La Palabra del día 23 de octubre del 2015
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:28:29 pm
“Chaparrón tenemos, y así sucede. Cuando sopla el sur decís: “Va a hacer bochorno”, y lo hace. Hipócritas: si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer? Cuando te diriges al tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él, mientras vais de camino; no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último céntimo.Reflexión. Dios nos habla a través de su Palabra, y también a través de los acontecimientos del mundo y de nuestra vida personal.
1. Intérpretes. Jesús critica a sus contemporáneos que saben leer los signos meteorológicos, pero no saben leer los signos de la presencia del Mesías entre ellos. Por ello, no le creen, ni le acogen.
2. Pleito. A sus mismos interlocutores les hace ver una actitud normal que se asume cuando se tiene algún pleito con alguien. Antes de llegar a mayores, se intenta solucionar por las vías fáciles y sencillas.
- De múltiples modos Dios que nos está hablando, si le ponemos atención le podremos oír y percibir su presencia. Ten un feliz día.
Romanos 7,18-25ª. Hermanos: Sé muy bien que no es bueno eso que habita en mí, es decir, en mi carne; porque el querer lo bueno lo tengo a mano, pero el hacerlo, no. El bien que quiero hacer no lo hago; el mal que no quiero hacer, eso es lo que hago. Entonces, si hago precisamente lo que no quiero, señal que no soy yo el que actúa, sino el pecado que habita en mí. Cuando quiero hacer lo bueno, me encuentro inevitablemente con lo malo en las manos. En mi interior me complazco en la ley de Dios, pero percibo en mi cuerpo un principio diferente que guerrea contra la ley que aprueba mi razón, y me hace prisionero de la ley del pecado que está en mi cuerpo. En resumen: yo, de por mí, por un lado, con mi razón, estoy sujeto a la ley de Dios; por otro, con mi carne, a la ley del pecado. ¡Desgraciado de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo presa de la muerte? Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, y le doy gracias.
Salmo 118. Instrúyeme, Señor, en tus leyes. Enséñame a gustar y a comprender, porque me fío de tus mandatos. R. Tú eres bueno y haces el bien; instrúyeme en tus leyes. R. Que tu bondad me consuele, según la promesa hecha a tu siervo. R. Cuando me alcance tu compasión, viviré, y mis delicias serán tu voluntad. R. Jamás olvidaré tus decretos, pues con ellos me diste vida. R. Soy tuyo, sálvame, que yo consulto tus leyes. R.
Fray Luis Galindo,O.P.