Chimbote: si no sabes quién fue el “Loco Moncada”, esto es para ti
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:33:35 pm
El día que Miranda presentó su libro, el destacado actor nacional Américo Zúñiga Cárdenas se presentó disfrazado de este personaje, con su chiringo y su bolsa de red, cargando su palo con cabos de soguillas de nylon y usando un lenguaje florido con sonidos que llegaban al grito. Y con esos gritos que Moncada (encarnado por Américo) nos acusó de no haber combatido la contaminación que él había prevenido 50 años atrás. Pero lo peor fue decirle “loco” al único hombre que por esos tiempos tenía la razón.
—Ciriaco Moncada es un personaje importante y que permanece en la memoria de Chimbote. ¿Cree que hasta el momento se ha hablado muy poco de él?
—Lo que pasa es que anteriormente no había mucha información. Ciriaco era un personaje público, pero no se sabía cosas de su familia o cómo él se desempeñaba dentro de su entorno familiar…
—¿Qué ha tenido en cuenta para escribir este libro?
—Bueno, yo siempre quise escribir el libro. Desde niño me impresionó mucho el personaje. Siempre he creído que debe ser contada su historia. He tenido que conseguir la información. Tenía la voluntad, pero faltaba la información; la buscamos, pero igual era muy poco lo que encontré…
—¿Diría que es una propuesta interesante porque es un libro accesible al lector por el lenguaje sencillo que usa?
—Claro, el lenguaje es mayormente dirigido a los estudiantes de secundaria que son mi público objetivo, ya que no conocen a Moncada. Los que tienen menos de treinta años, nunca lo vieron, solo lo conocen por referencia de sus padres. Pero creo que con la lectura del libro podrán tener una idea más amplia de quien fue este personaje.
—Según la investigación que hizo, ¿cómo era el Chimbote de aquellos años cuando apareció la figura de Moncada?
—Bueno, cuando llegó Moncada –en el año 1952- Chimbote era una ciudad turística. Recién llegaba la industrialización, solo había una fábrica en `La Caleta´. En sí era una ciudad dirigida al turismo.
—“Moncada, el profeta de la ecología” me parece una crónica extensa que recorre la vida de un luchador social que reclama justicia por la naturaleza…
—Claro, esa información es nueva, porque antes de que la familia la revelara no teníamos noción de eso. No sabíamos –por ejemplo- que Moncada era una persona que amaba la naturaleza. Podemos decir que era naturalista: semivegetariano, no comía carnes rojas, nada artificial, tenía su propio huerto, sembraba sus propias plantas medicinales y frutales. Aparte, tenía un mensaje de no a la contaminación. También era artesano, hacía reciclaje y rehusaba las cosas. Todo eso nos da un concepto de ecologista. Pero hace cincuenta años, alguien que hablaba de eso -que no se contamine, que paren todo, porque va a venir un desastre ecológico- y lo tildaban de tonto o loco. De ahí viene su nombre el loco Moncada.
—Todos lo llamaban el “Loco Moncada”, no porque estaba loco de verdad, sino porque se vestía de forma extravagante (mujer embarazada, político) para llamar la atención con su discurso. Incluso, hay un episodio en su libro en el que un día se fue al cementerio para hablarle a los muertos.
—He conversado con psicólogos y sociólogos y se ha llegado a la conclusión que Moncada tenía una personalidad histriónica. Esto quiere decir que él trataba de destacar para poder llevar su mensaje (y eso lo referimos en el libro). Él hacía cosas estrafalarias para llamar la atención de la gente. Tenía un mensaje con expresiones muy directas y descarnadas.
—Su mensaje era directo y claro. Él quería que toda esa industrialización –originada por el boom pesquero– se venga abajo por el bien del medioambiente y del pueblo.
—Tal vez si hubiéramos hecho caso a lo que nos decía, nuestro medioambiente no estaría muy afectado como ahora…
—Se compadecía de la clase obrera y arremetía contra los ricos. ¿Organizó marchas o movilizaciones como lo ha hecho, por ejemplo, la ‘Tía Sarandonga’?
—Hubo una época en la que querían erradicar el barrio El Acero y él estuvo en las marchas. Él con su personalidad siempre llamaba la atención. Un día la policía logra arrestarlo y eso fue una injusticia contra él. Esto está narrado en el libro.
—Según su libro, Ciriaco Moncada decía de Chimbote lo siguiente: “Será destruido como lo fue el ‘templo de Éfeso’ el día que nació Alejandro Magno. Pero al igual que Éfeso será reconstruido pero en otro lugar al Sur”. Eso quiere decir que el ‘padre de la ecología’ pronosticó el nacimiento de Nuevo Chimbote…
—El libro se llama Moncada, el profeta de la ecología. La palabra “profeta” tiene dos acepciones en el diccionario. Una es: hombre de Dios. El otro se refiere a una persona normal que, basado en signos y señales de su entorno, puede ver que en el futuro se van a producir acontecimientos debido al momento actual que está viviendo una sociedad. Y eso fue lo que pasó con Moncada.
—Moncada era muy creyente en Dios, muy devoto de la fe cristiana, pero también criticaba la fiesta de San Pedrito. ¿Cómo describiría al Moncada religioso?
—Moncada era una buena persona. Y, como buen católico, todos los domingos, después del exorcismo que le realiza el cura, acudía a la iglesia. En los meses de octubre, él se colocaba su hábito del Señor de los Milagros…
—Muchos piensan que era pobre por su forma de vestir y su aspecto. Sin embargo, él era muy humilde, le gustaba vivir sin lujos, amaba mucho a su familia. Era un padre ejemplar.
—La vestimenta que tenía era de trabajo. Por el mismo trabajo de entrar a la fábrica, de buscar cosas que podían servir dentro de la basura. Eso no le permitía estar con una ropa normal. Hay que aclarar también que a él no le faltaba ropa, porque en realidad tenía treinta ternos –como está relatado en el libro– en su clóset. Los días domingos se colocaba su terno y sombrero y salía a pasear por las calles.
—¿Qué le diría si lo tuviera frente a usted?
—Moncada estaría hoy en contra de la corrupción. Desde el comienzo, como hombre de sabiduría, él hubiera interpretado rápidamente que iban a venir tiempos en los que la corrupción iba a estar en todos los niveles. Personalmente, le hubiera preguntado por qué siempre en sus discursos refería que los americanos tenían la culpa de todo.
—¿Y qué le diría al lector chimbotano antes de leer su libro?
—El objetivo es saber más de Moncada, pero en el libro también se desarrolla paralelamente la historia de Chimbote desde 1952, que es la fecha en la que llega Moncada. Él vivió todo lo que vivió nuestra ciudad: el puerto turístico, el boom pesquero, las migraciones, las invasiones, el incendio del barrio El Acero, el terremoto. Es decir, él es parte de todo Chimbote. Ahí se va retratando que en Chimbote existió un personaje que estuvo en contra de todo el proceso de contaminación que sufrió nuestra ciudad. Pienso que es un mensaje universal: en nuestras manos está la conservación de la naturaleza.
*Estudiante de Comunicación Social de la Universidad Nacional del Santa