Sabías que?
Creado el Viernes, 16 de Septiembre del 2016 02:34:49 am
EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL
AMORIS LÆTITIA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
159. La virginidad es una forma de amar. Como signo, nos recuerda la premura del Reino, la urgencia de entregarse al servicio evangelizador sin reservas (cf. 1 Co 7,32), y es un reflejo de la plenitud del cielo donde « ni los hombres se casarán ni las mujer tomarán esposo» (Mt 22,30). San Pablo la recomendaba porque esperaba un pronto re- greso de Jesucristo, y quería que todos se concen- traran sólo en la evangelización: « El momento es apremiante » (1 Co 7,29). Sin embargo, dejaba claro que era una opinión personal o un deseo suyo (cf. 1 Co 7,6-8) y no un pedido de Cristo: « No tengo precepto del Señor » (1 Co 7,25). Al mismo tiempo, reconocía el valor de los diferen- tes llamados: « cada cual tiene su propio don de Dios, unos de un modo y otros de otro » (1 Co 7,7). En este sentido, san Juan Pablo II dijo que los textos bíblicos « no dan fundamento ni para sostener la “inferioridad” del matrimonio, ni la “superioridad” de la virginidad o del celibato »166 en razón de la abstención sexual. Más que hablar de la superioridad de la virginidad en todo sentido, parece adecuado mostrar que los distintos estados de vida se complementan, de tal manera que uno puede ser más perfecto en algún senti- do y otro puede serlo desde otro punto de vista. Alejandro de Hales, por ejemplo, expresaba que, en un sentido, el matrimonio puede considerarse superior a los demás sacramentos, porque sim- boliza algo tan grande como « la unión de Cristo con la Iglesia o la unión de la naturaleza divina con la humana ».167