LA COLUMNA DEL DÍA | Implicancia del fútbol en una sociedad
Creado el Miércoles, 27 de Junio del 2018 11:05:11 am | Modificado el 06/10/2021 01:32:55 pm

Nuestra selección de futbol nos hizo soñar. Ahora, nuevamente estamos despiertos viviendo nuestra realidad. Sin embargo, hay que dejar en claro el comportamiento de una sociedad respecto a este deporte. Para ello voy a referirme a dos artículos muy importantes que se refieren a las implicancias de este deporte en una sociedad. Primero veamos el artículo de Silvia Contreras: “Importancia del fútbol en la sociedad”, el mismo que indica lo siguiente:
Se ha comprobado que el fútbol cambia los estados de ánimo e influye en amplios sectores de la población: la victoria en un partido trae felicidad a los seguidores; por el contrario, la derrota genera frustración. Para mantener la adicción futbolística, los medios de comunicación abusan de este deporte; en los noticiarios el espacio dedicado a la información futbolística- es excesiva. Los otros deportes aparecen en un segundo plano o no existen.
Por otra parte, los sueldos de los futbolistas son exagerados y desproporcionados. Los jugadores no dejan de ser hombres detrás de un balón. No es lógico que por ir detrás de un balón ganen la gran cantidad de dinero que todos conocemos. Hay trabajos que son mucho más sacrificados y que exigen una preparación y una responsabilidad muy superior y nunca ganarán ni la cuarta parte de lo que ganan los jugadores. Pensemos en los años de preparación de un médico y la responsabilidad que exige el desarrollo de su profesión. O en la labor de los ingenieros o de los arquitectos o de tantas y tantas profesiones. Y es que este deporte se ha convertido, en realidad, en un negocio que genera muchos millones de euros. Pero también cuesta mucho dinero a los ciudadanos ya que la seguridad en los campos de fútbol y en las inmediaciones a los mismos corre a cargo del estado.
Por su parte Santiago Flores Álvarez-Ossorio Periodista y filólogo, en su artículo “Fútbol y manipulación social”, señala: El fútbol es para algunos un juego y para otros una forma de vida. Hay quien lo usa como negocio o lo sigue como ideología. Llega a considerarse una pasión e incluso representa una religión. Forma parte del mundo actual, de la sociedad de masas que todo lo envuelve. Está presente en cualquier parte del mundo y tras él hay intereses ocultos. Unos pocos lo utilizan como instrumento de poder. Un poder para hacer dinero, controlar y manipular. Los aficionados somos mudos testigos de este espectáculo.
Este juego fue convertido en negocio, pues los poderosos observaron que era el deporte del pueblo y las competiciones sobrepasaron lo puramente deportivo. La sociedad de masas lo convirtió en un verdadero fenómeno social y de ahí derivó el instrumento de poder, que actualmente sirve a los intereses de unos pocos. El aficionado puede ser consciente de esto, verlo como un juego y ser crítico con ello. Pero la mayoría no ve la realidad. Están vinculados al equipo. Si gana, se alegran y si pierde, se entristecen. Se cruzan sentimientos de felicidad o tristeza. Si el fútbol no pasa de un sentir popular, no hay problema. El conflicto surge cuando ese sentimiento se manipula y se pasa de la experiencia vicaria a la acción real. Esto puede derivar en la violencia, que es una acción agresiva generada por el odio contra otra persona.
El deporte tiene una gran repercusión social y podría utilizarse para hacer buenas obras, para construir una sociedad plural con unos valores éticos de solidaridad, compañerismo e igualdad de condiciones para todos. Se organizan partidos benéficos, algunos deportistas son embajadores de Unicef, y luchan por la paz en su país o hacen labores sociales. Si todos los agentes que conforman el fútbol colaborasen por el bien de la sociedad, ayudarían a hacer un mundo mejor.
*Felipe Llenque Tume
Pastdecano del Colegio de Licenciados en Administración (CORLAD Chimbote).
Escuche la versión radial de la columna:
Foto referencial: informateperu.pe
Las opiniones contenidas en los artículos publicados en la sección “LA COLUMNA DEL DÍA” son de estricta responsabilidad de sus autores.