LA COLUMNA DEL DÍA |El engaño de la neutralidad de los Gobiernos
Creado el Jueves, 24 de Agosto del 2023 01:01:01 am
Por negar la posibilidad de una relación con Dios, ya no existe un fundamento para la ética. Su afirmación de que no podemos conocer el bien trae como consecuencia que solo la voluntad dirige la vida. Con la visión de la vida solo en base de la voluntad, como afirmaba Kant, estamos a un paso de la libertad sin normas de Nietzsche (1844-1900). Nietzsche saca la consecuencia de la negación de la existencia de Dios. El ser humano que no cree en Dios, es un átomo suelto en el universo sin destino. El universo es mudo e indiferente. Ya no se puede dar una definición del bien. El concepto de autonomía absoluta del ser humano inevitablemente desembocó en la voluntad del superhombre de Nietzsche que no distingue entre el bien y el mal. La característica del siglo XX es el individualismo. Por la influencia de Nietzsche, la duda y el escepticismo serán las características del pensamiento de grandes filósofos del siglo XX. Sigue creciendo el ateísmo y la duda al respecto de la capacidad de la razón porque según Nietzsche la Modernidad no había logrado su propósito de lograr la felicidad para el ser humano.
Puesto que no se puede conocer el “bien” los gobiernos deben ser neutrales. El Estado no puede intervenir en la vida privada. El gobierno no puede imponer valores o fines porque faltaría el respeto a la persona como individuo libre e independiente que toma sus propias decisiones. Definir una cualidad quitaría la autonomía a los ciudadanos. Las leyes deben ser neutrales; es decir, no pueden proponer una manera de vivir. El gobierno debe solo cuidar que la libertad de uno no hace daño a la libertad de otro. Solo se puede evitar el mal porque no se sabe lo que es el bien. El gobierno se considera responsable de definir lo que es el mal que hace daño al otro.
Los gobiernos actuales declaran que el ser humano tiene plena libertad en su vida privada. El gobierno no se pronuncia sobre los valores morales. La pregunta es si se puede hacer una separación radical entre la vida privada y la vida pública. Nadie dudaba antes de la existencia de Dios y todos pertenecían a las Iglesias. En la sociedad actual esta evidencia ha sido reemplazada por la mentalidad científica y tecnológica que domina nuestra mentalidad publica y privada. La ciencia y la tecnología cambiaron el conocimiento de la sociedad, pero también cambiaron el conocimiento y los intereses de la persona privada. No hay una pared entre vida publica y privada. Los adultos se encuentran con otros adultos en el trabajo, los hijos con otros en los centros educativos y todos están en contacto con la televisión, las redes, con las leyes, con el Gobierno etc.
La filósofa Martha Nussbaum señaló que esta filosofía de la neutralidad de los gobiernos, esta libertad negativa, ha sido particularmente negativa para las familias y sobre todo para la educación de los hijos. Las leyes no prohíben egoísmo, envidia, resentimiento, odio, ira etc. Solo en la familia se aprende a controlar estos vicios.
Sin embargo, la historia humana es una historia de muchas violencias, abusos y guerras. La gravedad de la segunda guerra mundial, setenta millones de muertos, despertó la necesidad en los gobiernos a reunirse en 1948 y recuperar el gran aporte histórico de la revolución de Paris: los derechos humanos. La negación de la existencia de Dios no les permite fundamentar los derechos, pero por la experiencia negativa de las violencias en la historia están obligados a reconocer los derechos humanos porque sin la obediencia a la universalidad de estos conceptos el ser humano es capaz de las cosas más atroces. Se acepta la idea de la dignidad humana como evidente y los derechos humanos son un deber para todos.
Jürgen Habermas observó que la crítica de Nietzsche ha cuestionado las ideologías del liberalismo y del socialismo como explicaciones de la sociedad, pero no se ha señalado los límites de la ciencia. Ella verifica los “datos”, pero no el “valor”. ¿La ciencia puede producir una bomba atómica, pero cual es su valor? ¿La ciencia puede convertir el petróleo en plástico, pero cual es su valor? ¿Acaso la ciencia indica los valores éticos entre las personas?
*Padre Johan Leuridan, OP, doctor en Teología en la Universidad Urbaniana (Vaticano), personalidad meritoria de la Cultura del Ministerio de la Cultura, miembro honorario de la Academia de la Lengua, doctor honoris causa de la Universidad de San Marcos y autor del libro "El Sentido de las Dimensiones éticas de la Vida".