San Juan de Sahagún
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:24:31 pm
reprendía hasta las mas insignificantes travesuras de sus compañeros, exhortábales continuamente al bien; para esto les reunía en torno de si, y elevándose en algún apoyo o en terreno algo elevado, predicaba con suma gravedad y reprendía sus excesillos; siempre manifestó superioridad moral sobre todos los niños, que le escuchaban con profundo recogimiento.
Crecía, al mismo tiempo que en edad, en virtud; sus padres le dedicaron al estudio en la Abadía de San Benito de Sahagún.
Siendo estudiante, queriéndole para si el abad y monjes, le concedieron un Beneficio en Codornillos, pueblecito dentro del Coto, el que solamente disfrutó unos meses, por creer que en conciencia no podía continuar con él; esta resolución disgustó a su padre, por necesitar la renta para sostenimiento de la familia, e intentó hacerle desistir, pero no pudo lograr sus deseos.
Tenía un hermano llamado Martín, mayordomo, a la sazón, del arzobispo de Burgos D. Alfonso de Cartagena; convenidos los dos hermanos, se fueron a aquella ciudad, a fin de que el arzobispo le recibiera entre sus familiares; nada más que le vio, quedó admitido como tal; su inocencia e intachable conducta, causaban admiración a todos, y el prelado dio muchas gracias a Dios por tener cerca de su persona, tan virtuoso varón.
El Obispo le ordena sacerdote, capellán particular y luego canónigo de la Catedral. No solo los canónigos, sino también el arzobispo, estaban prendados de las virtudes de Juan, dando motivo a distinguirle y considerarle sobre los demás, pero conociendo que honras y alabanzas pueden dar al traste con la humildad y demás virtudes, se resolvió renunciar al canonicato, buscando un asilo seguro para su modestia; comunica su decisión al prelado, que pone todos los inconvenientes y reparos para hacerle desistir, pero conociendo su resolución, y comprendiendo ser esta la voluntad de Dios, se la admite; solo se reservó una mísera capellanía, con la que apenas sufragaba sus más apremiantes necesidades.
Sin aquel cargo quedó libre Juan para poderse dedicar a la oración, confesionario y predicación, que hacía con tanta valentía y celo, que mereció ser comparado por los burgaleses con el Bautista.
En el año 1457 se matricula en la Universidad de Salamanca. Toma los hábitos agustinos y se dedica con gran empeño a buscar la paz entre dos familias rivales de aquella plaza, los Manzano y los Monroy ( quienes tenían frecuentes luchas donde abundaba la sangre ), con su generosa y caritativa conducta, se expuso a grandes peligros por parte de aquellos malvados, acostumbrados a derramar sangre, pero su candor, desinterés y ardiente celo, desafiaban su fiereza; se atrevió a reprender con severidad los vicios de la plebe y de los poderosos, que a pesar de sus crímenes, le oían con respeto y veneración; también se extendió su caridad a esta villa; una mortífera peste había hecho presa en ella, y si no podía recordar sin lágrimas los males ajenos, ¿ como sería posible estar impasible con los propios ?
Nada mas que lo supo, se puso en camino, mas cuando estaba para llegar a la casa de su hermano Martín, recibe la triste nueva de que una hija de éste, de siete años de edad, había fallecido, y cuando se preparaban para darla sepultura, entra Juan con otro hermano de religión en la casa, sube a la habitación donde estaba la difunta, la toma de la mano, yendo con ella a la estancia donde estaban sus padres, viéndola todos viva y sana.
Por donde quiera que caminaba, evangelizaba a las gentes de todos los pueblos; Ledesma y Alba de Tormes son testigos de sus discursos.
Finalmente tuvo el consuelo de ver pacificados a los vecinos de Salamanca; se dieron el abrazo del perdón las cabezas de los dos bandos, jurándose una eterna reconciliación cristiana entre ambas familias; una mujer de costumbres desordenadas, fue reprendida en cierta ocasión por Juan, jurando había de perecer en sus manos; y según se dice como seguro, le dio un mortal veneno, que lentamente consumió su vida, revelándole Dios día y hora de su muerte; recibió los Santos Sacramentos con gran fervor, y lleno de merecimientos, falleció el 11 de junio de 1479, a los 49 años de edad.
Fue beatificado por el Papa Clemente VIII el 19 de Junio de 1601 y canonizado por Alejandro VIII el 16 de Octubre de 1690.
Muchos son los milagros que se le atribuyen, entre los mas destacados, se encuentran:
El niño salvado de morir ahogado en un pozo.
La detención de un toro bravo en fuga por las calles de Salamanca, poniéndose ante el le dijo "tente necio".
Escucha el audio del san nuestro de cada día:
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