LA COLUMNA DEL DÍA | Dar vuelta en círculo
Creado el Lunes, 1 de Febrero del 2021 09:45:56 am
La segunda ola de la covid, con el consecuente aumento en los contagios, ha obligado al gobierno que preside Francisco Sagasti a tomar acciones para enfrentarlo, disponiendo un nuevo confinamiento en Áncash y en varias regiones del país por encontrarnos en situación de riesgo extremo.
El inicio de este aislamiento no ha sido bien recibido por una parte importante de la población, entre otras razones, porque en esencia es la misma disposición de hace casi once meses atrás y que sabemos no tuvo resultados alentadores, pues por varias semanas fuimos el país con mayor cantidad de muertos por habitante en el mundo y nuestra economía quedó muy golpeada.
Estamos frente a una cruda realidad: mientras en países con gobiernos y sociedades más organizadas pueden disponer largos confinamientos porque se activan los servicios de salud, los seguros de desempleo y los subsidios, al mismo tiempo que las disposiciones de aislamiento son acatadas disciplinadamente por la población, en el Perú enfrentamos una fatal combinación de gobiernos incapaces, ineficientes y corruptos, con una población sin disciplina para afrontar el encierro y que no tiene los recursos para protegerse a sí misma.
La medida dispuesta por el gobierno busca preservar la vida y la salud de la población; sin embargo, ante la incapacidad del Estado, no queda otra alternativa a los hombres y mujeres de a pie que afrontar la pandemia con los recursos que obtienen como producto de su trabajo, que en el Perú es altamente informal, alcanzando a siete de cada diez peruanos en edad de trabajar, y es ahí donde radica el problema respecto al éxito o fracaso del aislamiento. Mientras unos pocos pueden realizar actividades y algunos otros realizarán trabajo remoto que les permita recibir una remuneración a fin de mes, la gran mayoría vive de su trabajo diario, es decir, si no trabaja, no gana dinero, y si no tiene dinero, no come y menos aún puede cuidar de su salud y de su familia, en consecuencia, se verá obligado a salir y dejar de lado el confinamiento.
La situación descrita es una realidad innegable, por ello resulta vergonzosa la incapacidad exhibida por el gobierno morado, que en gran medida es una continuación del anterior debido a que mantiene a los mismos funcionarios y sus políticas de salud fracasadas, que ya nos llevaron a tener resultados calamitosos el año pasado.
Mención aparte merece Martín Vizcarra, quien visto en perspectiva debe agradecerle al actual Congreso por su vacancia, pues evitó que afronte las consecuencias de sus desatinos y mentiras en el tratamiento de la pandemia. Hacernos creer que estaban haciendo las cosas bien con el apoyo incondicional de una prensa abyecta, mientras el país se desolaba, fue su norte durante la cuarentena pasada. Ahora sufrimos las consecuencias de su vergonzosa omisión de establecer una línea de contención para la atención de la pandemia, la renuencia a la compra de pruebas moleculares para evitar falsos negativos, la falta de equipamiento covid de los hospitales para aumentar la capacidad de atención, la renuencia a comprar o construir plantas de oxígeno para salvar vidas, y hasta una reprochable cobardía para la compra de vacunas, son solo parte del legado vizcarrista que nos llevan a un nuevo confinamiento.
También merece nuestro repudio Juan Carlos Morillo, hoy preso en Huaraz precisamente por malos manejos en la ampliación de Hospital Regional de Nuevo Chimbote; su incapacidad e indolencia como titular ancashino con ingentes recursos para instalar camas UCI, equipamiento médico y preparar la contención del virus, nos está costando vidas en Ancash y es algo que no debemos olvidar.
El confinamiento no servirá de mucho y pone a la población en el dilema trágico de decidir si arriesgar su salud o buscar su economía. Una decisión o la otra debería ser respetable porque cada persona es un universo familiar, con un sinnúmero de necesidades y situaciones que afrontar, por ello, si algo debemos hacer es apelar a la solidaridad como sociedad. Que esta nueva prueba nos haga más fuertes y mejores, que sea una oportunidad de demostrar que aún cuando nuestros líderes naufragan en sus errores, podemos salir adelante porque en nuestras venas corre la misma sangre que nos hermana y en nuestro corazón late un humanismo que nos hilvana.
Después de haber enfrentado la fatalidad de la primera ola covid, nos encontramos en el mismo punto que al inicio de la pandemia. Nuestros líderes políticos nos hicieron dar una vuelta en círculo, sin preparar al país para enfrentar la segunda ola, simplemente volvimos al punto inicial que se reduce al confinamiento y a esperar a que llegue la ansiada vacuna.
¡A seguir cuidándonos y que Dios nos ayude!
* Pablo Rioja Cueva es abogado especialista en derecho constitucional y administrativo, árbitro en contrataciones con el Estado y laboral. Tiene amplia experiencia en gestión pública y docencia universitaria. Fue regidor en la Municipalidad Provincial del Santa.
Foto: cortesía Paul Meza Castañeda