LA COLUMNA DEL DÍA | El pecado contra el Espíritu Santo
Creado el Jueves, 20 de Junio del 2024 01:01:01 am
Mientras tanto, unos maestros de la ley que habían venido de Jerusalén decían: “Está poseído por Beelzebul, jefe de los demonios, y con su ayuda expulsa a los demonios.”
Jesús les pidió que se acercaran y empezó a enseñarles por medio de ejemplos: “¿Cómo puedo Satanás echar a Satanás? Si una nación esta en contra de sí misma no podrá mantenerse en pie. Y si una familia está con divisiones internas, esta familia no podría subsistir. De igual modo, si Satanás lucha contra sí mismo y está dividido, no puede subsistir, y pronto llegará su fin. La verdad es que nadie puede entrar en la casa del Fuerte y arrebatarle sus cosas si no lo amarra primero; entonces podrá saquear su casa.
En verdad les digo: se les perdonará todo a los hombres, ya sean pecados o blasfemias contra Dios, por muchos que sean. En cambio, el que calumnie al Espíritu Santo, no tendrá jamás perdón, pues se queda con un pecado que nunca lo dejará (Marcos, 3, 20-30). También en Mateo, 12,31 leemos: Poe eso yo les digo: se perdonará a los hombres cualquier pecado y cualquier insulto contra Dios. Pero calumniar al Espíritu Santo no tendrá perdón.
En la teología judía en aquella época, los fariseos, creían que solo Dios podría perdonar este tipo de pecado. Ellos fueron testigos que Jesús había realizado el milagro. Era evidente que Jesús venía de Dios. Sin embargo, ellos no admitían esta verdad. Reconocerlo sería para ellos un problema porque sería reconocer que Jesús tenía razón cuando los había criticado. Jesús había dicho que ponían tareas pesadas sobre los hombros de las personas que favorecían a ellos y que ellos no practicaban. De esta manera preferían mentir. No quieren perder sus privilegios injustos. Acusan a Jesús de obrar milagros con el poder de Satanás. Jesús les explica que Satanás no puede actuar contra sí mismo. Pero los fariseos se obstinan y prefieren negar lo obvio antes que admitir sus errores y faltas.
Jesús advierte: Dios perdonará al que quiere ser perdonado, pero es imposible perdonar a los que consideran que sus mentiras son verdades. Aunque los fariseos ven la misericordia la niegan. Los que se niegan a enfrentar la verdad de su propia vida, de sus debilidades, límites, errores y pecados, se vuelven cada vez más deshonestos y sus almas se cierran cada vez más por el gran Misterio de amor.
*Padre Johan Leuridan, OP, doctor en Teología en la Universidad Urbaniana (Vaticano), personalidad meritoria de la Cultura del Ministerio de la Cultura, miembro honorario de la Academia de la Lengua, doctor honoris causa de la Universidad de San Marcos y autor del libro "El Sentido de las Dimensiones éticas de la Vida".