Creado el Lunes, 27 de Noviembre del 2023 08:09:34 am

Es una pena, pero los líderes de nuestro país están de farra y eso ocurre porque votamos mal, señala el abogado Pablo Rioja Cueva

Estamos a pocos días de que se cumpla un año del fallido golpe de Estado que propinó Pedro Castillo y que terminó por provocar la caída de su gobierno y su salida de la presidencia.

El ascenso de Dina Boluarte al poder fue turbulento, una serie de violentas protestas principalmente focalizadas en el sur complicaron el inicio de su mandato y puso en riesgo una vez más, a nuestra democracia.

Sin embargo, una vez llegada la calma, más por inercia que por pericia de la mandataria, Boluarte nos ha mostrado permanentemente sus desatinos como líder del país y lo que es peor, su frivolidad en el ejercicio de la primera magistratura.

La proclividad por los viajes al extranjero exhibida por la presidenta no tiene antecedentes, ni siquiera con el avión parrandero de Toledo que no pasaba de Punta Sal, su apego por las comitivas franeleras solo evidencia que su discurso incendiario era una pose política y su clamorosa desconexión con la realidad genera vergüenza ajena, tanto así, que ha crispado el ánimo de la gran mayoría de peruanos, siendo rechazada por casi todos, en tal magnitud que es muy probable que incluso supere el rechazo que sentimos por Juan Reynoso al final de cada partido de la selección nacional.

Boluarte no es la única que está de farra en el poder, también es partícipe de este parrandeo gobiernista, su premier y en la practica presidente en funciones, Alberto Otárola. Este poderoso personaje, sin rubor alguno habría logrado colocar a sus amigas en distintas dependencias públicas según reportan diversos medios, al igual que varios ministros de su gabinete en cada una de sus carteras.

El Congreso por su lado y como siempre, se las ingenia para hundirse en el descrédito y el reproche generalizado, ahora ha dispuesto que cada legislador y trabajador del parlamento reciban un “bono extraordinario” equivalente a 9900 soles.

¿Acaso los congresistas y trabajadores del Congreso son una casta privilegiada que merece cobrar por nada?, hace rato que del portero al presidente del Legislativo se benefician de una serie de gollerías que el peruano promedio no tiene y lo que es peor, por un trabajo mediocre e improductivo, y este despropósito ocurre mientras los peruanos de a pie sienten en sus bolsillos que la recesión ha llegado para quedarse.

Los congresistas del período legislativo 2021-2026 probablemente serán recordados como los peores de los últimos tiempos, porque con este tipo de decisiones sólo elevan el nivel de repulsión contra ellos y lamentablemente debilitan a una institución que debería ser un pilar del Estado y nuestra democracia.

Otro poderoso como César Acuña no podía quedarse atrás, y decidió develar su propia estatua a escala natural en el campus de su universidad, causando la indignación, pero principalmente las burlas de muchos peruanos. Más allá de tan huachafo auto-homenaje, el líder de APP ha demostrado una vez más que, tiene una gran debilidad por satisfacer a su ego y probablemente ahí esté la razón de esmerarse en promover a tan mediocres congresistas, buscando que ninguno de ellos haga sombra, ni intelectual, ni políticamente, a tan diminuto líder.

Es una pena, pero los líderes de nuestro país están de farra y eso ocurre porque votamos mal, ojalá no los olvidemos y la próxima vez que tengamos que escoger, lo hagamos mucho mejor.

*Pablo Rioja Cueva es abogado especialista en derecho constitucional y administrativo, árbitro en contrataciones con el Estado y laboral. Tiene amplia experiencia en gestión pública y docencia universitaria. Fue regidor en la Municipalidad Provincial del Santa.