La Palabra del día 19 de octubre del 2015
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:28:29 pm
la herencia. Él le contestó: Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros? Y dijo a la gente: "Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes." Y les propuso una parábola: "Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: "¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha." Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida." Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?" Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios."Reflexión. La vida no depende de bienes materiales. Esta una certeza que todos tenemos, pero en la práctica, los bienes tienen importancia desmedida en la vida de las personas.
1. Los bienes materiales son causantes de la mayoría de las angustias, preocupaciones y problemas de casi todos los seres humanos; absorben tanto sus vidas, al punto de esclavizarlos. Incluso, rompen sus relaciones con personas íntimas, familiares y amistades. Y claro está, “no se puede servir a dos señores”, si se sirve a la riqueza, no se puede servir al Señor.
2. Toda persona debe trabajar y procurar todos los bienes necesarios para una vida digna personal y de su familia. El problema es la codicia, esa ansia de poseer sin límites. En este caso la vida gira en torno al acumular bienes. Además, quién tiene más de lo suficiente, tiene la responsabilidad de compartir con los que no tienen, o de buscar medios para que tengan lo propio.
- La riqueza más importante del creyente es Dios mismo, sumo bien, seamos ricos para él, buscando conocerle y aprovechando de todos los medios que ha provisto para nuestra salvación. Ten un feliz día.
Romanos 4,20-25. Hermanos: Ante la promesa de Dios Abrahán no fue incrédulo, sino que se hizo fuerte en la fe, dando con ello gloria a Dios, al persuadirse de que Dios es capaz de hacer lo que promete, por lo cual le valió la justificación. Y no sólo por él está escrito: "Le valió", sino también por nosotros, a quienes nos valdrá si creemos en el que resucitó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, que fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación.
Interleccional: Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo Lc 1,69-75. Nos ha suscitado una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. R. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza. R.Y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. R.
Fray Luis Galindo,O.P.