Creado el Jueves, 22 de Marzo del 2012 02:28:08 pm

ES VERDAD aunque usted quiera hacerse el ‘loco’. A pesar de que se ducha todos los días sin cerrar la llave al enjabonarse, deja abierta su manguera por horas para regar su jardín y cada año juega carnaval en febrero con sus vecinos, y no siente que pase nada: el agua falta. Si usted puede darse el lujo de desperdiciarla es porque pertenece a esa minoría que tiene acceso a ella. Pero en el mundo, en el país y en Chimbote la mayoría de humanos vive pensando cómo será eso de tomar agua directamente de un caño.

Así lo prueban los estudios. El año pasado la Defensoría del Pueblo informó, a través de su Adjuntía para el Medio Ambiente, Servicios Públicos y Pueblos Indígenas, que solo el 78,3 por ciento de los peruanos tiene acceso al agua. Este dato se vio reforzado con un estudio publicado este año que midió las oportunidades de los niños de Latinoamérica para salir del subdesarrollo. La investigación, titulada “¿Está parejo el piso para los niños del Perú?”, coloca a nuestro país en el puesto 14 en cuanto al acceso al agua potable de una lista de 18 países. La investigación encontró además que las áreas rurales son las que menos acceso tienen.

Juana no vive en el campo pero sí en una invasión de Nuevo Chimbote y padece la falta del agua. Dos días por semana ella debe perseguir el camión cisterna por las calles de arena de su pueblo con sus baldes y latones y cuidar con celo extremo que el líquido no se acabe ni se ensucie. Para ella, el agua no solo tiene una importancia biológica sino también social. Sabe que sin ese recurso su familia no se alimentará bien, sus hijos enfermarán, no estudiarán correctamente, no conseguirán buenos trabajos y no lograrán salir de ese cerro en el que viven ahora. Todo por no tener agua.

El problema con Juana y otros miles en su misma situación es que no tendrán agua potable hasta que Sedachimbote consiga ampliar su cobertura y ello no sucederá en el corto plazo. Según la empresa paramunicipal se requiere una inversión de S/. 110 millones para construir una planta de tratamiento adicional que dotaría de agua potable a 20 mil familias más de Nuevo Chimbote. Pero aún si ello sucediera, aún quedan muchas más que no tienen agua en sus viviendas y beben líquido elemento de pozo y en pésimas condiciones.

NO DERROCHEMOS

Pero ¿cómo podemos ayudar quienes sí tenemos agua potable a aminorar el problema? El jefe de la Oficina de Comunicaciones de esta empresa, Tito Reynalt Coral.Mientras, lo dice con claridad: por lo menos evitemos derrochar el agua.

“Se invierten millones en llevar el agua hasta una vivienda y el usuario debe cuidarla (…) Hasta el 2009 había pérdida de agua del 49% y a la fecha estamos en un 46%. Cambiar la actitud de la gente muy difícil; hemos hecho pasacalles, concursos, campañas educativas y de reparaciones, pero el chimbotano es muy terco”, afirma.

El funcionario asegura que si se usara correctamente el agua, se podría dar a quienes no la tienen o ampliar el servicio para quienes lo tienen restringido. “No solo es necesario producir más agua sino saber usarla”, sentencia. Y tiene razón.

Jorge Curibanco

Centro de Informaciones CECOPROS.

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