LA COLUMNA DEL DÍA: costos de la corrupción en nuestro país
Creado el Jueves, 2 de Marzo del 2017 09:36:00 am | Modificado el 06/10/2021 01:30:50 pm
En estos últimos años, los peruanos, y en especial, los que vivimos en la región Áncash, hemos sido testigos del accionar de bandas delictivas dedicadas al crimen y al asalto a ciudadanos y a empresarios. Sin embargo, existen otras bandas delictivas que no utilizan las armas blancas o de fuego para cometer sus fechorías, sino que estos utilizan otro tipo de herramientas y cuyos efectos no solo inciden en una o dos personas sino a toda una comunidad, me refiero a las bandas delictivas, porque así hay que llamarlas, compuesta por personajes del mundo político y empresarial. Últimamente, el caso de Odebrecht, Lava Jato han desatado toda una serie de conjeturas que está lacerando el mundo empresarial. Como señala Bernardo López en su blog “Plaza Pública”: “Ya no interesa disimular lo mal habido, todo lo contrario; parece ser que el estatus dentro de los grupos sociales se incrementa cuando huele a mal habido lo lucido”.
Estimados amigos y amigas, hay un proverbio latino que señala “El pez se pudre por la cabeza” y en inglés se dice también “A fish always rots from the head down”, y quiere decir que el pescado se pudre de la cabeza hacia abajo. Así estamos en el Perú, con expresidentes que están en el “ojo de la tormenta” en casos de corrupción y que le cuesta a nuestro país millones de dólares que los ciudadanos de estos tiempos y de las próximas generaciones tenemos que afrontar. Pero, no sólo es el aspecto económico en nuestra sociedad lo que se ve afectado, sino también, es el aspecto ético, moral. Una población que ve que sus gobernantes están inmersos en casos de corrupción, se ve desmoralizada al ver que el personaje en quien confió para que sea su gobernante, está inmerso en actos de corrupción.
Como en tiempos pasados, cuando solo bastaba la palabra para asumir un compromiso, las empresas serias, aquellas que tiene una cultura empresarial sólida, con valores, no desean inmiscuirse en estos delitos, como es natural, por eso se alejan o simplemente dejan que otras “empresas” participen en operaciones turbias donde pueden nadar como “pez en el agua” porque el sistema así lo permite.
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), un país con problemas de corrupción podría incrementar en 5 % su inversión privada fortaleciendo el marco institucional que protege a los inversionistas de estas prácticas. Además, el Foro Económico Mundial (WEF) estima que la corrupción encarece en 10 % el costo de hacer negocios, y en hasta 25 % el costo de celebrar contratos en los países en desarrollo. Finalmente, el WEF señala también que trasladar un negocio de un país con bajos niveles de corrupción a uno con medianos o altos niveles de corrupción es equivalente a un impuesto adicional del 20 %.
Como en algunas empresas, los extra costos, es decir aquellos costos que hace que el producto se vuelva caro, finalmente los paga el cliente, así también los extra costos, que no vienen hacer sino costos escondidos generados por la corrupción, los paga la sociedad, con servicios malos o productos malos como por ejemplo malas carreteras, malas construcciones que luego tienen que ser mejoradas debido a sus múltiples deficiencias.
Vivimos una época de decadencia moral, por eso estamos como estamos, con problemas de inseguridad, de males sociales, etc. Cómo se va a solucionar rápidamente estos problemas si aquellos que son los indicados para darle solución, están inmersos en actos de corrupción. Pero, como “no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista”, las tendencias económicas y sociales señalan que, a medida que haya un mayor control preventivo, concurrente y posterior en todo acto público o privado, menor serán las posibilidades de que haya corrupción. Para ello, juega un papel importante el accionar de la gente sana, niños, jóvenes, adultos que desean para ellos y las futuras generaciones algo mejor. También están las organizaciones e instituciones que no viven de la prebenda, de la dádiva sino del trabajo consciente de sus directivos y de sus miembros que sin necesidad de caer en la tentación de la corrupción saben que pueden hacer las cosas bien en beneficio de la comunidad.
*Felipe Llenque Tume
Pastdecano del Colegio de Licenciados en Administración (CORLAD Chimbote).
Foto referencial: Diario Cristal
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