LA COLUMNA DEL DÍA | Canon, crítica literaria y equidad
Creado el Lunes, 27 de Enero del 2020 11:04:11 am
En la ardua tarea de ordenar, limpiar y "podar" los libros de la nueva biblioteca que vengo forjando en los últimos tiempos, me han vuelto a asaltar algunas preguntas sobre el canon literario de la ciudad, las mismas que he compartido en días recientes con viejos amigos y compañeros de letras, interrogantes que socializo ahora con el ánimo de reflexionar alrededor de la joven tradición literaria del puerto.
Los libros que uno debe conservar en los estantes deben tener una alta calidad de contenidos, al margen de quien lo haya escrito [sea hombre o mujer] y frente a cualquier circunstancia externa; es lo que siempre he pensado. Creo también que el canon literario de una ciudad no debe construirse desde el privilegio que -en cierto modo- otorga la clase social, el género o algún tópico similar, sino desde la autoridad que entrega únicamente el conocimiento y una vasta lectura. Según Gonzalo Pantigoso, destacado escritor, crítico y maestro universitario, el canon social no puede ser elaborado o planteado por cualquier persona: "Lo tiene que hacer el que conoce, sino no hay confiabilidad ni validez. Y no es un privilegio, ni hacerlo ni estar dentro de él; es el resultado de un trabajo que requiere la plasmación de varias capacidades, donde entran la razón y la sensibilidad".
Al respecto, el poeta y editor Ricardo Ayllón manifiesta que "no sólo los críticos y académicos cuentan con los mecanismos para analizar una obra y emitir opinión; lo puede hacer cualquier lector, uno que tenga -eso sí- una mirada amplia del panorama literario local, no necesariamente un crítico".
El que haya que reformular el canon [generar uno distinto] y “aperturarlo” por así decirlo, es un asunto que se plantea hace mucho en la academia. Todos tenemos una posición frente a la lectura y miradas e interpretaciones sobre las lecturas que hacemos. ¿Pero qué tanto escuchamos a otras voces?, ¿qué tanto sabemos de otras experiencias?, ¿reflexionamos sobre las realidades que nos muestran los libros que leemos, sobre las posiciones desde las que escriben los autores o publican los editores?
Todos tenemos un canon, uno que considero debe quebrar ciertos límites. Después de todo, ¿por qué no cuestionar aquello en lo que creemos? A partir de este punto se abren, entonces, nuevas preguntas cuyas respuestas dejo a vuestra consideración: ¿El canon literario de Chimbote refleja adecuadamente las transformaciones que ha vivido y vive el mundo?, ¿impera el machismo en nuestro canon y en el de otras disciplinas artísticas?, ¿tenemos autoras que, venciendo los obstáculos de la sociedad patriarcal en que nos desenvolvemos, pueden ser consideradas referentes del mapa literario de la ciudad?, ¿tiene nuestro canon algún tipo de sesgo de género, raza y clase?
Es emocionante leer crítica literaria, un instrumento que hace justicia [o no] a los autores y a sus obras. Son muy pocas las autoras que han nacido en el puerto y han escrito libros de calidad, hay que decirlo; las razones son las dificultades que enfrentan quienes se dedican a escribir, pero también [voluntariamente o no] el silenciamiento de que son víctimas sus obras. El espacio para las mujeres que escriben es demasiado reducido en la ciudad; en la última edición de la Feria del Libro de Nuevo Chimbote intentamos darle un vuelco a la realidad de su históricamente invisibilizada participación, otorgándole un alto porcentaje a su presencia en mesas, conversatorios y presentaciones de libros. Pero no basta. La meritocracia existe, es cierto, y tiene un valor; pero es necesario combatir también nuestra condición de hombres privilegiados desde el ámbito donde nos encontremos. La escritura no es sólo asunto de hombres, conozco autoras valiosas que ojalá decidan pronto publicar su primer libro y coadyuvar al proceso de cambio y equidad que nos atañe a todos. Sé que pronto aparecerá una nueva [y esperada] revista de crítica, lo cual es saludable. Desde los fondos editoriales locales y espacios gubernamentales de fomento del libro y la lectura debería impulsarse también este cambio de chip, del estado mental de la mayoría de la población en este tiempo muchas veces absurdo, otras veces insulso, donde es urgente encender [y ver] la luz en medio de tantas sombras, de tamaña incertidumbre.
* Augusto Rubio Acosta es poeta, narrador, periodista y gestor cultural
Foto: Enroquederecho
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