LA COLUMNA DEL DÍA | Organizaciones saludables y enfermas
Creado el Miércoles, 14 de Agosto del 2024 06:57:46 am
Así como las personas exteriorizamos ciertos comportamientos o actitudes de acuerdo a cómo está nuestro estado de salud, también las organizaciones dan ciertas señales en el contexto empresarial. La salud de la organización dependerá de la salud de su componente más esencial el cual es su personal y la interrelación existente entre este y la empresa, por lo que esta última debe ofrecer un clima de trabajo que permita desarrollar todo el potencial de sus trabajadores y por ende de la empresa, tal como lo señala José Ángel Maldonado en su libro: Comportamiento, cambio y desarrollo organizacional.
Los cambios tecnológicos, sociales, políticos o económicos afectan de algún modo a la empresa la misma que está obligada a poder enfrentarlos, asumirlos o esquivarlos, dependiendo de la situación. Una organización sana, lo hace, pero una organización enferma, puede deprimirse o sufrir graves trastornos en su estabilidad. Para garantizar su salud, es importante descubrir los primeros síntomas de enfermedad y tomar las medidas preventivas para movilizar óptimamente la energía y los recursos humanos que lleven al logro de la misión de la organización.
En una organización saludable, el ambiente de trabajo permite al trabajador utilizar plenamente todo su potencial. Esto implica no solo una gestión responsable de los riesgos para la salud y la seguridad, sino también una posibilidad para el trabajador de desarrollarse y crecer hasta su máximo potencial. Es esencial mantener un equilibrio adecuado con relación al clima laboral, formación, estilo de gestión, así como asegurar una comunicación, unos comportamientos y unas actitudes de apoyo en la organización. Esto requiere un trabajo de equipo y el asesoramiento de expertos en salud y seguridad laboral, nos señala José Ángel Maldonado.
Entre las principales características de una organización sana, tenemos:
Las acciones de la empresa, en cada una de las áreas, están guiadas por planes y estrategias bien definidas. La comunicación vertical y lateral no se distorsiona y es fluida. La información no se esconde, ni es “propiedad” de alguien. Las decisiones se toman involucrando a los afectados y se basan en la información disponible. Las ideas se exponen sin miedo a la crítica y son tomadas en cuenta sin importar el nivel de donde provienen. La autoridad se delega con confianza y la responsabilidad se comparte con compromiso. El desarrollo y la capacitación de los recursos humanos constituyen una inversión, no un gasto. El sistema de remuneración es internamente equitativo y externamente competitivo. Los individuos asumen su responsabilidad a todos los niveles y tienen la mente abierta al cambio. El riesgo es aceptado como parte del desarrollo de la empresa y oportunidad de crecimiento personal. La organización es un sistema abierto y proactivo respecto al entorno.
La organización enferma se caracteriza por la pérdida del sentido de la realidad, lo que la lleva a considerarse como una organización deprimida. En efecto, al no calibrar de forma adecuada las necesidades de los clientes del producto o servicio, y encerrarse en quimeras utópicas, disminuyen las ventas y se incrementa la rotación. Una institución deprimida puede incluso realizar en algún momento actos representativos y llamativos. Son luces de bengala, que duran apenas el tiempo necesario antes de que se apaguen los focos pagados por la propia institución. Es decir, las organizaciones enfermas viven de apariencias y, en algún momento se les caerá la careta.
Dígame usted, amiga, amigo empresario, ¿su empresa es una organización sana o enferma?
*Felipe Llenque Tume es doctor en Administración, pastdecano del Colegio Regional de Licenciados en Administración (Corlad Chimbote), director de la Escuela de Administración en la Uladech Católica, consultor en capacitación y asesoría empresarial a sectores económicos de producción y servicios, y exmiembro del Directorio de Sedachimbote.
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