Áncash: enseñan a mujeres a construir galpones y criar cuyes
Creado el Sábado, 18 de Diciembre del 2021 02:33:44 pm
La jornada se inicia muy temprano, antes de que aparezcan los primeros rayos del sol. Lucinda Rodríguez, su esposo Crisóstomo Palmadera y sus dos hijos se trasladan hasta su pequeña parcela, ubicada en la ladera de uno de los cerros del caserío de Ocshapampa, en el distrito de Pamparomás, región Áncash, para cortar el pasto que servirá de alimento a sus más de 500 cuyes. Es un trabajo que se repite todos los días para mantener el pequeño emprendimiento que se han convertido en el principal sustento económico de la familia Palmadera Rodríguez.
Mientras los niños juegan en medio del verdor de la subcuenca del río Loco, a 3640 metros de altura sobre el nivel del mar, con una filuda hoz Lucinda y su esposo cortan de un solo tajo montones de pasto.
“Toda la familia trabaja unida, pues si lo hiciera yo sola no me alcanzaría el tiempo para cuidar y alimentar a los cuyes. Tenemos que alimentarlos dos veces al día”, explica ella en su idioma materno, el quechua. Hemos necesitado de la ayuda de su esposo Crisóstomo para que nos traduzca lo que ella dice. Luego, padres e hijos regresan a la casa de adobe cargando sobre la espalda el alimento que permitirá un crecimiento saludable de los cuyes.
La crianza y venta de cuyes es una actividad muy rentable debido a que puede generar una ganancia neta del 100 % en muy corto tiempo. Para que tengan una idea, cultivar productos de panllevar o criar otros animales para el autoconsumo puede demorar varios meses e incluso años, en cambio el cuy está listo para la venta y consumo en apenas cuatro meses.
“La crianza de cuyes es como la caja chica de las familias altoandinas. Pero es importante conocer el manejo de su crianza, como la selección de reproductores y destete, para lograr una buena producción. También se debe tener un botiquín para hacer las respectivas curaciones”, explica el jefe de operaciones de la zona sierra del Servicio para el Desarrollo Integral Rural (SEDIR), Liberato Torre Albino.
El criadero de Lucinda Rodríguez cuenta con varias pozas en donde se separa a los ejemplares pequeños, a los reproductores y a los cuyes recién nacidos junto a la madre. Hay especies de las variedades Perú, Inti y Andino. La crianza de cuyes es parte de un programa de promoción de unidades productivas para la mujer andina que impulsa Sedir en el marco del proyecto de cooperación con el Servicio de Liechtenstein para el Desarrollo (LED).
FUERZA DE MUJER
La crianza de cuyes es una actividad pecuaria impulsada principalmente por la mujer rural que divide sus labores domésticas con el trabajo del campo. La mujer rural es una mil oficios que apenas tiene tiempo para el descanso.
“Mi esposa realiza un trabajo muy difícil. Ella cuida a los hijos, los alimenta, hace el aseo, trabaja en la chacra y también se da tiempo para cuidar a los cuyes. Los esposos solo trabajamos en la chacra, por eso valoro mucho el trabajo de mi esposa”, remarca Crisóstomo Palmadera.
Una historia similar se vive unos metros más abajo, en el caserío de Antaracá, donde Honorata Menacho Murga también se encarga de los quehaceres de su hogar y de la crianza de cuyes. Tiene un galpón amplio e iluminado para el buen cuidado de los pequeños animales.
“Alimentamos a los cuyes en la mañana y en la tarde. El dinero que ganamos en la venta lo invertimos para comprar víveres, ropa y para cualquier cosa que necesitemos”, menciona Honorata, quien también habla quechua.
La crianza y venta de cuyes es un emprendimiento que tiene un crecimiento sostenido. Muchos restaurantes del país, principalmente en provincias y en distritos como Moro, ofrecen cuy como plato bandera que genera identidad. Y mientras más personas consuman cuy se generará más posibilidades de mejorar la economía de miles de peruanos de las zonas rurales que los crían. (RSD Noticias).