LA COLUMNA DEL DÍA | Somos una sociedad sin un liderazgo ético
Creado el Miércoles, 23 de Octubre del 2024 10:41:53 am | Modificado el 04/11/2024 11:38:46 pm
Es evidente que, actualmente, tanto el Poder Ejecutivo como el Legislativo, según las encuestas más recientes, no gozan de la aprobación de la sociedad peruana. El Poder Judicial, salpicado por la corrupción, genera desesperanza en aquellos que buscan obtener justicia. A esto se suma una sociedad civil dividida, que intenta despertar de su letargo con acciones de lucha aún esporádicas, también carece de liderazgos que orienten su rumbo. Ante este panorama, se puede concluir que somos una sociedad sin liderazgo efectivo.
En el contexto actual por la que atraviesa la sociedad peruana, nos encontramos con algunos desafíos que son necesarios ponderar para tratar de encontrar un rumbo como nación. Entre los principales se pueden señalar los siguientes: unirnos alrededor de dirigentes que prioricen el interés nacional sobre intereses personales o partidistas. Desterrar los liderazgos corruptos que afectan la confianza ciudadana y la gobernabilidad, así como los liderazgos que fomentan la división y el conflicto en lugar de la unidad y el diálogo. No darle importancia a aquellos liderazgos que no abordan las brechas económicas y sociales que existen en nuestra sociedad.
Entre las muchas causas u orígenes de la falta de un liderazgo ético se pueden señalar las siguientes: existencia de un clientelismo, nepotismo y personalismo. Debilidades en el sistema electoral que permiten la elección de líderes no calificados. Falta de programas de liderazgo y capacitación efectivos. Institucionalidad débil: Falta de instituciones fuertes e independientes que regulen y supervisen el liderazgo.
Desde luego que, las causas mencionadas anteriormente, traen como consecuencia un estancamiento económico: falta de inversión y crecimiento debido a la inestabilidad política. Descontento social: protestas y movilizaciones ciudadanas por falta de confianza en el liderazgo. Pérdida de oportunidades: oportunidades de desarrollo y progreso perdidas por falta de liderazgo efectivo.
Dentro de muchos aspectos que se pueden poner en práctica, para promover un liderazgo ético y efectivo, se pueden señalar los siguientes. Reformas electorales: mejorar el sistema electoral para elegir líderes calificados. Educación y capacitación: programas de liderazgo y gestión pública efectivos. Fortalecimiento institucional: reforzar instituciones independientes y transparentes. Participación ciudadana: fomentar la participación activa y crítica de los ciudadanos.
Lamentablemente, la corrupción y falta de transparencia son algunos de los principales obstáculos que desalientan a los ciudadanos honestos de involucrarse en la política. Así también la percepción de que la política está dominada por intereses personales y económicos, más que por el bien común, desaniman a las personas que bien podrían convertirse en líderes éticos y efectivos. Actuar así, también se da pie que los peores ciudadanos nos gobiernen, salvo algunas excepciones, por supuesto.
En resumen, para construir un liderazgo más efectivo, ético y visionario que beneficie al país, es necesario impulsar reformas profundas en la cultura política, la educación y la institucionalidad. Solo así se podrá generar un cambio real que asegure el progreso y el bienestar de la nación.
*Felipe Llenque Tume es doctor en Administración, pastdecano del Colegio Regional de Licenciados en Administración (Corlad Chimbote), director de la Escuela de Administración en la Uladech Católica, consultor en capacitación y asesoría empresarial a sectores económicos de producción y servicios.