conocido como Centro Amar, sostuvo que el incremento del número de hostales en Chimbote está directamente relacionado con el aumento de la prostitución en las calles.
“Algo que me llamó la atención es la presencia de hostales en toda la ciudad. Desde que he llegado, hace seis años, el incremento es impresionante, y llama la atención que en una ciudad que no es turística haya tal cantidad de hostales y hoteles. ¿Por qué? La explicación está en que hay una presencia fuerte de prostitución. Hay una relación directa entre el aumento del número de los hostales y de la prostitución”, sostuvo. Por esa razón se entiende que hoy a los dueños de los hostales les sea más rentable brindar sus servicios “por horas”.
“Fijémonos un poco en el caso donde está involucrado un juez. ¿Dónde encontraron a la menor de edad? En un hotel… Y ni siquiera era un hotel de mala muerte. Me pregunto: ¿la municipalidad o quien tenga que dar el permiso realmente hacen algo? ¿Cómo garantizamos que estos espacios que son de acogida cumplan realmente su fin?”, cuestionó.
VEINTE MUJERES RESCATADAS DE LA PROSTITUCIÓN
El Centro Amar es una institución al servicio de la mujer, particularmente de aquella que se encuentra atrapada en redes de explotación sexual o en riesgo de ingresar al mundo de la prostitución. Desarrolla su labor desde el 2001 y, desde ese tiempo hasta hoy, ha registrado a unas 200 mujeres con las que mantuvo contacto, cuyos nombres e historias figuran en un registro. Pero, ¿cuántas más hay?
“Creo que la prostitución cada vez se va incrementando. Y esto es evidente porque las mujeres mayores de 35 años –que son a las que principalmente atendemos– ahora salen a las 10 de la mañana a la avenida Pardo y a la Plaza de Armas. Salen temprano porque en la noche, entre comillas, no tienen opción porque salen las jóvenes”.
De esas 200 mujeres registradas, veinte han sido rescatadas. “Muchos podrían decir: ¡veinte personas en diez años es muy poco! Pero es una labor muy complicada, porque es un trabajo continuo, de hormiga, es salir todos los días a las calles, hacernos sus amigas, conversar, interesarnos por ellas, ganarnos su confianza, porque también hay otras personas que se acercan a ellas con otros fines”.
“MUJER, ¿POR QUÉ HACES ESTO?... Y ELLAS NO SABEN POR QUÉ”
La prostitución en Chimbote tiene una particularidad: las mujeres que la ejercen vienen de muchos lugares, principalmente de la selva y del norte. “También hay mujeres que viven aquí, sin embargo hay mucha movilidad”, precisó.
¿Qué empuja a una mujer a la prostitución? “Si decimos que ‘les gusta’, pregunto: ¿creen que es fácil para una mujer que llega a las 10 de la noche a la avenida Pardo exponerse bajo algunas dosis de alcohol o a veces de droga hasta las 4 o 5 de la mañana? ¿Creen que les gusta estar en ese ambiente? No lo creo”.
¿Y cuándo usted les pregunta ‘por qué estás haciendo esto’, qué le responden? “Ellas no saben qué responder. En ellas he encontrado poco o casi nada de valoración de lo que significa ser persona, no se sienten capaces de trabajar, la mayoría no tiene siquiera educación, ni documentos, no existen para el país, no tienen derechos”.
LA RECUPERACIÓN DE SU DIGNIDAD
Lo primero que el Centro Amar busca al ayudar a las mujeres es que se restituya su dignidad de personas. Entran en un contacto con ellas en la calle y, luego que se ganan su confianza, se inicia un proceso que puede durar un mes o varios años. Depende mucho de su voluntad de ‘dar el paso’.
“Cuando lo da, empezamos un trabajo integral. Si no tiene identidad, hay que buscar sus documentos y los de sus hijos, hay que ver la salud y la educación… todo. El trabajo integral es también con la familia. Si la familia no apoya este proceso, la joven no sale de la prostitución”.
Por lo general, en el caso de estas mujeres que caen en la prostitución, sus hijos e hijas están condenados a no tener educación y otras cosas más. Por la dinámica de vida que llevan –salen de noche y duermen de día–, ellas no cumplen su rol de madres, es más, no tienen conciencia de responsabilidades, de normas. “Nosotros tenemos un horario, tenemos que ir a trabajar, ordenar la casa… En ellas todo eso esta ausente”. ¿Y la presencia del padre? “No existe. Los niños son huérfanos con padres vivos”.
HAY QUE ROMPER LA CADENA
Según la experiencia de la hermana Nancy, muchas de estas mujeres tienen en su familia el antecedente de que su mamá, su abuela o su tía ejercieron antes el meretricio. “Es casi como una cadena”.
Por eso el trabajo preventivo también es con sus hijos, porque “hay que romper esa cadena”, garantizando sobre todo el acceso a la educación. “Hemos visto que si estas niñas por lo menos logran el sexto grado de primaria, tiene posibilidades de no caer en la prostitución como sus madres”.
¿Y la responsabilidad de las autoridades? “Lamentablemente no se toma conciencia de este problema, o se toma y dicen: ‘para que la ciudad no se ve a fea, entonces vamos a construir fuera una casa para las mujeres’. Eso es todo. Pero no hay una línea transversal de prevención, de promoción, de educación, de salud… El esfuerzo que se realiza desde algunas instituciones es a nivel de personas comprometidas en la lucha contra la prostitución, pero no es institucional”.
(Sistema Informativo RSD).