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Unidad, don de Dios, Catequesis
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:25:22 pm
y dedicó su catequesis a la oración sacerdotal que el Señor pronuncia antes de su Pasión. El Santo Padre recordó en su catequesis que Jesús intercede por los discípulos, consagrándolos enteramente a Dios para enviarlos a la misión que les confía y ora por todos aquellos que creerán mediante este envío, que se prolonga en la historia a la vez que suplica para ellos la unidad, entendida como don de Dios que sólo puede tener lugar en la comunión trinitaria. Antes de concluir la Audiencia General y tras saludar a los grupos presentes provenientes de Italia, el Papa dedicó un pensamiento afectuoso a los jóvenes, enfermos y recién casados, haciendo alusión a la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos indicó que ésta nos ofrece la oportunidad de reflexionar sobre nuestra pertenencia a Cristo y a la Iglesia. Y citamos: “Queridos jóvenes, confíen en las enseñanzas de la Iglesia, finalizadas a su crecimiento integral. Queridos enfermos, ofrezcan sus sufrimientos por la causa de la Unidad de la Iglesia de Cristo. Y ustedes queridos recién casados, eduquen a sus hijos según la lógica del amor gratuito, sobre el modelo del amor de Dios por la humanidad.TEXTO CATEQUESIS Y SALUDOS DE BENEDICTO XVI AUDIENCIA GENERAL 250112
Queridos hermanos y hermanas:
La catequesis de hoy está dedicada a la oración sacerdotal que el Señor pronuncia antes de su Pasión. En ella, y evocando la fiesta judía del Yom kippùr, Jesús se presenta como Sumo Sacerdote que pide por sí mismo, por los sacerdotes y por el pueblo y, a la vez, como la víctima que se ofrece al Padre en expiación. En primer lugar, pide para Él la glorificación, invocando al Padre para que acepte su sacrificio. Después, intercede por los discípulos, consagrándolos enteramente a Dios para enviarlos a la misión que les confía. Por último, Jesús ora por todos aquellos que creerán mediante este envío, que se prolonga en la historia. Suplica para ellos la unidad, entendida como don de Dios que sólo puede tener lugar en la comunión trinitaria. De ese modo, inaugura la Iglesia que se define como pueblo enviado, consagrado, llamado al conocimiento de Dios y nacido en la cruz.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular, a los grupos provenientes de España, México, Chile y otros países latinoamericanos. Invito a todos a orar como nos enseña Jesús, pidiendo a Dios que manifieste su voluntad en nuestras vidas, nos consagre y abra nuestro corazón al mundo y a la misión. Que el don de la unidad que esta Semana hemos suplicado con insistencia nos ayude a dar razón de nuestra esperanza ante los que nos rodean. Muchas gracias.