Colapso e ineficiencia: El Niño amenaza a regiones devastadas por ciclón Yaku
Creado el Domingo, 19 de Marzo del 2023 10:58:35 am | Modificado el 19/03/2023 12:08:12 pm
Por: Magali Estrada, Fiorella Montaño, Abigal Díaz y Xilena Pinedo
Un reportaje de Ojo Público y RSD.
A seis años del fenómeno El Niño costero, que causó enormes daños en el Perú, y cuando la reconstrucción aún sigue inconclusa, las regiones del norte acaban de enfrentar las lluvias torrenciales, huaicos y destrucción del ciclón Yaku, un evento anómalo que no esperaban y que hasta la fecha provocó la muerte de 52 personas y la desaparición de otras cinco. Ahora, cuando todavía no se han recuperado y recién están saliendo de este último desastre, el Enfen acaba de indicar que existe un 50% de probabilidad de que desde el otro mes se presente un nuevo Niño costero.
En este contexto, las autoridades de los tres niveles de gobierno no cumplen con realizar las inversiones necesarias para prevenir y mitigar las emergencias. En los últimos cinco años los gobiernos regionales y municipios han tenido un promedio de ejecución de presupuesto menor al 70% para este tipo de obras. Tampoco hay avances en las obras de prevención a cargo de la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios.
La familia de Julio Damián Luna Guillén (44) nunca olvidará la noche del domingo 12 de marzo, cuando —él, su esposa y tres de sus hijos menores— quedaron atrapados en un islote del cauce del río Loco, en el distrito de Moro, en Áncash. Las lluvias de estos días incrementaron el caudal y generó un huaico que destruyó todo a su paso: la casa de los Luna Guillén y sus cultivos de palta no se salvaron. Y ellos, al intentar escapar, quedaron acorralados por las turbias aguas del río.
En su desesperación la familia grabó un video que enviaron a una de sus hijas que estaba fuera de la zona. “¡Auxilioooo, señores, no podemos pasar, somos cinco, el río Loco se ha aumentado, estamos en medio!”, clamó con un tono de lamento que casi se perdía debido al estruendoso sonido del río. Esa noche del domingo durmieron ahí, en ese islote acorralado por el agua, con miedo a ser arrastrados por la corriente. Solo al día siguiente fueron rescatados.
El distrito de Moro se encuentra a una hora y media de Chimbote. Como otros distritos de las regiones del norte y centro del Perú que han sido duramente afectados por las intensas lluvias asociadas inicialmente al ciclón Yaku, Moro también necesita ayuda urgente. Para estas zonas alejadas de Lima y de otras grandes ciudades es más difícil comunicarse y demandar ayuda pues, además de que han quedado aislados por el cierre de vías, muchos llevan días sin energía eléctrica.
También en Áncash, en la avenida Perú de la provincia de Casma, un río se desbordó e ingresó al corazón de esa ciudad. María Mariluz Naveda (44) escapó de su hogar, que en pocos minutos colapsó: toda la casa y sus bienes personales quedaron sumergidos en el lodo.
De acuerdo al reporte del Gobierno Regional de Áncash, al 16 de marzo, las intensas lluvias en la región afectaron a 9.104 personas, 1.838 de las cuales perdieron sus viviendas, que fueron destruidas por los huaicos, el ingreso de ríos e inundaciones.
Los habitantes de Tumbes, Piura, Lambayeque, La Libertad y Áncash han vuelto estar entre los más afectados. Solo en estas cinco regiones los damnificados suman miles. Las lluvias y los huaicos nuevamente destruyeron casas, arrasaron cultivos y dañaron infraestructura pública y privada. En decenas de distritos en estas regiones, desde el lunes, muchos sectores se han quedado sin el servicio de agua potable y energía eléctrica.
Han transcurrido seis años de El Niño costero que devastó las regiones del norte peruano, las lluvias por el ciclón Yaku han vuelto a destruir viviendas y servicios públicos en las mismas áreas, esta semana el Comité encargado del Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (Enfen) informó que el Perú pasó a estado de alerta ante la posible ocurrencia de este fenómeno y pronosticó más lluvias intensas entre abril y junio de 2023, pero las obras de reconstrucción en estas zonas aún no concluyen.
Luego del devastador impacto de El Niño costero, se destinaron millones para la reconstrucción. Sin embargo, un análisis realizado por OjoPúblico a la ejecución del gasto entre el 2018 y el 2022 expone que los gobiernos regionales no ejecutan de forma óptima el presupuesto destinado para la prevención de emergencias.
En promedio, durante los últimos cinco años, los gobiernos regionales han ejecutado el 62,3% de su presupuesto, pero los pliegos de La Libertad, Lima, Huancavelica, Piura, Tumbes, Pasco, Callao, Lambayeque, Ica y Huánuco han tenido una ejecución menor al 50% de este presupuesto durante al menos un cierre de año.
En el caso de los municipios, el promedio de ejecución de obras de prevención en los últimos cinco años llega al 68,5%.
Además de los gobiernos subnacionales, la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios no ha concluido las obras de rehabilitación de el Niño Costero del 2017 y solo ha ejecutado el 9% de lo destinado a soluciones integrales de gestión de riesgos y el 1% de lo correspondiente a obras de drenajes de la partida correspondiente a obras de prevención.
Otro duro golpe para los agricultores
El agricultor Santos Ledesma no solo perdió su vivienda en Áncash. Los huaicos también arrasaron con sus cuatro hectáreas de plantaciones de maracuyá y maíz. “Soy agricultor, vivo de la chacra, mantengo a mis hijos de la chacra, no me ha quedado nada, solo piedras”, dice, y llora de impotencia.
Los huaicos también sepultaron todos los cuyes que tenía en casa y le han arrebatado sus sacos de abono, insumo que este año elevó sus precios y que él con tanto esfuerzo había comprado.
Las lluvias asociadas al ciclón Yaku –que ahora ya está alejado de la costa– han vuelto a afectar la economía de los pequeños agricultores y han puesto en riesgo el abastecimiento de alimentos para los mercados, lo que podría generar un incremento de precios.
Solo en los valles del Santa, Lacramarca, Nepeña y otros, en Áncash, hay 20 mil hectáreas que están en grave riesgo de perderse.
Un enorme huaico producto de la activación de las quebradas de la parte alta de la provincia del Santa, la noche del lunes cruzó por varios tramos el canal Chinecas (una de las infraestructuras hidráulicas más importantes de la costa) y lo destruyó, dejando sin agua para el riego a miles de hectáreas de maíz, maracuyá y otros productos para el mercado local e internacional.
Pero no es la primera vez que ese canal sufre daños por los huaicos. Durante El Niño Costero del 2017 pasó lo mismo y su rehabilitación duró más de dos meses, generando pérdidas económicas cuyos cálculos hasta ahora no han sido determinados oficialmente. Ahora, por un evento anómalo como el ciclón Yaku y antes de que empiecen las lluvias asociadas al nuevo Niño Costero anunciadas para abril de este año, la infraestructura ya está nuevamente dañada.
La intervención en el reforzamiento de las partes críticas de esta obra hidráulica no ha sido considerada en los proyectos de soluciones integrales de la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC), que plantea megaproyectos en 17 ríos, cinco quebradas y siete drenajes para igual número de ciudades del norte del país.
Tampoco se consideró alguna intervención definitiva en el dren Cascajal, cuya misión es contener todo lo que arrasa los huaicos que cruzan el canal Chinecas, pero como casi siempre está colmatado y es muy angosto, siempre se desborda.
El presidente de la Junta de Usuarios del Santa, Eusebio Ramírez Li, consideró que si pronto no se restablece este último canal, también tendrán pérdidas millonarias.
“Tenemos que sacar plata de dónde sea para arreglar el canal. El Proyecto Especial Chinecas dijo que nos va apoyar, pero ya pasaron cuatro días y no hay signos de que empiecen… (Siendo así) somos 200 hombres que trabajaremos por nuestra cuenta para arreglarlo”, dijo el dirigente agrario a OjoPúblico.
En Tumbes, las precipitaciones ocasionaron el incremento del río Zarumilla, y ante la falta de mantenimiento en la defensa ribereña, el río se desbordó e inundó las plantaciones de limón y plátano. El presidente de la Asociación de Limoneros Corazón de Jesús del Valle de Zarumilla, Juan Arica Lavalle, sostiene que aproximadamente entre 40 a 50 hectáreas de plantaciones fueron afectadas.
“Imagínese que el agricultor compra una planta de limón a 10 soles, la cuida durante cinco años hasta que pueda dar frutos, ahora esa inversión que han hecho acaba de perderse”, precisó.
En la región Piura, el panorama también es desolador. El dirigente Félix Yovera Silva, miembro del Colectivo Ciudadano Bajo Piura para la Reconstrucción con Cambios, señala que miles de hectáreas de plantaciones se han perdido.
La cifra de afectados en la cuenca del Bajo Piura supera los 10.000 agricultores. “Los agricultores de este margen del río Piura han sido duramente golpeados. Entre los sectores de Catacaos y Cuta Mori tenemos entre 15.000 a 20.000 hectáreas afectadas, hablamos de siembras como el algodón, maíz, y frijoles variados que se destinan al mercado local y nacional”, dice el dirigente.
Las exportaciones de sandía y mango, que ya estaban listas para ser enviadas al exterior también se malograron. Las pérdidas son invaluables, no solo hablamos de semillas y fertilizantes, sino de esfuerzo, tiempo y esperanza de un futuro mejor.
Mientras, en los valles costeros de la región La Libertad más de 2.500 hectáreas de cultivos de maíz, caña de azúcar, palta, menestras, arroz, hortalizas y maracuyá también se perdieron por el deslizamiento de huaicos, según el reporte del director regional de agricultura del gobierno regional, Miguel Chávez Castro.
El funcionario señaló que ya están enviando información al Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) para activar el Seguro Agrario Catastrófico, un beneficio gratuito, financiado por el Estado, y así los más de 1.000 agricultores afectados puedan recibir el bono que les permita atenuar en algo las pérdidas económicas que les ha generado la destrucción de sus sembríos. Los agricultores de las demás regiones afectadas pueden hacer lo mismo.
¿Por qué la infraestructura agrícola –canales de regadío, puentes, defensas ribereñas, entre otros– no soportan los huaicos si fueron diseñadas supuestamente para resistir estos eventos climáticos?
Para Chávez Castro la infraestructura de riego actual y que se han venido reforzando en los últimos años ya no soportan estos eventos climáticos porque cada vez son más intensos y devastadores. “Este ciclón fue más fuerte que El Niño costero del 2017, a futuro la infraestructura de riego debe ser diseñada y trabajada para tener en cuenta fenómenos aún más severos“, acotó.
Sin embargo, Luis Málaga Linares, presidente de la Convención del Agro (Conveagro), sostiene que estos daños sí pudieron evitarse “si es que se hubiera ejecutado proyectos que mitiguen el impacto de la furia de la naturaleza”. “En la Reconstrucción con Cambios, creada por el presidente [Martín] Vizcarra, no se hizo nada. Eso debe investigarse”, enfatizó.
Aunque es temporada de lluvia y se podría pensar que las plantaciones no morirán, en la costa las precipitaciones considerables son bastante escasas y cuando se presentan —como la del lunes— más generan destrucción que beneficio.
El Centro Peruano de Estudios Sociales (Cepes) estima que ante las lluvias intensas y El Niño Costero, que esta semana pasó de estado de “vigilancia” a “alerta”, los cultivos en mayor riesgo son el arroz y el maíz, que podrían terminar inundados o con plagas por las lluvias.
La producción de papa, si bien podría verse beneficiada en la sierra centro por el aguacero, en la sierra sur hay riesgo de retraso de la campaña por lluvias menores a su promedió histórico.
El daño del sector agrario, a nivel nacional, ha sido devastador, así lo indica el responsable de la Dirección de Rehabilitación del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci), Erik Martín Cortijo Zárate, al señalar que 24.467,1 hectáreas de cultivos fueron afectados, mientras que otras 11.642 hectáreas de sembríos se perdieron.
Las lluvias que provocaron la activación de quebradas, deslizamientos de lodo y tierra, así como desborde de los ríos, también destruyeron la infraestructura de riego: 314.4 kilómetros de canales de riego quedaron inservibles, 190 puentes afectados, 117 puentes destruidos, 65,6 kilómetros de caminos rurales afectados y otros 7,1 kilómetros destruidos.
Baja ejecución de proyectos de prevención
El Gobierno Regional de Áncash cuenta con un presupuesto de S/23'084.013 destinado para la reducción de vulnerabilidad y atención de emergencias por desastres, pero hasta el momento solo utilizó el 1,9% del mismo en actividades de capacitación y preparación ante la emergencia, de acuerdo a lo informado en el portal de transparencia económica del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).
La creación del servicio de protección en riberas del río Casma en el sector Casa Blanca-Hualgayoc es una de las obras presupuestadas en esta partida que tiene nulo avance de ejecución de su presupuesto. Su expediente fue aprobado en el 2018 y cinco años después esta obra aún no se termina. En febrero pasado se solicitó la resolución del contrato del proyecto S/28 millones, por lo que quedó paralizado.
La deficiente ejecución de la partida de reducción de vulnerabilidad se repite en la gestión previa. Durante los cuatro años comprendidos en el periodo 2019 - 2022 el máximo nivel de ejecución que el Gobierno Regional de Áncash alcanzó fue del 63%, en el 2022 apenas se gastó el 57,6% de los S/32'177.484 destinados para la protección frente a emergencias climáticas.
La baja ejecución de la partida de reducción de vulnerabilidad se repite con otros gobiernos regionales. En el 2022 se destinó S/ 541'579.049 a 26 pliegos, solo seis de ellos lograron ejecutar más del 90% y cuatro gastaron menos del 50% de lo presupuestado para este fin.
El año pasado el gobierno regional de Pasco apenas ejecutó el 28,9% del presupuesto de S/ 12'618.435 destinado para este fin. Se trata del pliego con peor ejecución en este rubro en el 2022. Con el presupuesto de la región Pasco se programó la ejecución de 11 proyectos de inversión, pero en tres casos la ejecución fue del cero por ciento. Se trata de obras que se plantearon para proteger a la población del desborde de los ríos Santa Cruz, Iscozacin y de la inundación en el centro poblado de Chupaca.
Karla Gaviño, especialista en gestión pública indicó a OjoPúblico que la prioridad y liderazgo que los gobernadores dan a las obras de prevención y gestión de riesgos se ve reflejada en la ejecución de proyectos. Lamentó que la baja ejecución de esta partida sea un tema recurrente de varias gestiones y que exista la costumbre de actuar luego de un desastre y prever poco, más aún si se tiene en consideración que la alerta sobre lluvias fuertes en el periodo de verano fue dada desde el último trimestre del año pasado.
La principal afectación se ha producido en regiones de la zona costera del norte y centro de Perú, lo que ha motivado que 16 regiones sean declaradas en emergencia. El estado de excepción comprende a todos los gobiernos regionales que tuvieron una ejecución menor al 80% de su presupuesto destinado para la prevención, los cuales son: Tumbes (36,5%), Huancavelica (38,4%), Huánuco (43,4%), Piura (56,3%), Áncash (57,6%), Ica (59,1%), Arequipa (66,5%), Callao (73,4%) y Lambayeque (79,4%).
El presupuesto conferido a los distintos gobiernos regionales y municipalidades para la atención de emergencias se asigna a una partida de su presupuesto denominada Reducción de vulnerabilidad y atención de emergencias por desastres. Sin embargo, también se financia la atención de emergencias a través del Fondo para intervenciones ante la Ocurrencia de Desastres Naturales (Fondes).
La ley de presupuesto aprobada para el 2023 destinó S/ 8.805'133.892 a este fondo. De esta partida, se utilizan S/ 8.270'209.104 para intervenciones incluidas en el Plan Integral para la Reconstrucción con Cambios a cargo de gobiernos subnacionales, ministerios y la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC). Otros S/ 375'304.626 son destinados para actividades propias de la atención de emergencias, por parte de Indeci y los gobiernos regionales y municipales.
Así el 93,92% del presupuesto del Fondes está destinado para la Reconstrucción con Cambios, un proceso que inició en el 2017, con el objetivo de restituir la infraestructura dañada por el Fenómeno del Niño Costero que azotó a Perú en aquel año y construir infraestructura que prevenga los efectos de futuras emergencias climáticas.
El retraso de las obras de rehabilitación por el Niño Costero del 2017,generó críticas hacia la ARCC, entidad administradora de los recursos para la reconstrucción. Este jueves, la Comisión de Seguimiento al Proceso de Reconstrucción en las Zonas Afectadas por el Fenómeno del Niño Costero del Congreso aprobó el pedido para que la Comisión de Fiscalización investigue y sancione a los responsables de retrasos y presuntos malos manejos del fondo.
La principal crítica hacia la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios es que solo se llegó a ejecutar el 9% de las obras destinadas a soluciones integrales de gestión de riesgos y el 1% de las obras de drenajes. La institución adscrita a la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) tenía un presupuesto de S/5.446 millones para inversiones de prevención.
Este presupuesto comprendía intervenciones en 19 ríos ubicados en siete regiones. En Tumbes se presenta un avance de 31% en obras de prevención, en Lambayeque es el 23%, en La Libertad 25%, en Áncash 19%, en Ica 43%, en Piura 23% y en Lima 26%.
Karla Gaviño indicó que el proceso de la Reconstrucción con Cambios ha fallado y repitió la historia del programa Forsur, que fue creado para la reconstrucción de Ica por el terremoto del 2007. Señala que uno de los principales problemas que tuvo la ARCC es que cuando fue creada solo se encargaba de financiar proyectos, pero no había una articulación con los tres niveles de gobierno para realizar inversiones estratégicas de mitigación de riesgos.
"A partir del 2020 la ARCC deja de ser una entidad financiadora y pasa a ser una unidad ejecutora de inversiones, pero nuevamente se presentan desfases en la ejecución de obras, contratos resueltos y paralizaciones", señala la especialista. La continua rotación de cabezas en la autoridad también contribuyó en este punto, desde el 2017 se nombraron seis directores ejecutivos y dos encargados.
La Contraloría informó en su último reporte sobre obras paralizadas que un total de 190 obras enmarcadas bajo el marco normativo de la Reconstrucción con Cambios se encuentran paralizadas. El 49,6% corresponden al nivel nacional, el 10,2% son obras de los gobiernos regionales y el 40,2% corresponde municipios.
Lo que se viene: El Niño Costero
Los pronósticos para los futuros días, semanas, y años no avizoran un mejor escenario que el que atravesamos ahora. Grinia Avalos, subdirectora de la Subdirección de Predicción Climática del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (Senamhi), sostuvo que para los días que vienen se prevé que las lluvias continúen en el norte, en la sierra centro y sur, y en la Amazonía.
“Hay un aviso meteorológico que se esperan lluvias todavía para el 18 y 19 y se podría presentar nuevamente un episodio de lluvias importantes hacia finales de mes”, indicó.
Avalos recalcó que, en la Amazonía, las precipitaciones no están asociadas al calentamiento del mar, sino a la influencia de la humedad que viene de la zona amazónica y del atlántico. En cuanto al ciclón Yaku, informó que este ahora está bastante alejado de la zona costera, por lo que su efecto cada vez es menor.
No obstante, la especialista advirtió que la temperatura del mar todavía está caliente.
Las previsiones realizadas por el Senamhi se alinean con lo anunciado por el Comité multisectorial encargado del estudio nacional del fenómeno El Niño en Perú (Enfen) sobre la presencia de temperaturas cálidas entre marzo y abril que generarían lluvias superiores a lo normal hasta, al menos, junio de este año. El pasado jueves, esa comisión cambió su estado de “vigilancia de El Niño costero” a “Alerta de El Niño costero”.
De acuerdo con una nota técnica del Enfen, este estado se anuncia cuando consideran que el evento climático ha iniciado y se espera que se consolide el fenómeno El Niño costero.
No obstante, la ocurrencia de un fenómeno El Niño no debería ser cuestión de sorpresa a nivel internacional, pues, el primero de marzo, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) alertó de que es posible que este evento climático reaparezca. La institución precisó que la probabilidad de que ocurra entre abril y junio era del 15%; entre mayo y julio, del 35%, y para los meses entre julio y agosto aumentaba hasta 55%. Ese mismo día, el Enfen activó su estado de “vigilancia”.
Tal como se ha alertado sobre El Niño, las posibilidades de que las condiciones climáticas que estamos viviendo ahora ocurran se han advertido desde hace, al menos, nueve años. El quinto informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), publicado en 2014, alertó con incertidumbre sobre la posibilidad de que se presenten anomalías en las precipitaciones.
Un reporte más reciente presentado en febrero de 2022 por la misma institución halló con más certeza de que es probable que, a medida que el planeta se siga calentando, el ciclo del agua se intensificará. Es decir, habrá periodos de lluvias más intensas y en paralelo periodos de sequías de mayor intensidad.
“Allí se documenta un aumento tanto de los extremos húmedos como secos. En este momento, Lima está tropicalizada, por eso sentimos que el clima se parece a la selva. Eso [la tropicalización] lo venimos diciendo hace 10 años en el IPCC”, dijo Liliana Miranda, investigadora del IPCC y una de las autoras del informe “Cambio climático 2022: Impactos, Adaptación y Vulnerabilidad”.
Ante la innegable evidencia científica de que fenómenos naturales como El Niño y ciclones como Yaku se presenten en el país con mayor frecuencia e intensidad, existe la necesidad de que los gobiernos desarrollen estrategias de respuesta y de preparación ante estos eventos.
El escenario actual demuestra que los planes de infraestructura, reordenamiento territorial y preparación ante riesgos desarrollados por el gobierno central, los gobiernos regionales y locales no toman en cuenta el factor crisis climática en su implementación.
Por ejemplo, la recurrente destrucción de puentes ante el incremento del caudal de los ríos se explica, principalmente, por los parámetros establecidos en la normativa que se ha aprobado en el país. La Ley de Recursos Hídricos indica que la altura de los mismos se debe calcular teniendo en cuenta el caudal máximo extraordinario que pueda alcanzar un río. Sin embargo, el reglamento de esa ley modifica esa indicación y permite que la construcción se haga considerando el caudal máximo promedio.
“Los promedios nunca muestran el desastre. Todos los puentes se calculan por norma en base al caudal promedio hecho, específicamente, para que se rompan al siguiente día”, resaltó Liliana Miranda.
De acuerdo con los especialistas consultados, las características de las construcciones y el planeamiento de las ciudades constituyen la principal fragilidad del país que desencadena desastres como los que se presencian ahora. Grinia Avalos, del Senamhi, explicó que Perú es un país muy vulnerable a los cambios climáticos, debido a su topografía, pero sobre todo, debido al grado altísimo de vulnerabilidad y exposición al riesgo.
“Mientras no se tomen decisiones importantes de reordenamiento territorial, de trabajar articuladamente para encontrar soluciones integrales, o si siguen ocupando los espacios de cauces naturales, siempre va a haber afectación y pérdidas”, remarcó.
En esa línea, Fernando Lazares, director del Centro Peruano Japonés de Investigaciones Sísmicas y Mitigación de Desastres (Cismid), resaltó que la persona que asuma la presidencia del país y aquellos que toman los cargos de gobernadores deben conocer, antes de ser electos, los informes que realizan las diversas entidad científicas del país sobre las zonas que son más sensible a fenómenos naturales.
“Las diversas instituciones como la Autoridad Nacional del Agua, el Instituto Geológico Minero y metalúrgico, el Ministerio de Vivienda, Ministerio de Energía, Ministerio del Ambiente, entre otros hacen esos estudios en los que identifican qué eventos naturales y qué zona de una cierta ciudad va a ser afectada por este evento natural. Lamentablemente, las autoridades no lo toman en consideración para adoptar acciones de mitigación y prevención”, sostuvo.
Finalmente, Liliana Miranda destaca la importancia de reconocer la necesidad de confluir la gestión de riesgo de desastre y la adaptación al cambio climático para que el país no sea víctima de eventos previsibles.
“Es patético que Perú siga sufriendo de desastres con lluvias de cuatro a 15 mililitros en la costa y en la sierra, a 30 mililitros. Eso no ocurre en otros países ni siquiera en Ecuador que tiene las mismas lluvias y casi los mismos territorios. Nuestra vulnerabilidad es institucional. Es la crónica de un desastre recurrente en el cual se construye y reconstruye en zonas de riesgo. Son años de desidia e irresponsabilidad de sucesivos gobiernos”, concluyó.