OPINIÓN. Miopía presidencial
Creado el Jueves, 6 de Junio del 2013 06:29:55 pm
Las declaraciones del jefe de Estado a Correo, bastante desatinadas por cierto, solo pueden tener dos explicaciones lógicas. O al mandatario le importa nada la alarmante inseguridad en que vivimos o los canales de información entre él y sus representantes en Chimbote están tan contaminados de amarillo, que los horrendos crímenes terminan transformándose, camino a Lima, en algo así como un canto de sirenas.
Todo ello no debería llamarnos la atención si tenemos en cuenta que el principal autor de esa tonada es ahora el socio estratégico del mandatario, con quien bromea y se apapacha. Pensar que Ollanta prometió luchar contra la corrupción y hoy forma alianzas tácitas con ella.
Paradójicamente, uno de los que le habla al oído a Humala también es el responsable indirecto de la temeraria guerra de “chalecos” desatada por los cupos de “trabajo”. La protección de la que gozan los cabecillas de estas organizaciones delictivas es ordenada desde “arriba”, desde las más altas esferas del poder, donde se festinan los millones de la región más rica del Perú en obras sobrevaluadas. Por eso son intocables para una policía cómplice y corrupta.
Mientras tanto la impunidad sigue caminando con nosotros, cada vez más robustecida por un Poder Judicial, cuyos magistrados se capacitan en Estados Unidos con plata del gobierno regional, y un Ministerio Público pusilánime, acusado de presionar a sus fiscales para someterse a los intereses de quienes dirigen el destino de nuestro departamento. Así seguimos.
Y ese mismo señor también trata de hacernos creer que las decenas de muertes se solucionarán como por arte de magia con una declaratoria de emergencia. Soy una de las convencidas de que militarizar la ciudad y restringir los derechos ciudadanos no es la panacea, por ahí no va el asunto. Eso es facilismo puro.
Debería empezar primero por exigirle a su alcalde preferido que gestione algo tan simple como la línea telefónica de emergencia para recibir las denuncias de la ciudadanía. Ese fue uno de los acuerdos del plan del Comité de Seguridad Ciudadana que la municipalidad provincial debió ejecutar en febrero, pero hasta ahora no se ha hecho. Igual sucedió con el proyecto para la compra de un bloqueador de señal telefónica en el penal de Cambio Puente. Ambos duermen el sueño de los justos como muchas otras acciones.
Con esto confirmo, una vez más, lo que siempre me ha quedado claro, que nuestras autoridades están más preocupadas en llenarse los bolsillos que en la tranquilidad de los ciudadanos. ¿Acaso es mucho pedir que la policía haga su trabajo bien? ¿Acaso es mucho pedir que el Ministerio Público, con toda la logística que ahora posee y la gran cantidad de fiscales a su disposición, deje de hacer papelones liberando a delincuentes? ¿Acaso es mucho pedir que el Poder Judicial se lave la cara y dé muestras de un trabajo probo? Cuestión de voluntad. Nada más.
Patricia Cardoza Cribillero
Editora del diario Correo - edición Chimbote.