LA COLUMNA DEL DÍA | ¿Qué es la espiritualidad?
Creado el Jueves, 14 de Noviembre del 2024 01:01:01 am | Modificado el 14/11/2024 01:01:01 am
Cada uno debe educar así mismo y cultivar las propias virtudes de nuestra vida diaria. Dios sabe todo de nosotros. Podemos hablar todo con él. Leemos en el salmo 50: “Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en mi interior un espíritu firme. Devuélveme la alegría de tu salvación y afiánzame con un espíritu generoso.” Podemos hablar con toda confianza. Dios perdona siempre, renueve al ser humano y lo ayuda a amar y fortalecer la convivencia y la solidaridad. Esta relación nos hace pensar y vivir de una manera nueva porque nos convertimos hacia el bien por la palabra de Dios y por seguir el ejemplo de Cristo. Benedicto XVI dice: No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o por una gran idea, sino por el encuentro con una persona que da un nuevo horizonte a nuestra vida y, con ello, una orientación decisiva. Se trata de una experiencia para adquirir la nueva humanidad. La presencia de Cristo nos transforma en personas que aman.
¿Por qué Cristo exigía el amor a sí mismo para poder amar al prójimo? “Ama al prójimo como a ti mismo”. El amor no será posible si uno no ha hecho la conversión. Un individuo egoísta, envidioso, corrupto y odioso solo puede transmitir estos vicios a los demás. Necesitamos ser personas que aman. Cada uno debe educar así mismo y cultivar sus propias virtudes para que pueda tratar bien a los demás. Debemos ser conscientes que el cambio se realiza por Él que está aquí entre nosotros. Sin embargo, podemos perder esta experiencia por el entorno enemigo de los valores. La pertenencia de la persona a los valores solo puede crecer en la medida que la persona se identifica con esta experiencia. La persona debe tener conciencia de esta pertenencia, cultivarla y así desarrollar su propia personalidad.
Por el amor del Hijo al Padre, Cristo es el centro de la espiritualidad de la vida cristiana. El encuentro con Cristo, se realiza en la forma de seguir. Leemos en Efesios, 5,1-2: “Como hijos amadísimos de Dios, esfuércense por imitarlo. Sigan el camino del amor, a ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros.”
La espiritualidad se sitúa en el centro de la vida cristiana donde brota el amor. El Espíritu Santo es enviado por el Padre y el
Hijo. La presencia de Cristo en nuestra conciencia es un acto espiritual que incluye una dimensión ética. Dios se manifiesta en comportamientos humanos que posibilitan una vida digna. Donde seres humanos se sacrifican por una buena causa, encontramos la presencia de la transcendencia. Lo espiritual se realiza en los actos de nosotros. La oferta de Dios está escondida en la iniciativa de la respuesta de fe de los hombres. No es una oferta que se puede demostrar científicamente. Es una verdad diferente. La oferta de Dios se hace transparente en la historia cuando el misterio se derrama en los comportamientos humanos que realizan algo de bien. La fe tiene una base histórica en la autonomía humana que acompaña a Dios. Leemos en I Juan, 2, 4: Si alguien dice: “yo lo conozco” pero no guarda sus mandatos, ese es un mentiroso y la verdad no está en el. En cambio, si uno guarda su palabra, el autentico amor de Dios está en él.” Leemos, Gálatas, 5,22- 25: “En cambio, el fruto del Espíritu es caridad, alegría, paz, comprensión de los demás, generosidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de sí mismo. Los que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la carne con sus impulsos y deseos. Si ahora vivimos según el espíritu, dejémonos guiar por el Espíritu.”
Se trata de una nueva manera de vivir. Este nuevo estilo cristiana es interioridad y exterioridad. Se manifiesta en la vida privada y en la vida social y política. El Papa francisco recomienda a los cristianos participar en la política.
*Padre Johan Leuridan, OP, doctor en Teología en la Universidad Urbaniana (Vaticano), personalidad meritoria de la Cultura del Ministerio de la Cultura, miembro honorario de la Academia de la Lengua, doctor honoris causa de la Universidad de San Marcos y autor del libro "El Sentido de las Dimensiones éticas de la Vida".