Sabías que?
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:27:52 pm
abrazó y propuso a los discípulos que lo seguían (cf. Mt 4, 18-22; Mc 1, 16-20; Lc 5, 10-11; Jn 15, 16). A la luz de la consagración de Jesús, es posible descubrir en la iniciativa del Padre, fuente de toda santidad, el principio originario de la vida consagrada. En efecto, Jesús mismo es aquel que Dios « ungió con el Espíritu Santo y con poder » (Hch 10, 38), « aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo » (Jn 10, 36). Acogiendo la consagración del Padre, el Hijo a su vez se consagra a Él por la humanidad (cf. Jn 17, 19): su vida de virginidad, obediencia y pobreza manifiesta su filial y total adhesión al designio del Padre (cf. Jn 10, 30; 14, 11). Su perfecta oblación confiere un significado de consagración a todos los acontecimientos de su existencia terrena.Él es el obediente por excelencia, bajado del cielo no para hacer su voluntad, sino la de Aquel que lo ha enviado (cf. Jn 6, 38; Hb 10, 5.7). Él pone su ser y su actuar en las manos del Padre (cf. Lc 2, 49). En obediencia filial, adopta la forma del siervo: « Se despojó de sí mismo tomando condición de siervo [...], obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz » (Flp 2, 7-8). En esta actitud de docilidad al Padre, Cristo, aun aprobando y defendiendo la dignidad y la santidad de la vida matrimonial, asume la forma de vida virginal y revela así el valor sublime y la misteriosa fecundidad espiritual de la virginidad. Su adhesión plena al designio del Padre se manifiesta también en el desapego de los bienes terrenos: « Siendo rico, por vosotros se hizo pobre a fin de que os enriquecierais con su pobreza » (2 Co 8, 9). La profundidad de su pobreza se revela en la perfecta oblación de todo lo suyo al Padre.
Verdaderamente la vida consagrada es memoria viviente del modo de existir y de actuar de Jesús como Verbo encarnado ante el Padre y ante los hermanos. Es tradición viviente de la vida y del mensaje del Salvador.