La Palabra del día 27 de octubre del 2015
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:28:31 pm
Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas." Y añadió: "¿A qué compararé el reino de Dios? Se parece a la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta."Reflexión. El Reino de Dios es su presencia y su acción en el mundo, en su Iglesia y en nuestras vidas.
1. Mostaza. Esta semilla pequeña se hace un arbusto de muchos beneficios. Así el Reino, al inicio es insignificante, imperceptible, pero crece, se hace grande y beneficia al mundo entero y en él a todos sus hijos e hijas. La Iglesia en sus inicios fue un minúsculo grupo de personas, hoy es una comunidad universal. Nuestra fe es muy pequeñita, pero es la luz que nos conduce hasta la vida para siempre si perseveramos en ella.
2. Levadura. Impregnando la masa, la transforma y la engrandece. Así el Reino, la fe, el Evangelio, tienen el fin de entrar en nuestras vidas impregnarlas en todos sus rincones, comenzando por los más oscuros; transformarlas enteramente y hacernos personas de bien. Los creyentes vivimos nuestra vida desde la perspectiva de Dios y desde los valores humanamente más profundos que recibimos de la Palabra de Dios.
- Permitamos que el Reino de Dios crezca en nosotros, nos impregne y nos transforme en auténticas personas de bien para nuestra sociedad. Ten un feliz día.
Romanos 8,18-25. Hermanos: Sostengo que los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemidos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvados. Y una esperanza que se ve ya no es esperanza. ¿Cómo seguirá esperando uno aquello que ve? Cuando esperamos lo que no vemos, aguardamos con perseverancia.
Salmo 125. El Señor ha estado grande con nosotros. Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar: la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares. R. Hasta los gentiles decían: "El Señor ha estado grande con ellos." El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres. R. Que el Señor cambie nuestra suerte, como los torrentes del Negueb. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares. R. Al ir, iba llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando, trayendo sus gavillas. R.
Fray Luis Galindo,O.P.