La Palabra del día 12 de diciembre del 2015
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:28:38 pm
Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.Reflexión. María luego del encuentro con Dios, fue a toda prisa al encuentro con quien necesitaba de su ayuda.
1. Visita. María recibió la visita de Dios, que obró en Ella la Encarnación, a su vez, Ella visita a Isabel, una anciana con seis meses de embarazo. Así María en su vida terrena se mostró entregada a Dios, y a las personas, especialmente necesitadas.
2. Saludo. María recibió un saludo extraordinario de Dios a través del Ángel. Ahora recibe de Isabel un saludo que la sigue engrandeciendo, se le dice: “Bendita entre las mujeres, bendito el fruto de tu vientre, Madre de mi Señor y dichosa por haber creído”. Dios mismo dice esto a María, puesto que Isabel habló llena del Espíritu Santo.
- En 1531 la Virgen Guadalupe, nuestra Madre, identificada con nuestra raza y cultura, acudió en ayuda de nuestros hermanos que sufrían la opresión al inicio de la conquista española. Ella nos visita a todos sus hijos, los discípulos de su Hijo. A todos nos dice lo que a san Juan Diego: “¿No estoy aquí Yo que soy tu Madre?”. Ten un feliz día.
Zacarías 2,14-17. Festeja y aclama, joven Sión, que yo vengo a habitar en ti -oráculo del Señor-.Aquel día se incorporarán al Señor muchos pueblos y serán pueblo mío; habitaré en medio de ti, y sabrás que el Señor de los ejércitos me ha enviado a ti. El Señor tomará a Judá como lote suyo en la tierra santa y volverá a escoger a Jerusalén. ¡Silencio todos ante el Señor, que se levanta en su santa morada!
Salmo 95. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones. Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra; cantad al Señor, bendecid su nombre. R. Proclamad día tras día su victoria. Contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones. R. Familias de los pueblos, aclamad al Señor, aclamad la gloria y el poder del Seño, aclamad la gloria del nombre del Señor. R. Decid a los pueblos: El Señor es rey, el afianzó el orbe, y no se moverá; él gobierna a los pueblos rectamente.
GUADALUPE. Un sábado 9 de diciembre, Juan Diego, recién convertido a la fe, se dirigió al templo para oír Misa. Al pie de un cerro Tepeyac vio una nube blanca y resplandeciente y oyó que lo llamaban. Vio a una hermosa Señora quien le dijo ser “la siempre Virgen María Madre de Dios” y le pidió que fuera donde el Obispo para pedirle que en aquel lugar se le construyera un templo. Juan Diego se dirigió al obispo Fray Juan de Zumárraga y le contó lo sucedido. El obispo oyó con admiración el relato y le hizo muchas preguntas, pero no le creyó.
De regresó a su pueblo Juan Diego se encontró de nuevo con la Virgen y le explicó lo ocurrido. La Virgen le pidió que al día siguiente fuera de nuevo al obispo y le repitiera el mensaje. Esta vez, luego de oírle le dijo que debía ir y decirle a la Señora que le diese alguna señal que probara que era la Madre de Dios y que era su voluntad. Juan Diego narró los hechos a María. La Virgen le mandó que volviese al día siguiente pues le daría la señal. Al día siguiente Juan Diego no pudo volver al cerro, su tío Juan Bernardino estaba enfermo. La madrugada del 12 de diciembre marchó a toda prisa para conseguir un sacerdote a su tío pues se estaba muriendo. Al llegar al lugar por donde debía encontrarse con la Señora prefirió tomar otro camino. De pronto María salió a su encuentro y le preguntó a dónde iba. El indio avergonzado le explicó. La Virgen le dijo que no se preocupara, que su tío no moriría y que ya estaba sano.
Entonces le pidió la señal que debía llevar al obispo. María le dijo que subiera a la cumbre del cerro donde halló rosas de Castilla frescas y poniéndose la tilma, cortó cuantas pudo y se las llevó al obispo. Una vez ante Monseñor Zumarraga Juan Diego desplegó su manta, cayeron al suelo las rosas y en la tilma estaba pintada con lo que hoy se conoce como la imagen de la Virgen de Guadalupe.
Viendo esto, el obispo llevó la imagen santa a la Iglesia Mayor y edificó una ermita en el lugar que había señalado el indio. Pio X la proclamó como “Patrona de toda la América Latina”, Pio XI de todas las “Américas”, Pio XII la llamó “Emperatriz de las Américas” y Juan XXIII “La Misionera Celeste del Nuevo Mundo” y “la Madre de las Américas”.