«Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad.»
Creado el Martes, 31 de Enero del 2017 10:16:29 am | Modificado el 11/10/2021 04:38:32 pm
Marcos 5:21-43
21Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22Llega uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle, cae a sus pies,23y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva.»24Y se fue con él. Le seguía un gran gentío que le oprimía.25Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años,26y que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor,27habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto.28Pues decía: «Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré.»29Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que quedaba sana del mal.30Al instante, Jesús, dándose cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»31Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te oprime y preguntas: "¿Quién me ha tocado?"»32Pero él miraba a su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33Entonces, la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad.34El le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad.»35Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la sinagoga unos dicendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya al Maestro?»36Jesús que oyó lo que habían dicho, dice al jefe de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe.»37Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago.38Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes alaridos.39Entra y les dice: «¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no ha muerto; está dormida.»40Y se burlaban de él. Pero él después de echar fuera a todos, toma consigo al padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde estaba la niña.41Y tomando la mano de la niña, le dice: « Talitá kum », que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo, levántate.»42La muchacha se levantó al instante y se puso a andar, pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de estupor.43Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y les dijo que le dieran a ella de comer.