LA COLUMNA DEL DÍA | El profe Pedro y sus niños
Creado el Lunes, 27 de Marzo del 2023 09:14:25 am
La semana cerró con la noticia del aparatoso allanamiento de inmuebles, oficinas y hasta despachos congresales de casi una veintena de congresistas pertenecientes a la segunda promoción de niños que se habrían vendido políticamente al golpista Pedro Castillo, otorgando sus votos a cambio de beneficios que van desde puestos claves en el Estado para sus allegados hasta el irregular manejo de contratos de obras públicas financiadas con presupuesto de los ministerios, principalmente MTC y Vivienda.
Los niños son la versión actualizada de los nueve “tránsfugas” que compraron Fujimori y Montesinos para tener mayoría congresal en el año 2000, el hecho delictivo es el mismo y al igual que antes, consiste en que los congresistas “apoyan” con sus votos en el congreso a cambio de ilícitas prebendas.
Sin embargo, hay algunos detalles que difieren de aquel episodio nefasto de nuestra democracia y son dos hechos. En primer lugar, que en esta ocasión los congresistas no han pasado a integrar abiertamente el oficialismo, como lo hicieron los tránsfugas cuando sonrientes anunciaban su incorporación al fujimorista Perú 2000, sino que, se mantuvieron en sus partidos como topos o formaron nuevos bloques parlamentarios. El otro hecho diferente, está relacionado con los protagonistas de esta trama política, pues en esta ocasión no se trata del fujimorismo comprando congresistas para obtener mayoría, sino de Pedro Castillo, un político que ganó la presidencia proclamándose como un “humilde profesor rural” a quienes muchos creían inmaculado, que a través de oscuros operadores políticos llegó a recolectar a una treintena de congresistas, principalmente de Acción Popular y la izquierda, para que le otorguen su apoyo en el congreso a cambio de ventajosos favores o dinero, por lo que ahora, todos se encuentran investigados por la fiscalía.
Los tránsfugas del 2000 son tan repudiables como “Los niños” del 2023 y de comprobarse las imputaciones deben ser sancionados penalmente con la misma severidad que antaño. Sin embargo, pese a la gravedad de los hechos, es preocupante el nivel de tolerancia para algunos e indiferencia para otros, respecto a este nuevo episodio de transfuguismo, que desprestigia profundamente al alicaído primer poder del Estado y afecta irreparablemente los cimientos de nuestra democracia.
Por otro lado, ahora que está encarcelado y que las resultados de algunas investigaciones empiezan a conocerse, resulta que Pedro Castillo había generado una organización criminal para robar al Estado durante su presidencia, en la que gobernado por su bondadoso amor filial habría ordenado que parte del dinero mal habido sea repartido entre su núcleo familiar, otro tanto para intentar coimear a los jueces que estaban viendo los pedidos de detención de sus familiares y hasta se dio maña para mandar comprar equipos de interceptación telefónica y espionaje, todo en apenas dieciséis meses y días.
La conducta de Pedro Castillo y los niños ha desnudado nuevamente la peor versión de nuestra sociedad, en la que malos políticos creen que el Estado es un botín y que pueden utilizar el dinero público como si fuera suyo, para satisfacer sus intereses o vanidades personales.
El problema no es solo que Pedro Castillo buscó comparar congresistas, sino también aquellos congresistas que cayeron seducidos por sus insinuaciones, pero mucho peor, es el caso del ciudadano de a pie, que votó por alguno de los niños y que, en la próxima elección, votará por alguien igual o peor, sin darse cuenta que su tolerancia e indiferencia frente a estos actos, lo convierte en un silencioso cómplice de la destrucción de nuestra frágil democracia.
*Pablo Rioja Cueva es abogado especialista en derecho constitucional y administrativo, árbitro en contrataciones con el Estado y laboral. Tiene amplia experiencia en gestión pública y docencia universitaria. Fue regidor en la Municipalidad Provincial del Santa.
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