LA COLUMNA DEL DÍA | El sentido de la Navidad y el Año Nuevo
Creado el Martes, 31 de Diciembre del 2019 09:34:21 am
En el Perú, América Latina y en muchos países del mundo, hacemos un alto a nuestras actividades diarias, para darle un espacio especial al reencuentro con nuestra familia, con los vecinos del barrio o con todos los que vivimos en una comunidad. Para los católicos y cristianos en general, es celebrar el nacimiento de Jesús, o el inicio de un tiempo nuevo; pero también una invitación a reflexionar sobre la importancia de la solidaridad y de actuar pensando no solamente en el interés personal o grupal: sino en los intereses de los demás, especialmente de los más vulnerables y de los que necesitan nuestra ayuda.
En esta modesta columna, adicionalmente quiero aprovechar estos minutos, para vincular la Navidad, con los grandes logros que ha conseguido la humanidad, cuando se ha dejado el egoísmo personal, para unir esfuerzos y lograr objetivos comunes. Desde las civilizaciones iniciales los hombres y mujeres se agruparon para defenderse de las fieras y animales salvajes, se distribuyeron tareas al domesticar las plantas para alimentarse mejor y no vivir errantes.
Desde el primer viaje a la luna, el trabajo fue en equipo, complementando los conocimientos y habilidades; lo mismo ocurrió con los grandes descubrimientos en las vacunas para curar a los enfermos de las epidemias. Y en el Perú, tenemos una tradición comunitaria, que se mantiene hasta hoy con prácticas de reciprocidad como la minka y el ayny. Hubiera sido imposible construir Machu Picchu sin un trabajo solidario y organizado.
En el Perú, y en regiones como Áncash, es imposible pensar que las transformaciones son hechura de un ser iluminado. Lo que hemos hecho y hagamos en adelante será hechura de un trabajo planificado, organizado y donde todos los actores y la población en comunión de esfuerzos, luchemos por metas y objetivos comunes.
Así como la Navidad, es sinónimo de unidad, solidaridad y pensar en el bien de los demás; el año nuevo nos lleva directamente a reflexionar en dos momentos: primer momento: el balance necesario de todo lo realizado durante el año 2019, cuánto de lo planificado hemos ejecutado, cuáles son los resultados concretos; cuánto he contribuido a la mejora de mi familia, de mi comunidad, de mi región y de mi país; especialmente si soy autoridad o dirigente de mi comunidad. El balance tiene que ser severo y justo a la vez; valorando los avances en medio de las múltiples dificultades, sacando lecciones aprendidas para no volver a cometer los mismos errores. Nunca debe haber borrón y cuenta nueva. Los balances anuales nos permiten valorar si estamos por buen camino; pero especialmente para entrar al segundo momento: Planificar lo que haré en el nuevo año 2020.
Por supuesto que el 2020, tiene que ilusionarnos; porque el nuevo año siempre nos da la posibilidad de corregir los errores del año anterior, de terminar lo iniciado, de darle calidad a nuestro trabajo; pero sobre todo de plantearnos nuevos retos, de exigirnos más para cumplir las metas y objetivos de nuestro plan de vida, del plan estratégico de nuestra localidad o región. En el nuevo año renovamos la esperanza y nuestras convicciones; que sí es posible cambiar el rumbo, y de convertir a nuestras localidades, a la región y al país en ese lugar donde todos estemos orgullosos de vivir.
De todo corazón, que hayan tenido una bonita Navidad y que tengan el mejor año 2020.
* Gabriel Mejía Duclós es ingeniero agrícola con especialización en ingeniería de recursos agua y tierra, 25 años de experiencia en gerencia y dirección de instituciones públicas y privadas vinculadas al desarrollo social, económico y gestión ambiental, ex candidato a la Gobernación Regional de Áncash.
Foto: Trome
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