LA COLUMNA DEL DÍA | Brasil y Perú: nuevas fuentes mundiales de contagio
Creado el Viernes, 12 de Junio del 2020 01:58:34 am
El rápido y sostenido crecimiento de la COVID-19 en Latinoamérica, llegando a más de 1.3 millones de casos y 65.000 muertos, ha confirmado la grave situación que vivimos. Así pues, no debe causar sorpresa alguna que en la actualidad Brasil y Perú ocupen el 2° y 8° lugar respectivamente en el recuento de más casos en todo el mundo. Como consecuencia la OMS y su oficina regional, la OPS (Organización Panamericana de la Salud), han expresado su preocupación, y, del mismo modo, son numerosas las misiones y representaciones diplomáticas de cooperación buscando la prevención y mitigación en ambos países (sobre todo en el nuestro, basta recordar los ejemplos de Cuba, China, Alemania, entre otros).
Aunque ciertamente dichos resultados no expresan la voluntad política y capacidad de gestión de ambos países por igual. El caso peruano experimenta sus propias razones. Perú inició tempranamente acciones para tratar de mantener la propagación del virus en sus etapas más prematuras porque reconocía el grave riesgo de su aceleración. Sin embargo, ya sean por causas estructurales, falencias del Estado preexistentes a la llegada de la pandemia; o por las malas decisiones del presidente Vizcarra, hoy registramos a diario picos altísimos de infectados. Todas las carteras, especialmente la de salud, se encuentran desbordadas parcialmente o totalmente en sus capacidades.
Aunque la previsión sobre su capacidad de recuperación económica es positiva, este no es un aval suficiente para otorgar un carácter de buen gobierno, especialmente porque dichas variables económicas han sido conducidas por nuestra política macroeconómica durante los últimos 25 años. La fortaleza de nuestro gobierno debe reflejarse en su respuesta institucional a los problemas con políticas públicas que apunten al bienestar de la ciudadanía protegiendo sus derechos, pero también entendiendo que estas intervenciones deben ser universales e igualitarias. Es importante recordar la Resolución N° 1/10 “Pandemia y Derechos Humanos en las Américas” emitida por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos donde advierte la afectación de los derechos humanos a causa de la COVID-19, pues ese podría ser un punto de inicio como un estándar de cumplimiento que podría otorgar credibilidad a la gestión del gobierno peruano.
Por su parte, en Brasil hay una situación irresponsablemente llevada por su presidente. Bolsonaro, que sufre de un ambiente de ingobernabilidad por el malestar de sus propias acciones, ha desestimado en más de una ocasión la gravedad de la COVID-19, rebajando el objeto a una calidad de “gripecita”. Mientras muchos gobiernos en la región ampliaron las restricciones de movilidad, fijando una cuarentena y poniendo en situación de Estado de Emergencia para disponer de su aparato gubernamental y desembolsar un mayor gasto social como medida paliativa, el gobierno brasileño se ha enquistado en un negacionismo generalizado y ha enfatizado su propuesta de continuar con las actividades económicas, incluso ha sido auspicioso para una mayor apertura.
Brasil enfrenta una crisis económica mucho más aguda que antecede a la pandemia, pero también posee otros elementos en su agenda como la crisis política. Si a esto se le suma el posible ocultamiento de la información de contagios y fallecimientos por parte de Bolsonaro, el desenlace del cumplimiento de su mandato encuentra entre la oposición y adeptos un pedido de impeachment cada vez más fuerte.
Latinoamérica pasó de la especulación al caos en poco tiempo, siempre fuimos muy susceptibles.
*Diego Mendoza Franco es ingeniero industrial, egresado del Programa de Gobernabilidad, Gerencia Política y Gestión Pública de la PUCP y el CAF, coordinador del Círculo de Relaciones Internacionales y Derechos Humanos Aleph, promotor de los ODS por el Senado de Buenos Aires, Parlamentario Joven Nacional y activista social.
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