Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:27:09 pm

deben ser días intensos para acercamos a Jesús, el Buen Pastor que ha dado la vida por nosotros para redimirnos del mal y llevamos a la verdad. Ya desde el Domingo de Ramos, al recordar la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, recibimos una invitación a la alegría y esperanza, porque Jesús nos ha revelado el rostro misericordioso de Dios. Como dice el Papa Francisco, los cristianos debemos vivir alegres, pues nuestra alegría nace de haber encontrado a una persona, Jesús; nace del saber que, con Él, nunca estamos solos, ni siquiera en los momentos difíciles, cuando el camino de la vida tropiece con problemas y obstáculos que parecen insuperables.

El Perú católico con celebraciones, procesiones y tradiciones expresa su gratitud al Señor por habernos dado el don de la Eucaristía, único alimento de vida eterna; el don del sacerdocio y el gran mandamiento del amor cristiano. Adorando, o recorriendo las siete Iglesias, los cristianos meditamos la pasión del Señor y contemplamos el Viernes Santo su crucifixión y muerte en la cruz. El Sábado Santo la Iglesia no celebra pero espera en silencio la Resurrección de su Señor, quien al resucitar, vence la muerte, el vacío, la violencia y el temor. Por eso, canta: Cristo vive. Él es el Señor de la historia y de la eternidad.

Que esta Semana Santa, sea también un tiempo de reflexión para optar por una clara defensa de la vida amenazada por la delincuencia, el aborto, el sicariato y la corrupción. Que nos permita el Señor, siempre en actitud comprensiva, decir con valentía la verdad sobre el matrimonio, como la naturaleza lo determina y lo consagra la Palabra de Dios. Que sea también un momento para vivir en familia y compartir la fe y la alegría de amar y ser amados. Y, por loque respecta a la educación de los niños, que aparezca clara en su formación la presencia de Dios.

A todos los que creen en Cristo y a todas las personas de buena voluntad les invitamos a construir un Perú desde la Palabra de Jesucristo Redentor, donde florezca el respeto por la naturaleza y por la vida de cada peruano desde su concepción hasta su muerte natural; donde los pobres puedan sentir los beneficios del crecimiento económico; donde el perdón venza a una cultura de venganza; donde el amor de Jesucristo renueve nuestro país desde sus cimientos.

Estimados hermanos, con la alegría de saber que "Cristo ha resucitado", quiero desearles, con una especial bendición: ¡Feliz Pascua de Resurrección!

+ Salvador Piñeiro García-Calderón

Arzobispo Metropolitano de Ayacucho

Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana

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