El Papa pide a diáconos no ser “monaguillos de lujo”, sino siervos humildes
Creado el Sábado, 19 de Junio del 2021 01:17:13 pm
El papa Francisco afirmó hoy que “es triste ver a obispos y sacerdotes pavoneándose, pero más aún a un diácono que quiere ponerse en el centro del mundo”.
Lo dijo en una audiencia con los diáconos permanentes de la Diócesis de Roma.
En ese sentido, les instó a ser no “medio sacerdotes”, ni “monaguillos de lujo”, sino siervos solícitos que se entregan para que nadie quede excluido; “humildes”, “buenos esposos y buenos padres”; “centinelas” capaces de avistar a los pobres y a los alejados.
“El camino principal a seguir es el indicado por el Concilio Vaticano II”, en particular la Lumen Gentium, que dice que a los diáconos “se les imponen las manos no para el sacerdocio, sino para el servicio”. Una diferencia “no insignificante”, señaló el Papa, porque el diaconado -antes reducido a una orden de paso hacia el sacerdocio- “recupera así su lugar y su especificidad”. Y esto “ayuda a superar la lacra del clericalismo, que sitúa a una casta de sacerdotes ‘por encima’ del pueblo de Dios”.
“Los diáconos, precisamente por estar dedicados al servicio de este pueblo, recuerdan que en el cuerpo eclesial nadie puede elevarse por encima de los demás”, resaltó.
En la Iglesia debe regir una lógica opuesta, “la lógica del abajamiento”, dijo Francisco: “Todos estamos llamados a abajarnos, porque Jesús se abajó, se hizo siervo de todos. Si hay alguien que es grande en la Iglesia es Él, que se hizo el más pequeño y el siervo de todos”. Todo empieza aquí: “El poder está en el servicio, no en otra cosa”. Si no se vive esta dimensión, advierte el Pontífice, “todo ministerio se vacía por dentro, se vuelve estéril, no produce frutos. Y poco a poco se vuelve mundano”.
“La generosidad de un diácono que se entrega sin buscar las primeras filas perfuma de Evangelio, relata la grandeza de la humildad de Dios que da el primer paso para ir al encuentro incluso de quienes le han dado la espalda”.
Hoy, sin embargo, hay otro aspecto al que prestar atención, que es la disminución del número de presbíteros, por lo que se ha multiplicado el compromiso de los diáconos “en tareas de suplencia que, aunque importantes, no constituyen la naturaleza específica del diaconado”. Los diáconos, en efecto, enseña el Concilio, están sobre todo “dedicados a los oficios de la caridad y de la administración” y en los primeros siglos, cuando atendían las necesidades de los fieles en nombre del obispo, eran activos entre los pobres y los enfermos. Hoy, los diáconos romanos están muy presentes en Cáritas y en otras realidades cercanas a los pobres. Es un buen camino, dice el papa Francisco, porque “así nunca perderán la brújula.”
“Los diáconos no serán ‘medio sacerdotes’, ni ‘monaguillos de lujo’, sino siervos solícitos que se desviven para que nadie quede excluido y el amor del Señor toque concretamente la vida de las personas”
Fuente: Vatican News