LA COLUMNA DEL DÍA | La salvación
Creado el Jueves, 26 de Septiembre del 2024 06:42:02 pm
Leemos en el antiguo testamento que Dios promueve la paz y la justicia y libere el pueblo de la esclavitud de Egipto, del diluvio, de las guerras contra los enemigos, ayuda a viudas, huérfanos, etc. Pero, Dios sanciona también al pueblo por idolatría, violencia, deshonestidad, avaricia y desobediencia. Tres veces fueron enviados en exilio.
Después del exilio la idea de salvación se expresa en la llegada de un mesías. Leemos el profeta Jeremías, Jr. 23, 5-6: Así dice Yavé: Llegue el día en que yo haré surgir un hijo de David que se portará como rey justo y prudente. El gobernará este país según la justicia y el derecho. En aquel tiempo Judá gozará de paz, e Israel permanecerá seguro. Y éste es el nombre que le darán: Yavé-nuestra -justicia.
El cristianismo es Dios que manda a la segunda persona de Trinidad a la tierra para anunciar la invitación a los hombres de entrar en la vida divina.
La salvación se manifiesta en una persona. Por ejemplo, leemos en Lucas, 1,34: “Per el ángel le dijo: No temas María, porque has encontrado el favor de dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David; gobernará por siempre al pueblo d Jacob y su reino no tendrá fin.”
El pecado es la raíz de mucho sufrimiento en el mundo. El pecador es la persona que conscientemente se aparta de Dios. El niega aceptar el don de su existencia. Esta actitud egocentrista de uno mismo, puede ser también la actitud de un grupo, un país etc. Se actúa con todos los medios de violencia, de poder y de placer. Las guerras actuales son una demonstración de líderes que buscan el poder a todo precio. La guerra es causa de la muerte de miles y también de millones de personas. Es la perversión más grande. En el mundo actual donde se ha perdido el interés para la ética, no sorprende que aparecen psicópatas que encuentran un placer en matar por instinto de poder. No han aprendido nada. Actúan como los pueblos más primitivos de historia. El amor y la justicia de Dios no pueden permitir que los seres humanos se destruyen. Dios no es indiferente. Un Dios que solo dona sin exigir sería un Dios que trataría los seres humanos como objetos de un amor importuno. Leemos en Mateo 25,31-46: Dios, en el último juicio, separa unos de otros para entrar en el reino de Dios de acuerdo a la ayuda que dieron o no a los más pequeños. Es la responsabilidad de cada uno y no de una ideología.
Muchos textos en el nuevo testamento indican que la salvación se refiere principalmente a la liberación de los pecados. Por ejemplo, leemos Romanos, 5, 8: “Pero Dios dejó constancia del amor que nos tiene: “Cristo murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores”. Invitan a Jesús sanar a un paralítico, pero previamente Jesús le perdona los pecados (Marcos, 2, 10-12). La salvación es participar en el Reino de Dios como leemos, por ejemplo, en Juan 14,6: Jesús contestó: “Yo soy el camino, la verdad y la vida: Nadie va al Padre sino por mí”. El destino del ser humano es la vida eterna con Dios.
La unión íntima con Dios es el fundamento interno de la libertad del ser humano y lo pone a disposición de los otros en la contingencia de la historia. Leemos en II Corintios, 4,16: Por eso, no nos desanimamos; al contrario, aunque nuestro exterior está decayendo, el hombre interior se va renovando de día en día en nosotros”. Cristo murió y resucitó. El nos da un nuevo sentido a nuestra vida y una nueva fuerza para actuar como salvados. Leemos en los Colosenses, 1, 21-22): “Ustedes mismos en otro tiempo estaban alejados y con sus obras malas actuaron como rebeldes. Ahora, con su muerte, Cristo los reconcilió en su mismo ser humano, de modo de que ahora son santos, sin culpa no mancha ante el.” Han nacido de nuevo como Jesús decía a Nicodemo. Si permanecemos en su amor y en sus mandamientos, estamos ya en este mundo anticipando el reino de Dios. Podemos distinguir entre personas confiables que buscan y hacen el bien y otros que se consideran el centro del mundo.
La salvación no es solo de los pecados. Es también, como en el antiguo testamento, la salvación de todo lo referente al ser humano y perdura durante toda la vida de Jesús: milagros, sanaciones de enfermos, ciegos, expulsión del demonio, su preocupación para pobres y agobiados (Mateo,5,3-10). Jesús nos ha mostrado en su vida como debemos vivir nosotros. Es el camino del amor con el prójimo. La caridad, donde Cristo está presente, exige una transformación ética de toda la sociedad humana donde está incluido la familia, la ciencia, la tecnología, la política, la administración. Falta una moralidad global para resolver los problemas. La política es más que una simple técnica para determinar el orden público. Su origen está en la justicia que es de naturaleza ética. La justicia es la primera vía de la caridad. Se ama al prójimo tanto más eficazmente, cuanto más se trabaja por un bien común. Es ya vivir la salvación, el reino de Dios en este mundo. (Este aporte se inspira en un texto del teólogo A.R. Van de Walle).
*Padre Johan Leuridan, OP, doctor en Teología en la Universidad Urbaniana (Vaticano), personalidad meritoria de la Cultura del Ministerio de la Cultura, miembro honorario de la Academia de la Lengua, doctor honoris causa de la Universidad de San Marcos y autor del libro "El Sentido de las Dimensiones éticas de la Vida".