LA COLUMNA DEL DÍA | Vamos Perú
Creado el Lunes, 13 de Junio del 2022 10:24:25 am | Modificado el 13/06/2022 10:30:31 am

Si nuestra selección nacional de fútbol juega tal y como lo hizo en el tramo final de las clasificatorias sudamericanas es probable que nos regalen una victoria que nos lleve a la Copa Mundial de Qatar.
En estos días, la efervescencia mundialista nos sirve de aliciente a una dura realidad que empieza a complicarse cada vez más debido a la permanente subida de precios en la canasta básica familiar propiciada por el aumento del precio del petróleo en el mercado internacional y el encarecimiento de los fertilizantes debido a la escasez ocasionada por la guerra en Europa, todo ello ante la pasividad de un gobierno incapaz de proponer medidas que sirvan de solución o paliativo a los problemas del país.
Es probable que, luego de alentar a la blanquirroja, nuestra atención esté centrada a buscar la manera de equilibrar nuestros ingresos para afrontar el aumento del costo de vida que ha castigado la economía en los últimos meses. La necesidad de resolver nuestros propios problemas y la inmensa decepción que genera el desgobierno propiciado por Pedro Castillo y sus aliados, nos deja una vez más en la obligación de resolver las cosas sin esperar nada del gobierno.
La indiferencia ciudadana hacia la incapacidad presidencial a la que se ha sumado la avalancha de denuncias por corrupción del entorno presidencial no debería causar extrañeza, porque si revisamos los resultados electorales del 2021, encontraremos que Castillo ganó la elección representando una opción de cambio reivindicativo para una quinta parte del país, mientras que para los demás que apoyaron su elección en la segunda vuelta, era la única opción para evitar el triunfo de Keiko Fujimori, en síntesis; Pedro Castillo asumió la Presidencia con más beneficio sobre la duda que entusiasmo respecto a su gobierno.
Si bien la mitad que del país que no votó por el candidato de Perú Libre lo hizo en gran medida porque no veían en Pedro Castillo a un político capaz de encabezar un gobierno solvente en la administración del Estado, lo que nadie esperaba era que el mandatario vaya rápidamente por el oscuro camino de la corrupción y mientras perjuraba que marcaría la diferencia al enfrentar ese flagelo, según lo que se va conociendo, ya se encontraba repartiendo ministerios, como si compartiera un botín que se reparte entre piratas y corsarios.
La situación del presidente Castillo se complica semana a semana, pero es un rumor recurrente que nada va a suceder hasta después del 28 de julio, cuando una nueva Mesa Directiva esté instalada en el Legislativo y quien sea presidente del Congreso, termine asumiendo la Presidencia de la República, al igual que Merino y Sagasti en el quinquenio anterior, una dolorosa salida política que tristemente se va convirtiendo en una costumbre constitucional del primer tramo de nuestra historia republicana del siglo XXI.
Esta delicada encrucijada política que se avecina me lleva a desear que sea como lo dijo el historiador Jorge Basadre, “El Perú, con todos sus males y sus amenazas coincidentes ha sobrevivido como si su mensaje aún estuviera por decir, como si su destino aún no estuviese liquidado, como si llevase consigo una inmensa predestinación. El Perú evidencia su actitud para proyectarse en una dimensión de futuro dentro de la búsqueda de la maduración tantas veces anhelada para convertirse por fin en una morada mejor para nuestros hijos”.
Y hoy, en el cumplimiento de esa predestinación que menciona Basadre, con mucha fe gritemos ¡Vamos Perú! y que se haga victoria nuestra gratitud.
*Pablo Rioja Cueva es abogado especialista en derecho constitucional y administrativo, árbitro en contrataciones con el Estado y laboral. Tiene amplia experiencia en gestión pública y docencia universitaria. Fue regidor en la Municipalidad Provincial del Santa.
