INFORME. San Marcos, un mendigo sentado en un banco de oro
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:33:29 pm
En este distrito de la serranía ancashina el famoso ‘chorreo’ ni siquiera gotea para las familias en condición de pobreza o pobreza extrema.
A unos diez minutos del centro de San Marcos vive Isabel Guerra en el centro poblado de Carhuayoc. Lleva puesto un sombrero negro, pollera y una alforja en la espalda. Acabo de llegar a su modesta vivienda justo a la hora de almuerzo. La mujer de 67 años alista su rústica cocina a leña para preparar la comida, esta vez solo hay un poco de papas y choclos para llenar el estómago. Isabel no habla castellano, pero entiende algunas palabras cuando converso con ella. “No hay trabajo, no hay trabajo”, responde en quechua y es lo único que logro comprender con bastante dificultad.
Isabel Guerra no sabe de cifras ni de números sobre la extracción minera, pero cree que su vida debió cambiar con la llegada de la empresa Antamina, algo que no ha sucedido para muchas familias. San Marcos es la contradicción de la vida misma, el humor negro hecho realidad. Es el distrito más rico del Perú, pero sus habitantes continúan padeciendo hambre y carecen de servicios básicos como agua potable y desagüe. Según los datos del Ministerio de Economía y Finanzas, en 2004 San Marcos apenas recibía 337 mil soles por concepto de canon, sin embargo, con la llegada de Antamina, en 2007 recibió la estratosférica suma de 211 millones de soles. Y hasta el año pasado se benefició con más de mil millones de soles para ejecutar obras y proyectos de desarrollo social. Sus pobladores, incluso yo, se preguntan cómo es que con tanta plata la gente continúa con los mismos padecimientos.
Para los pobladores de San Marcos hay una palabra clave en el atasco de desarrollo del distrito: corrupción. “Lamentablemente con tanta plata ha habido una corrupción desmedida… solo en perfiles e ideas de proyecto se han gastado 30 millones de soles. No hay saneamiento básico, tampoco proyectos autosostenibles para la agricultura”, explica Harón Osorio, alcalde de Carhuayoc. ¿De qué vive la gente?, pregunto. “De sus chacras y animales que criaron por suerte”, agrega la autoridad.
Lo que tampoco se entiende es que con tanto dinero haya varias obras paralizadas como la construcción de un pequeño estadio, un proyecto de defensa ribereña y un local comunal para un colegio de niños. “Esperemos que las autoridades tomen conciencia de la realidad que vivimos, es lamentable que habiendo posibilidades económicas con el canon minero no se dé prioridad a la educación”, declara con evidente molestia la profesora Sabina Herrera.
San Marcos era un pueblo pequeño con escasos 8 mil habitantes hasta antes del boom del canon minero, pero esa cifra se duplicó con la llegada de foráneos atraídos por los millones de soles tal como el oro atrajo a los españoles que saquearon el Perú durante la conquista.
“El alcalde solo da trabajo a su gente, y si no eres de su gente no te quiere. Hay gente que viene de Trujillo, de Chimbote y ellos manejan al alcalde”, comenta con indignación el chofer de colectivo Maglorio Vega. Mientras, el pasajero y agricultor Augusto Amado sostiene que en “San Marcos no hay futuro, cero desarrollo. No tenemos agua potable, tampoco hay riego para la agricultura a pesar de que hay esa millonada del canon. La gente dice que la han llevado (la plata) los que vienen de la costa con sus mañas”.
Ante la falta de proyectos sostenibles en el tiempo, los alcaldes que llegaron a la Municipalidad Distrital de San Marcos crearon el denominado “Plan Piloto” con el cual se daba trabajo temporal a la gente del campo. La idea era simple: pagar 750 soles quincenales a quienes barrían las calles o limpiaban los canales de regadío. Era una forma rápida de las autoridades de gastar los recursos que no podían por la carencia de ideas productivas. Sin embargo, ese tipo de trabajo generó que la gente deje sus labores agrícolas para obtener dinero de forma más inmediata. El “Plan Piloto” fue suspendido por supuesta corrupción, pero la gente espera que el nuevo alcalde lo reactive, de hecho actualmente es promesa electoral de varios candidatos.
Para algunos pobladores, San Marcos es como un pequeño Gobierno Regional de Áncash donde la corrupción, los testaferros y las obras mal ejecutadas se apoderaron de un distrito que tuvo la ocasión de lograr su desarrollo y la perdió. Bien decía el científico italiano Antonio Raimondi que el “Perú es un mendigo sentado en un banco de oro”. Lamentable realidad. Somos el país de las oportunidades perdidas.
Edwin Azaña Alejos
Periodista