LA COLUMNA DEL DÍA | La ciencia, la filosofía y la religión
Creado el Jueves, 8 de Agosto del 2024 01:01:01 am
La religión debe tomar en cuenta la ciencia y la tecnología, pero ellas nunca podrán eliminar los límites del ser humano. La ciencia es un conocimiento que progresa permanentemente y suprime lo anterior adquirido. No puede dar una respuesta definitiva. Einstein y la física cuanta han demostrado la relatividad de las ciencias y de su determinismo. La ciencia es sumamente compleja y logra grandes y importantes avances, pero no podrá contestar la pregunta sobre el qué de nuestra existencia. La filosofía y las religiones busca una respuesta a esta pregunta, pero la misma filosofía actual de la postverdad ha eliminado la pregunta por el sentido de la vida.
Los progresos de la biología, las ciencias sociales, y, sobre todo, la psicología y las comunicaciones, dan al ser humano un mejor conocimiento de sí mismo y le dan técnicas para influir en la vida social, pero no aseguran mejores relaciones personales que dependen de la libertad. Se necesita las virtudes espirituales para poder realizar sus trabajos, buenas relaciones con los demás y servir a la humanidad. La justicia, la fortaleza y la templanza son conceptos filosóficos. Sin justicia no habrá autoridades que promueven el bien para todos, sin templanza no habrá personas dispuestos a luchar para el progreso y sin templanza el mundo estaría lleno de egoístas y envidiosos.
También es una ilusión pensar que las ciencias humanas podrán organizar la vida personal y social de los seres humanos. La psicología es importante como conocimiento de ciertos mecanismos dentro de la persona que permite desarrollar terapias que ayudan a personas con ciertos problemas, pero la psicología no puede producir el sentido de la vida. La ciencia de la comunicación es la más importante de las ciencias sociales. Todos dependemos de los medios de comunicación para poder formar nuestros juicios sobre el mundo. El aporte del dinero de parte del Estado o de parte del sector privado pueden a veces injustamente favorecer o dañar. Los medios que están al servicio de una ideología no entienden que las ideologías fracasaron, no reconocen sus propios errores y se dedican a la crítica exclusiva de las otras ideologías. La distracción, en la televisión, es importante, pero a menudo no hay espacio para personas del bien porque la televisión busca ganar por la publicidad y el público prefiere los escándalos de la vida privada.
La ciencia puede saber todo sobre los hechos, pero no puede explicar el sentido del misterio de las cosas. Siempre habrá problemas y los problemas son cada vez más grandes porque amenazan y pueden acabar con la vida en la tierra. No se comprende que las grandes potencias desarrollan misiles, hasta con cabezas nucleares que tienen la capacidad de pasar encima de todas las fronteras. Hay una enorme desarrollo científico y tecnológico que sirve al ser humano, pero también que no respeta la dignidad humana. La ciencia inventó la bomba atómica que mató, al final de la segunda guerra mundial, doscientos mil personas en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. Los científicos eran felices por su gran invento. La filosofía pregunta por el sentido. ¿Era un bien? La humanidad no aprende. Ya son ocho países que tiene esta arma nuclear y muchísima mas potente. No se entiende, que en el siglo XXI, siguen las guerras a pesar de que hay miles de millones en la pobreza. La confianza en la ciencia y la tecnología entró de nuevo en duda con el deterioro ecológico.
Tampoco los filósofos pueden fundamentar la dignidad intrínseca de la persona. Las Naciones Unidas, en 1948, declara la dignidad inherente a la persona, pero no lo puede fundamentar. El ser humano existe antes de que puede reflexionar. Nadie ha decidido existir. El hombre es una causalidad en la indiferencia del universo. En el universo nadie manda, nadie obedece y nadie es culpable. El ser humano tiene finitud, es mortal. La existencia del ser humano es un misterio.
Se ha perdido el sentido del misterio que es el sentido de la religión. No se trata de una verdad que falta descubrir como la ciencia sino es una verdad que nos es dada. No es la conclusión de una deducción de algo que conocemos. La religión no es una teoría científica y tampoco una visión de la sociedad como las ideologías. Es la verdad de una revelación de Dios a una Persona que la ha enseñado y transmitido por el ejemplo de su vida. También es verdad que han surgido religiones por medio del uso de armas o por una persona cuya vida no era un buen ejemplo. Se observa, hasta hoy en día, en sus rasgos la agresividad y la intolerancia.
Jesucristo dijo: Hagan esto en memoria mía. La vida es estar unidos con otros en la misma comunidad, la iglesia, que empieza en la familia, alrededor del misterio que nos invita a vivir en el amor de unos con los otros. La mejor actitud es la humildad. Es la persona con quién es agradable vivir. No es la persona arrogante, el sabelotodo, el ególatra y envidiosa que hacen la vida insoportable a los demás. La religión no elimina la autonomía de la razón y de la libertad de la persona, pero ubica a la persona en el lugar adecuado. Por la oración descubrimos en nuestra conciencia la voz que nos dirige a buscar siempre el bien y por la comunidad podemos dar amor y recibir amor. “No hay amor más grande que dar la vida para sus amigos, y ustedes son mis amigos si cumplen lo que les mando. Los llamo amigos porque les he dado a conocer lo que prendí de mi Padre” (Juan, 15, 13.14.15).
*Padre Johan Leuridan, OP, doctor en Teología en la Universidad Urbaniana (Vaticano), personalidad meritoria de la Cultura del Ministerio de la Cultura, miembro honorario de la Academia de la Lengua, doctor honoris causa de la Universidad de San Marcos y autor del libro "El Sentido de las Dimensiones éticas de la Vida".