LA COLUMNA DEL DÍA | Odisea 2020
Creado el Lunes, 28 de Diciembre del 2020 01:47:19 pm
El año que termina ha sido una verdadera odisea, se ha vivido como un largo viaje lleno de peripecias que nos han dificultado la vida y la sobrevivencia.
En las primeras semanas del año una nueva epidemia llamada covid-19 asolaba Asia y se convertía en noticia mundial. El epicentro de este nuevo contagio se situaba en China continental, país que por su régimen político maneja muy cautelosamente la información que comparte al mundo, por ello no se tenía mayor precisión sobre este nuevo virus.
En un inicio, desde nuestra ubicación geográfica en el globo terráqueo, la nueva epidemia se veía como algo lejano que probablemente no llegaría a nuestro país y solo conoceríamos a través de los medios de comunicación, como ocurrió en el caso del síndrome respiratorio agudo (SARS) en el 2003 o los diversos brotes del virus de la gripe aviar entre 1997 y 2013, que afectaron al Asia y algunos países de Europa, pero que nunca llegaron a atacar a nuestro país.
Sin embargo, en la mañana del 6 de marzo el entonces presidente Vizcarra comunicaba al Perú que se había detectado al primer paciente infectado por covid-19 y el 16 de marzo ingresábamos a una larga cuarentena rígida que terminaría varios meses después, claramente impulsada por la necesidad de la población de salir a buscar un sustento diario para sostener a sus familias, las cuales no soportaban más el encierro sin recursos para sostenerse.
Con la llegada de la covid, la tragedia se instaló en nuestro país y el 19 de marzo se reportaba la muerte de un anciano a causa del virus, el primero de los casi 38 mil fallecidos reportados oficialmente; sin embargo, la cifra de defunciones a causa de la pandemia sería mucho más elevada si consideramos diversos reportes complementarios; miles de familias peruanas fueron fatalmente golpeadas.
La covid puso en evidencia las falencias de nuestro sistema: el Minsa, abandonado a su suerte por años, había entregado la administración de la salud a los gobiernos regionales en el interior del país y el resultado de esa decisión política es calamitoso.
En cuanto al manejo de la pandemia, en la era Vizcarra tuvimos hasta tres ministros de salud y ninguno pudo solucionar la demanda de camas UCI, plantas de oxígeno, material de protección covid y compra de vacunas. La iglesia y la sociedad civil se las ingeniaron para adquirir plantas de oxígeno y ponerlas a disposición de los centros de salud. El material de protección covid no llegaba a los hospitales del Estado, pero las ofertas de estos productos inundaban las redes sociales. Y en cuanto a las vacunas, aún no tenemos una solución a la vista.
Ironías de la vida, en la era Sagasti, la Dra. Pilar Mazzetti continúa al frente del sector salud y sigue proponiendo soluciones descartadas mundialmente, como la aplicación de pruebas rápidas en lugar de pruebas moleculares, o emitiendo decisiones discutibles como suprimir el transporte en vehículos particulares, lo que solo ocasionará una mayor aglomeración para utilizar el transporte público.
En Áncash, el GRA, con Juan Carlos Morillo a la cabeza, dispuso irregularmente la contratación de una empresa para la construcción y ampliación de un ambiente en el Hospital Regional de Nuevo Chimbote para atender la demanda de pacientes covid; por ello afronta una prisión preventiva en el penal de Huaraz.
Los alcaldes tampoco se quedaron atrás en esta sucesión de errores; aún está fresco el recuerdo del alcalde Roberto Briceño siendo escoltado por la Policía por incumplir la prohibición de reuniones privadas en plena cuarentena, alarde de frivolidad en plena pandemia. En otros casos, el reparto de canastas para poblaciones vulnerables resultó un festín de recursos públicos que ahora viene siendo investigado por el Ministerio Público.
Sin embargo, no todo fue malo, es necesario reconocer y destacar la actitud de los empleados del sector salud, en especial médicos y enfermeras que, pese a las carencias de equipamiento y omisiones de nuestras autoridades, se mantuvieron presentes y diligentes en los nosocomios asistiendo a los pacientes; así también la familia policial, que nuevamente estuvo en la primera línea de defensa de la población, haciendo cumplir las disposiciones que emitía el Gobierno. Ambos segmentos del servicio público merecen nuestra mayor gratitud y reconocimiento.
Asimismo, la población asumió un rol activo para enfrentar a la covid, promoviendo cadenas de solidaridad para brindar apoyo y asistencia a quien lo necesitara, utilizando todos los mecanismos posibles para hacer llegar desde una ración de alimentos hasta algún medicamento que permita salvar una vida, dejando claro que cuando el humanismo recorre nuestras venas, podemos hacer grandes cosas, sin recursos y aun en la adversidad.
Que los hombres y mujeres de buena voluntad prevalezcan siempre, porque son los que nuestra sociedad necesita para superar esta pandemia que aún no termina.
¡Que el 2021 sea un año mejor para todos!
* Pablo Rioja Cueva es abogado especialista en derecho constitucional y administrativo, árbitro en contrataciones con el Estado y laboral. Tiene amplia experiencia en gestión pública y docencia universitaria. Fue regidor en la Municipalidad Provincial del Santa.
Foto: cortesía Paul Meza Castañeda