EDITORIAL SODOMCO: la familia, don de amor
Creado el Martes, 13 de Septiembre del 2016 09:23:12 am | Modificado el 06/10/2021 01:29:41 pm
Está clarísimo que los textos del evangelio diario en estos días nos animan a seguir a Cristo de una forma eficaz y verdadera desde el corazón. Esta invitación es a realizar acciones en bienestar de todos para tener una convivencia social tranquila en medio de tantas dificultades.
La invitación también es a desprenderse, es decir a dejar de lado un poco de nosotros para que el prójimo crezca, dejar nuestros egos, nuestro afán de poder que lleva al ser humano a caer en el egoísmo y el desinterés.
En este mundo globalizado y de sociedad de consumo se ha abierto peligrosamente una forma de vivir que no se conduce con la realidad de seres humanos sociales por naturaleza que somos, ha nacido el individualismo que frena toda acción de trabajo en conjunto, por ejemplo los niños ahora juegan en sus celulares, tablets o cualquier otro elemento tecnológico perdiendo su capacidad de interrelacionarse con otros niños de sus edades, prácticamente no salen de sus casas ni de sus habitaciones.
La mesa familiar tiene como centro al televisor, las personas en el momento del almuerzo ya no hablan de sus problemas se concentran en lo que les dicta el programa de turno perdiéndose aquí una valiosa oportunidad de dialogar que es importantísimo para la comunicación entre ellos, generalmente no se encuentran muchos espacios para el desarrollo de la confianza entre padres e hijos.
La misma forma de vida en la ciudad sobretodo y la aparición de empresas que exigen a sus trabajadores trabajar cerca de doce horas sin respetar los descansos de sábado y domingo pasándolos para cualquier día de la semana también ha originado que la casa familiar se convierta en un hotel donde los integrantes van a tomar sus alimentos y llegar a dormir, en definitiva se está rompiendo todo lo que por siglos fue el sustento y origen de una sociedad llena de valores, la familia.
Familias desestructuradas seguramente por algunos de estos factores y otros más, indican y señalan lo que estamos viendo: jóvenes desorientados, sin empleo, sin estudios y en muchos casos sin esperanza de futuro y lo que es peor sumidos en la droga, la delincuencia y sicariato en el caso de familias que están totalmente destruidas.
Y encima de esto como para darle el toque final, la aparición de ciertos grupos en la sociedad que bajo el lema “derechos humanos” o introduciendo la victimización como estrategia pretenden presionar al Estado con proyectos de ley para la Unión Civil para personas del mismo sexo y el matrimonio homosexual, tratando de jugar con el concepto de familia natural, mencionando que de no aprobarse seguiremos siendo un país retrogrado.
Todas estas formas actuales aparecidas pretenden deslegitimizar y destruir a la familia natural. Nuestro Catecismo de la Iglesia Católica menciona claramente que el matrimonio es entre un hombre y una mujer que tiene como fines el amor y la ayuda mutua, la procreación de los hijos y la educación de estos. (Cfr. CIC no. 1055; Familiaris Consortio nos. 18; 28).
Por lo tanto para los cristianos la familia es natural y siempre lo será porque ella es la fortaleza que mueve los principios y valores de la sociedad. Una familia unida permanece unida es el lema que hemos aprendido tantas veces y para ello hay que defenderla, no podemos ser indiferentes ante los problemas que están sucediendo en la sociedad, se respeta a las personas que tienen una forma distinta de ver, pero respeto no es aceptación.
La experiencia actual al ser consiliario de un grupo de los Equipos de Nuestra Señora que se encargan de animar a las parejas a vivir cristianamente su unión ante Dios, me permite ser firme en esto: el matrimonio y la familia son sagrados y debemos defenderlos siempre. La familia es un don del amor de Dios que ha puesto en este mundo.
Fray Eduardo Pimentel Carranza
Director de Radio Santo Domingo.
Foto: redestrategia.com
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