Creado el Domingo, 12 de Mayo del 2024 11:40:42 pm

Solo el tiempo y la historia nos dirán la verdad de esta guerra entre las orillas más poderosas, señala el abogado Pablo Rioja Cueva

En nuestro Perú, la lucha no es contra la corrupción, sino entre la corrupción y lo que viene sucediendo en los últimos meses demuestra que se ha perdido la vergüenza y ninguno de los bandos en disputa se esmera en disimular, que sólo les importa mantener su poder.

Por un lado, tenemos la corrupción torpe y descarada que está instalada en el gobierno nacional desde la llegada de Pedro Castillo y que ahora tiene en Dina Boluarte una versión más frívola, pero igual de tremebunda que la de su compañero de fórmula presidencial.

Es cierto que, con Perú Libre no empezó la corrupción, pero inició una etapa de corrupción desesperada, en que los familiares presidenciales se pelean cuotas de poder y coimas con los ayayeros, los lobistas se delatan entre ellos y hasta los congresistas hacen de las suyas con el presupuesto público en abierta complicidad con malos funcionarios ministeriales.

En el otro lado de la orilla, está la corrupción en forma de legalidad, que utiliza “equipos especiales” para aplicar la fórmula más antigua de armar circo al pueblo y distraerlo, mientras que los principales autores de los delitos y tropelías se llevan el dinero de nuestro país a sus anchas.

Luego de que el denominado equipo Lava Jato liderado por Rafael Vela cumpliera seis años sin resultados tangibles en los que no hay ningún sentenciado y Odebrecht se llevó el dinero de la corrupción al Brasil sin que podamos conocer el contenido del acuerdo que los favorece, los estrategas cambiaron de protagonistas y para una nueva etapa del circo crearon un nuevo equipo, llamado Eficcop y, mediante el dedazo,  impusieron a una fiscal como Marita Barreto que es tan polémica como mediática, y que está dispuesta a todo por gozar de las mieles del poder.

Entre uno y otro lado de la corrupción, sólo hay una diferencia, a los primeros los elegimos mediante el voto, a los otros no los elegimos, se eligen entre ellos.

A los gobernantes que se ubican entre el ejecutivo y el legislativo los pone el voto popular, que vota mal con habitualidad por quedarse en la superficialidad de la campaña electoral sin atender las señales de limitaciones, incapacidad y corrupción de los candidatos.

Al otro lado, la corrupción revestida de legalidad ha escogido sus colinas de poder preferentemente en la Fiscalía, el Poder Judicial, el Tribunal Constitucional, la Defensoría del Pueblo y la Junta Nacional de Justicia, es decir los órganos tutelares de justicia en nuestro país. Se les imputa que son promovidas por un poder fáctico que fluye entre la izquierda comunista que migró al gramcismo como nueva forma de hacer política hasta el caviarismo limeño que es bastante dúctil y maleable según sen sus intereses.

La merecida investigación a Nicanor Boluarte es un nuevo capítulo de la guerra entre la corrupción, su detención es una señal que reta el abuso del poder que ejerce Dina Boluarte, pero la detención del abogado Mateo Castañeda nos devuelve a la realidad y advierte que estamos frente a una calculada operación del poder fáctico que aún se mantiene fuerte en la Fiscalía y la JNJ, solo el tiempo y la historia nos dirán la verdad de esta guerra entre las orillas más poderosas de la corrupción em el Perú.

* Pablo Rioja Cueva es abogado especialista en derecho constitucional y administrativo, árbitro en contrataciones con el Estado y laboral. Tiene amplia experiencia en gestión pública y docencia universitaria. Fue regidor en la Municipalidad Provincial del Santa.