Creado el Miércoles, 10 de Julio del 2024 07:42:45 am

El cambio empieza por nosotros mismos, no esperemos que las autoridades hagan todo, señala el doctor Felipe Llenque Tume*

En el Mundial de Futbol de Qatar 2022, se propagó por la televisión a nivel mundial cómo aficionados japoneses recogían la basura del estadio. Se le preguntó a uno de ellos y respondió: "No tenemos una razón –aclaró–. Pensamos que es mejor vivir en un lugar más limpio y también porque queremos dar las gracias al lugar que visitamos". Una pareja de hinchas japoneses agregó: "Es un hábito. Me han enseñado de esa manera desde que era un niño". 

Efectivamente, el modo de vida de los habitantes asiáticos y, en especial, los japoneses, ha sido a través de la formación en valores, en especial de la limpieza, el orden, la disciplina. Todo ello, se propaga en una sociedad que tiene un nivel de vida mejor que el de la mayoría de los habitantes de esta parte del continente.

En cierta ocasión, una empresa norteamericana le dio la buena pro a una empresa japonesa para que le provea de ciertos equipos para sus procesos de producción. En uno de los correos que le envió la empresa norteamericana a la japonesa, decía: “Ustedes han sido los ganadores para que nos prevean de los insumos e instrumentos descritos en nuestra hoja de pedido, solo queremos agregar que, aceptaremos tan solo un 5 % de productos defectuosos. Gracias”. 

La empresa japonesa, en su momento, respondió: “Estimados, enviamos los productos solicitados por su compañía, las mismas que se encuentran en buen estado y, además, les estamos enviando un 5 % de productos defectuosos, que la verdad, no sabemos para qué lo necesitan”.

Fíjense hasta donde llegaba la calidad de los productos japoneses que era casi imposible que algún producto tenga fallas o sufra de algún desperfecto.

Efectivamente, cuando una sociedad se le educa, se le instruye para hacer las cosas bien, desde el primer momento, con el tiempo se convierte en un hábito, en una disciplina. 

Veamos qué ocurre en nuestra sociedad, por ejemplo, con los vendedores ambulantes que pululan las calles de nuestra ciudad, como dejan los espacios llenos de basura que no solo afean a la ciudad, sino contaminan el medio ambiente. Así también, qué ocurre cuando una empresa que ha ganado una buena pro para alguna entidad del Estado, ya sea para mejorar, implementar, construir algún colegio, carretera, hospital, etc. El primer paso que se da es asegurar el 10 o 20 % del valor total para beneficio personal y que no decir de los materiales que se utilizan o precios de insumos que muchas veces se sobrevaloran. Lamentablemente, así es nuestra cultura, una cultura donde se acepta el desorden, la indisciplina.

Pero no crean que solo esos valores o antivalores afectan a las organizaciones, también afecta a nuestra vida personal. Sino veamos como afecta el desorden en nuestro ambiente de trabajo, en nuestro hogar, inclusive en nuestras relaciones personales cuando no tenemos muy claro lo que decimos o queremos lograr.

El cambio empieza por nosotros mismos, no esperemos que las autoridades hagan todo, si nunca te acostumbraste a ser ordenado, limpio, eso se expresará también en tus relaciones personales. Si siempre te acostumbraste a mentir, afectarás a los tuyos. Si eres un trabajador, funcionario, empresario, también mentiras a tus compañeros de trabajo, a tus colaboradores y a tus clientes.

*Felipe Llenque Tume es doctor en Administración, pastdecano del Colegio Regional de Licenciados en Administración (Corlad Chimbote), director de la Escuela de Administración en la Uladech Católica, consultor en capacitación y asesoría empresarial a sectores económicos de producción y servicios, y exmiembro del Directorio de Sedachimbote.

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Rsd2024rsd2024 · LA COLUMNA DEL DÍA | El orden y la limpieza en nuestra vida personal